M e desperté con la noticia: Juan Carlos Pérez, secretario general de la UGT, había fallecido.
Cuesta reaccionar y ordenar las emociones: tragar saliva, aguantar las lágrimas, buscar información de lo sucedido, llamar a los compañeros, ir a las redes sociales.
De repente, comienzan a pasar imágenes, conversaciones, congresos en los que hemos coincidido. Rememorar su voz, la ternura que expresaba cada vez que le decía “me gustaría hablar contigo, tengo que comentarte una idea o tenemos un café pendiente”.
Nos saludábamos en todos los actos que coincidíamos; una mirada, un apretón de manos, una charla de 30 segundos en la que siempre nos emplazábamos para hablar de la vida, de la lucha, de la ilusión, de los proyectos y de tantas batallas pendientes con las que había que lidiar.
Juan Carlos Pérez era un sindicalista comprometido, una esas personas que demuestran la necesidad de estar unidos a la hora de la verdad pese a cualquier discrepancia interna. Creía en el diálogo y en el consenso, en alzar la bandera de la confraternización sindical de todas las organizaciones como punta de lanza de la clase trabajadora. Era luchador incansable en la defensa de los derechos de los trabajadores.
Juan Carlos accedió al cargo de secretario general de la UGT en el año 2016.
Trabajó desde la base, nunca ejerció el cargo desde su despacho, no quiso alejarse de la calle y de la realidad del aquí y del ahora.
Juan Carlos contaba con el cariño cercano de la gente, mostraba su empatía a la hora de ponerse en el lugar de los demás y sabía escuchar, analizar propuestas y decisiones con su equipo, aunque, de alguna manera todos y todas formábamos parte de su equipo.
Ejercía un inquebrantable esfuerzo en la dedicación al servicio público y una extraordinaria habilidad para para tender puentes entre diferentes sectores de la sociedad.
Pensó en Ceuta y vio que todos los logros dependían de una cadena formada por afiliados, organizaciones sindicales, políticos, empresarios e instituciones.
La Unión General de Trabajadores se convertiría en un motor para impulsar derechos, mejoras, defensa de los colectivos más vulnerables.
Estuve a su lado un 14 de abril, en un homenaje a los ugetistas represaliados y asesinados en la dictadura. Con el puño en alto cantamos la internacional.
Me recordó que Somos los que estuvieron, los que estamos y los que estarán. No podemos dar ni un paso atrás. No hay que olvidar, me decía, que un derecho se tarda mucho tiempo en conquistarlo pero se puede perder en un instante, nada está ganado definitivamente.
"Agrupémonos todos
En la lucha final
Y se alcen los pueblos con valor
Por la Internacional".
COMPAÑERO. JUAN CARLOS PÉREZ ¡PRESENTE!
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