En el caso de marras, tras el aviso del vigilante del barco, los policías portuarios interceptaron al joven y comprobaron que se trataba de un ciudadano sirio que acababa de entrar horas antes en Ceuta colándose por la frontera del Tarajal. Lo primero que había hecho era ir al puerto para intentar colarse en el buque. No es el primer sirio que lo intenta y lo consigue. Las fuerzas de seguridad tienen constancia de, al menos, cuatro fugas, entre ellas las de tres menores que a punto iban a cumplir la mayoría de edad y se escaparon ocultos en camiones. Todas ellas marcadas por la temeridad y el afán de marcharse de la ciudad toda vez que las salidas del CETI resultan complicadas de lograr si eres peticionario de asilo.
Esta información se conoce entre el colectivo de sirios, así que no extraña situaciones como la de la pasada madrugada, de un inmigrante que nada más colarse en la ciudad busca marcharse de Ceuta por la ‘otra frontera’, la del puerto.
En Marruecos se calcula que puede haber un millar de sirios asentados en las zonas más próximas a Ceuta y Melilla, tanto en Tetuán como en Nador.
Pasan por las fronteras con pasaportes marroquíes falsificados o bien ocultándose en los vehículos que atraviesan las fronteras, procedimiento este último que puede costar hasta 15.000 dirhams (unos 1.300 euros).
El CETI, repleto de familias y con 26 niños sirios
El mayor problema al que se está enfrentando el CETI es a la entrada de menores sirios. En total ya son 26 los que están en el centro, cifra a la que se añaden 43 hombres y mujeres, muchos de ellos matrimonio. Esos niños tienen que estar acogidos intentando cumplir las directrices del Defensor del Pueblo, de ahí que se están haciendo gestiones para cumplir con las normativas atendiendo de forma preferente a las familias. En el caso del menor de 13 años que llegó al centro en donde ya estaba su familia, se ha sabido que consiguió entrar con otros adultos, con documentación falseada. Quedan más miembros esperando en Marruecos.