Mucho camino queda por recorrer para que las mujeres que se han dedicado en exclusiva a la educación y crianza de sus hijos, así como a las labores de su hogar, tengan de verdad la plena libertad de poder separarse o divorciarse de sus maridos.
Me explico, si a día de hoy una mujer casada, con hijos, que no ha trabajado fuera de su hogar, es decir, se ha dedicado en exclusiva a las tareas de su casa, crianza y educación de sus hijos..., se quiere separar o divorciar de su marido, le quedará como mucho una pensión compensatoria que no le llegará ni para malvivir. Lo más seguro, que dicha pensión compensatoria con el paso de los años (unos dos años) la pierda. No es justo que esto esté ocurriendo y que haya mujeres que no se puedan separar de sus maridos y tengan que seguir viviendo con ellos sin quererlos, o incluso, siendo maltratadas, porque la cantidad de dinero que les queda es una autentica miseria. Tampoco hay que olvidarse de todas aquellas mujeres que habiéndose dedicado a sus hijos, así como a las labores del hogar, las dejan sus maridos por los motivos que sean y se quedan en una situación de precariedad absoluta.
El Estado y los Ayuntamientos, igual que dan múltiples ayudas para tantas cosas, por poner un ejemplo, para la tauromaquia, lo que considero que es un auténtico maltrato animal, y así lo considera también la Organización de las Naciones Unidas (ONU), deberían de darle una pensión digna a todas aquellas madres que se han ocupado de criar y educar de sus hijos, y que estando desempleadas, se quieran separar de sus maridos por los motivos que sean.
A los políticos se les llena la boca cuando hablan de todos los derechos que se están consiguiendo para las mujeres, pero la realidad, el día a día, es muy diferente, muchas mujeres lo pasan fatal por las consecuencias directas de una mala política hacia ellas.
Hay que reconocer que algo se está avanzando en lo relacionado con el maltrato hacia de las mujeres y en otras cosas más, aunque queda un larguísimo camino por recorrer en el que se tiene que implicar también toda la sociedad en su conjunto, y principalmente, tiene que imperar una educación en igualdad de géneros tanto en el ámbito familiar, colegios, así como en la sociedad en general.
Para evitar males posteriores, se debe educar a las niñas desde muy pequeñitas para que no aguanten ni un sólo maltrato, acoso, desprecio, etc., hacía su persona, así como para que lo pongan en conocimiento de sus padres, maestros, autoridades… contra antes mejor.
Las mujeres, son tan inteligentes como los hombres o más (en las universidades ya son mayoría), y así lo demuestran día a día, lo que único que falta es les den las mismas oportunidades que a los hombres en todos los ámbitos de la sociedad. También es fundamental, para que luego no se vean en inferioridad de condiciones, que desde pequeñitas sean educadas para que no dependan económicamente y emocionalmente de nadie, que tengan libertad absoluta de elección.
Los niños deberían de ser educados para que sepan, ya desde muy pequeños, que tienen los mismos derechos y obligaciones, ni uno más ni uno menos, que cualquier otra persona de otro género. Y que tienen la obligación de respetar a los todas las personas, sean del género que sean.
Y volviendo al tema, como decía antes, se debería de tener muy en cuenta que hay muchas mujeres que se han quedado en sus casas cuidando de sus hijos y haciendo las labores domésticas porque así lo eligieron ellas, o porque su pareja así lo quiso, o simplemente porque no tenían trabajo. No nos podemos olvidar que hace relativamente poco tiempo las mujeres no tenían oportunidades para poder estudiar o trabajar, ya que eran unos tiempos en que imperaba que la mujeres se quedaran en casa y se ocupasen de las labores del hogar. Ahora esas mujeres, que en su día no trabajaron fuera del hogar por los motivos que sean, muchas de ellas obligadas por sus maridos, y que se dedicaron enteramente a la educación a sus hijos, se ven muy perjudicadas si se quieran separar de sus parejas, pues la pensión compensatoria que les queda, como decía anteriormente, las deja en una situación muy precaria.
Se podría decir que tener que convivir por motivos económicos sí o sí con un marido que ya no quieres, por los motivos que sean, también es un maltrato. ¿En este caso en concreto quién es el maltratador? Yo diría que es el Estado deja abandonadas a esas mujeres por no tener prevista una pensión digna para ellas, como mínimo, hasta que encuentren un trabajo, todo ello en el caso de que estén en disposición de poder entrar al mundo laboral. En el caso de que no puedan incorporarse al mundo laboral, el Estado les debería de dar una paga digna para toda su vida, ¡qué bien que se la merecen!