Los taxistas protagonizaron en la noche de ayer una concentración en la explanada de Juan XXIII. Y aunque la protesta era muy concreta ya que se sienten discriminados por parte de las autoridades en los atascos que se forman en la N-352, dado que la Benemérita escolta a los autobuses para que salgan del atolladero cuando se forman los mismos y a ellos no, lo cierto es que su malestar puede extrapolarse a cualquier ciudadano, dada la desidia que rodea un asunto al que las autoridades son incapaces de dar una solución. Los taxistas protestan no solo por la discriminación que sufren, sintiéndose desamparados siendo un servicio público con el mismo derecho que el autobús, sino también porque encima son sancionados y multados si circulan detrás de estos vehículos. El sector del taxi en Ceuta es muy peculiar y además cuenta con una serie de particularidades que le hacen absolutamente diferente a sus compañeros de cualquier ciudad peninsular. El limitarse únicamente a los 20 kilómetros cuadrados de Ceuta supone un handicap importante. No olvidemos tampoco que tenemos unas tarifas que son de las más baratas de España, tal y como se demuestra en todas las estadísticas que se publican, y que este sector sufre un daño constante ejercido por los piratas, que les arrebatan el escaso mercado que deben repartirse entre los 118 vehículos. Parece que a las autoridades se les olvida que el taxi es también un servicio público al igual que los autobuses y no se debe establecer diferencias entre unos y otros. Los autobuses cargan a decenas de pasajeros, los taxistas a menos, pero unos y otros deben cumplir con su cometido: llevar al cliente a donde éste les dice, sin discutir la manera y garantizando que pueden trabajar sin trabas. Esto, sencillo de entender, no está siendo así. Los profesionales del sector, hartos de llamar a las puertas de las autoridades pidiendo un apoyo, han tenido que hacer la primera protesta pública, aunque advierten de que vendrán más, muchas más, porque esta situación es ya insostenible. En el fondo, aunque los taxistas protestan por una circunstancia determinada, subyace ese descontrol en que se ha convertido la N-352 con los casi permanentes atascos como consecuencia de la frontera y con unas autoridades que están siendo absolutamente incompetentes a la hora de gestionar. Ahí radica el verdadero problema, en no encontrar soluciones al caos circulatorio, ni tampoco dar la cara ante una problemática que sufre toda la ciudadanía en su conjunto.