Llegó el verano y los momentos más relajantes, en mi opinión, son la nocturnidad. Es cuando da gusto quedar con los colegas y buscar un lugar tranquilo y fresquito. Lejos de la contaminación, tanto debido a los vehículos, como acústica, como también de la lumínica. Hay todavía lugares que tienen todos estos signos.
El monte, como las cabras tiran, es el lugar mágico. Para los amantes de la naturaleza sin duda es donde daría todo lo que tenemos para poder estar en ese paraje. La naturaleza. Allí hemos estado muchas veces. Acompañados con nuestros mejores amigos o amigas. Los buenos momentos siempre revolotean por nuestra imaginación.
Son los recuerdos de esos instantes que ahora deseamos y añoramos.
Tuve un sueño muy bonito que consistía en: observar en nuestro cielo a un águila.
Era un espectáculo impresionante esa majestad del aire dando un paseo delante de mi vista. Se observaba claramente como miraba desde la inmensidad hacia el suelo.
Esa vista tan espléndida que muchas veces hemos escuchado: tener vista de águila.
Allí se me estaba demostrando.
Yo desde mi pequeño refugio en el suelo tumbado en una silla y a la sombra, para refugiarme del sol tan malo que estamos padeciendo y que puede provocamos muchos males en nuestro organismo, veía como los pequeños animales se escondían de la amenaza que existía en el aire. Vi incluso a una pequeña ardilla levantar su cabecita y mirar al cielo y salir corriendo hacia su cueva y durante el trayecto se escuchó como si fuera unos gritos de advertencia. Yo me puse en forma traductor y creo que puedo decir con esas estridencias: Esconderse viene el águila.
En pocos segundos se paso de escuchar cantos de pájaros y un continuo chillar de las chicharras a un inquietante silencio.
Se percibía el miedo en el ambiente.
Todos parecían que estaban haciendo una pequeña apuesta: ¿A quién le tocará hoy?, en ser el almuerzo de esta estrella del firmamento. Fue un sueño que estaba ligado a la naturaleza y también traspuesto a la infinidad de nuestro firmamento. Pero de noche es diferente.
Aunque prima buscar un lugar donde poder estar bien a gusto, sea con la ayuda de una silla o tumbado en el césped ayudado por una mochila puesta a manera de almohada. Lo principal es sentirse cómodo, a gusto, tranquilo y bien acompañado de tus amigos. Y si pedimos un poco más de algo fresquito que sacie la sed de una noche de verano.
Y si encontramos un espectáculo como se nos presentará el próximo día 12 de agosto con las perseidas, mucho mejor.
Sólo os pido dos cosas: Ser respetables con la naturaleza y cuando se termine nuestro relax recoger todo y dejarlo como lo hemos encontrado y, lo segundo, utilizar la mascarillas.
No hay que olvidarse de esta pandemia mundial que tenemos encima hoy en día: el COVID-19.
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