La asociación Ayuda a Migrantes en Situación Vulnerable (AMSV) cifra en 1.000 las personas desaparecidas en los últimos tres años en su intento de cruzar las fronteras terrestres o marítimas para llegar a Europa. Miles de marroquíes que han dejado a madres, padres y hermanos, desesperados por conocer el destino de sus seres queridos para darles una sepultura digna acorde a su cultura.
Unas cifras que no puede dejar indiferente a nadie, porque el dolor sólo es indiferente para los malvados e insolidarios y afortunadamente el mundo está lleno de gente buena, aunque la maldad tenga más repercusión mediática. Gente buena capaz de dedicar su tiempo para ayudar e informar a esas madres desesperadas. Gente buena que, de forma anónima, intenta conocer la identidad de los desaparecidos con la sana intención de buscar a sus familiares para informarles.
Las cifras de marroquíes muertos las aporta la asociación marroquí Ayuda a Migrantes Vulnerables en una protesta realizada en Rabat por 70 familias llegadas de todos los puntos del país. Una concentración que trata de sensibilizar a las autoridades de la necesidad de simplificar y acelerar los procesos de identificación de los muertos, llevar a cabo el proceso de ADN y permitir a las familias de desaparecidos obtener visas para buscar a sus hijos.
Nada de lo que piden es descabellado, ni están intentando entrar en Europa aprovechando la muerte de un familiar. Es una petición que nosotros haríamos si desapareciera nuestro hijo en cualquier lugar del mundo. Nadie puede ver mal esta protesta reivindicativa y el que lo vea mal, debería mirarse el alma porque tiene alguna grieta que debería curar.
"Miles de marroquíes que han dejado a madres, padres y hermanos, desesperados por conocer el destino de sus seres queridos para darles una sepultura digna acorde a su cultura"
Hablando de grietas, resulta curioso que en los comentarios de El Faro aparezca una persona identificada como ‘JJ’ comentando: “Pero no piden responsabilidad a Marruecos; además hay otra que, identificado como ‘Harto de Aguantar’ comenta: “Pues si no dan señales de vida… Blanco y en botella… ¿pero a su gobierno no le piden nada?”.
Despachar un asunto tan terrible con estos comentarios además de inapropiado parece un poco simple y cruel. Seguro que esas madres no tienen recursos, ni preparación, ni se da la situación social y familiar para reclamar nada a su gobierno. Sin embargo, han tenido la valentía y la dignidad de desplazarse de distintos puntos del país con muy pocos recursos para mover conciencias que abran alguna puerta para localizar a sus hijos.
Desde estas líneas mi solidaridad, respeto y cariño para esas madres valientes que no descansan en el propósito de buscar a sus hijos. Mujeres, da igual de la nacionalidad que sean y en el lugar del mundo en que se encuentren, que se funden en un objetivo común: encontrar a sus hijos, porque las madres no tienen nacionalidad cuando se trata de buscarlos.