Los Regulares de Ceuta y Lachare, en Beni Arós

Cuando Primo de Rivera se sublevó el 13-09-1923 e implantó la Dictadura, en principio, su mejor solución para el problema de Marruecos la vio en replegar las tropas españolas desplegadas en todo el territorio marroquí a la línea Larache-Tetuán-Ceuta-Melilla. Él soñaba con poner a España a la altura de otras potencias europeas más avanzadas, pero se dio cuenta de que nuestro país no tenía recursos económicos para

realizar tan difícil empresa, sobre todo, por las cuantiosas sumas de dinero que gastaba en Marruecos. El Dictador viajó al Protectorado y expuso su plan de repliegue de tropas, encontrando una fuerte oposición militar; pero ello no le hizo desistir y el retroceso de fuerzas comenzó, aunque pronto se persuadió de que había cometido un grave error, porque los  rifeños se envalentonaron al creer que España había perdido la guerra y se retiraba, y atacaron despiadadamente a nuestras tropas al replegarse, perdiendo muchos miles de vidas además del territorio que antes tanta sangre española y sacrificios había costado ocuparlo. Ello obligó al General a cambiar de estrategia y, aprovechando que el cabecilla Abd El-Krim también se equivocó al atacar a los franceses, negoció con Francia para establecer una más fuerte alianza que aunara esfuerzos y beneficiara a ambos países. Fruto de aquella nueva “entente cordiale” fue el desembarco conjunto de Alhucemas el 8-09-1925, aunque con clara mayoría de tropas españolas de 13.000 hombres, entre ellas, las de élite, la Legión y Regulares, que tanto cooperaron a la victoria. Nuestros soldados derrotaron en la zona Oriental a los rifeños. Y luego se impulsó la campaña en la zona Occidental.
 El ejército de Abd El Krim contaba en la zona con una serie de posiciones que eran casi inexpugnables, dado que se trataba de una cadena montañosa con grandes altitudes, abruptas, escarpadas y con espeso arbolado, que bordeaban Larache, Arcila, alcazarquivir, etc, y permitía a los rebeldes dominar desde arriba y disparar a placer hacia abajo desde donde las tropas españolas debían escalar las alturas. De aquellos rebeldes dijo el Mariscal francés Pétain: “Los rifeños constituyeron el más potente y mejor armado enemigo que tuvimos en nuestras tropas coloniales”. En una de estas alturas del Zoco El Jemis cayó muerto en combate el 13-05-1922 el heroico Teniente Coronel Jefe de Regulares, González Tablas. Y entre esas alturas más difícil de ocupar estaba la kabila de Beni Arós, que fue bastión desde el que, tanto el El Raisuni hasta 1925 como después Abd El-Krim hasta 1927, opusieron tenaz resistencia a los españoles y les causaron numerosas bajas. Se trata de un macizo montañoso con un valle rodeado de montañas, en cuyo fondo está Tazaruk, donde El Raisuni tenía su casa-alcazaba-escondite hasta que su segundo, Jariro, le traicionó pasándose con hombres, armas y bagajes a Abd El-Krim y lo apresó en dicho escondrijo. Después, en 1927 las tropas de Abd El-Krim también se hicieron fuertes en Beni Arós y demás kabilas que la rodean, entre las que se encuentran El Jemis, Beni Ider, Beni Lait, Beni Saar, Beni Gorfet, Beni Isset, Sumata, Alhama, Beni Mesanar, Beni Uad Ras, Beni Osmar, Beni Said, Beni Hassan, Yebel Hebid, El Ajmas, etc. Todas muy peligrosas para ser ocupadas, siendo el principal foco rebelde de la zona, cuya conquista era un serio problema.
En abril de 1927 se decidió atacar la zona Occidental, con vistas a la ocupación de la kabila de Beni Arós y su cadena de montañas. Desde primeros de año se había llevado a cabo una campaña de preparación o ablandamiento de cara a la ofensiva general, ocupando posiciones estratégicas que iban siendo fortificadas para que luego sirvieran de base de operaciones para lanzar los posteriores ataques generalizados. Era la zona más peligrosa. En ella estuvo casi siempre en campaña, durante más de diez años y tomando parte en numerosos combates, mi paisano el bravo y valiente Capitán de Regulares de Larache 4, José Ledo Rodríguez, de Mirandilla (Badajoz), quien el día 3-05-1927 participó en la ocupación de los altos del Zoco El Jemis, habiendo soportado un intenso tiroteo muy cerca del lugar donde en 1922 murió González Tablas. El día 7-05-1927, el Capitán Ledo resultó herido en la toma de aquellas alturas, formando parte de la punta de vanguardia de la columna mandada por el Coronel Castelló Pantoja. Había recibido la orden de ocupar con su Compañía Ayven y Ayven Intermedio. Los rifeños apostados en las alturas iniciaron un intenso tiroteo, pero él no se arredró y se lanzó el primero a por el enemigo para dar ejemplo en un terreno muy empinado y con los rebeldes escondidos entre la maleza que le acechaban. El enemigo consiguió abatirlo, dejándolo herido de bala con orificio de entrada en línea mandibular y orificio de salida en la misma altura línea axilar anterior.
En el combate murieron un Cabo europeo y cinco Policías Indígenas de su Compañía, lo que da idea de la dureza del mismo. Permaneció hospitalizado 19 días en Larache, retomando luego el mando de su Compañía que ostentó durante toda la campaña. Ledo era valiente e imperturbable ante el enemigo, consiguió numerosas condecoraciones y fue varias veces citado en la Orden del Día como muy distinguido y siendo Teniente le fue incoado juicio contradictorio para su ascenso a Capitán por méritos de guerra. Luego tuvo la mala suerte de morir en la guerra Civil española, cuando en 1936 mandaba una Compañía para la toma de Madrid, por Campamento. Fue ascendido a Comandante por méritos de guerra, a título póstumo.
El General Sanjurjo organizó un plan general de ataque a Beni Arós, Tazaruk y todas las kabilas que había en la cadena montañosa. Reunió 14.000 hombres, mandados por el General Berenguer. Una columna mandada por el General Souza, con 3.950 hombres; otra por el Coronel Balmes, con 4.750; y la tercera por el Teniente Coronel Canis, con 5.300. Las tropas iban reforzadas con la 4ª, 6ª y 7ª Banderas de la Legión, Artillería, Mehalas, Regulares de Larache, Zapadores y Transmisiones que se distinguieron, Idalas y otras fuerzas. El mando nombró al bilaureado Teniente Coronel Valera como punta de lanza de vanguardia, con sus Regulares de Ceuta de los Tabor 1º y 2º, que llamaban a su jefe “Caíd Kebir” (jefe grande). En Regulares de Larache 4, iba el Capitán Ledo Rodríguez, de Mirandilla, mandando la 2ª Compañía del 2º Tabor, convaleciente de su herida. Varela concentró su vanguardia al pie de Afernúm. Al llegar a Acab y Sumna fueron atacados por los rifeños, pero los Regulares de Ceuta avanzaron coronando las alturas de Xumna y Xarquía. Ocuparon el Zoco El Jemis y lo fortificaron, las alturas de Yahar Yarda haciendo huir a los rebeldes. Tomaron las alturas de Afernúm y ocuparon Rokba Alia, avanzaron hasta Ain Abahar donde fueron fuertemente atacados, siendo rechazados por Regulares de Ceuta que persiguieron al enemigo y lo desalojaron del alto de Acab. Ocuparon Tahar Berda y sus lomas, donde fueron fuertemente atacados por los célebres jefes rebeldes Sumata y Beni Abdalah; pero Varela les preparó una inteligente trampa estratégica. Fingió retirarse por pelotones para engañar a los rifeños, a los que tendió una emboscada que les permitió tomar Sumata. Luego atacó Regulares de Larache 4 que, junto con Regulares de Ceuta ocuparon Buham, Akersan y alturas de Zaharrora, también el Yebel  Heis y loma del Arbolito por el 2º Tabor de Ceuta, y la kabila de Beni Issef seentregó.
 El 3 de junio los Tabor 1º y 2º de Ceuta con los Regulares de Larache 4 tomaron Tazaruk y Ain Grena, que hasta 1925 había sido refugio de El Raisuni. Las fuerzas se reagruparon en Tazaruk y bosque de Sidi Abderrahman, quedándose los rebeldes cercados en el Yebel Alam y Buhacem. También fue tomado el morabito de Muley Abd el-Salam, o “Monte Santo”, donde estaban enterrados los célebres cabecillas rifeños Mulet Abdeselam, Hamido Succan, El Jariro Muley Ahamed Bukar y otros valientes líderes que habían luchado sin cuartel contra las tropas españolas. Aquí el mando, antes de atacar un lugar sagrado que tanto respeto merecía, consultó al Gran Visir, quien dio una carta a las tropas españolas para que se la entregaran a los defensores del morabito para que éstos depusieran las ramas y su tenaz resistencia porque, si no lo hacían, les imputaba a ellos toda la culpa de lo que sucediera. Y continuaron avanzando por numerosas kabilas hasta dejar pacificada toda la zona. Fueron ocupadas 39 kabilas, fracciones de otras 12, capturados 42.000 fusiles, 130 cañones, 236 ametralladoras, 8 morteros, 5 fusiles ametralladores, más numeroso material de guerra y municiones. Después hubo que reducir algunas kabilas que tardaron en someterse; pero gracias a los  sacrificios de muchos miles de vidas españolas y al ingente esfuerzo económico de España, toda la zona del Rif, que por dos veces se había declarado insumisa e independiente del Sultán, quedó sometida y, a la vez, también salvada por los españoles la monarquía alauita marroquí que estuvo en grave peligro, porque los franceses llegaron a desterrar a Mohamed V y a proponer un rey de otra dinastía.
El 12-07-1927, el Coronel Canis pronunció la siguiente alocución a su columna: “Vuestras excelentes condiciones, Soldados, han sido dignamente aprovechadas por los valerosos y competentes Oficiales y Jefes que os han dirigido, entre los que destaca el Teniente Coronel Jefe de la vanguardia de esta columna D. José Varela Iglesias, cuyo historial, competencias y dotes de mando excusan todo elogio”. El 13-07-1927, la Orden del Día del General Sanjurjo decía: “Se ha dado fin a la campaña de Marruecos, que durante 18 años ha constituido un problema para los Gobiernos, llegando en momentos críticos a producir serias inquietudes a la Nación que, pródiga, vertió aquí su sangre y sus energías morales y económicas para mantener el legado de altivez y gallardía que nos dejaron nuestros antepasados, conquistadores del Mundo”. ¡Loor, gloria y gratitud a todos los españoles y marroquíes encuadrados en las tropas españolas, que en Marruecos ofrendaron su vida por España!.