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“Los recortes en Educación no pueden aplicarse de igual forma en todo el país”

El catedrático de Escuela Universitaria Ramón Galindo (Ceuta, 1960) ha obtenido esta semana el respaldo de la Junta de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de Granada (UGR) en la ciudad autónoma para seguir siendo su decano hasta 2016 en el que será su último mandato. Galindo, que llegó a la institución de la que hoy es su máximo responsable en 1977 como alumno de la entonces Escuela Universitaria de Formación del Profesorado, es muy crítico con los recortes auspiciados por el Ministerio de Educación y lamenta que la reivindicación marroquí sobre las ciudades autónomas lastre la llegada de alumnos del país vecino a Ceuta.
–¿La implantación del ‘Plan Bolonia’ no le ha dejado exhausto como para seguir otros cuatro años como decano?
–Estos años han sido muy activos por coincidir con nuestra incorporación al Espacio Europeo de Educación Superior. Mi primer mandato, sobre todo los dos primeros años, han estado marcados por el diseño de los nuevos planes de estudio: las siete diplomaturas de Magisterio se han transformado en dos títulos de grado de maestro de Infantil y Primaria; la licenciatura de Empresariales ha mutado en el grado de Administración y Dirección de Empresas; y la diplomatura de Informática de Gestión, en un nuevo grado de Ingeniería Informática. Además, este curso hemos implantado el grado de Educación Social, un título que se adapta muy bien a nuestro contexto sociocultural y socioeconómico.
–¿Se puede atribuir a lo limitado de la oferta el escaso éxito de los esfuerzos para atraer a alumnado marroquí?
–Desde que llegué al Decanato una de nuestras líneas de actuación preferente ha sido abrir la Facultad a su entorno, tanto al norte, al Campo de Gibraltar, hacia donde Ceuta mira mucho, como hacia el sur, a Marruecos, donde tenemos un entorno de proyección natural importante. Todos los años vamos a los centros españoles más cercanos en el país vecino, pero de los 808 alumnos de la Facultad calculo que sólo habrá diez originarios de Marruecos que vengan diariamente a Ceuta o residan aquí.
–¿Qué habría que cambiar para que esa tónica cambiase?
–A pesar de que las relaciones entre los Gobiernos de ambos países suelen ser buenas, no se puede obviar la reivindicación territorial marroquí, que yo creo que es el problema. La UGR mantiene excelentes relaciones con Marruecos y unos 3.000 estudiantes del país vecino vienen cada año a estudiar en esta institución, incluso carreras que ofrecemos aquí. ¿Por qué prefieren ir a Granada y no a Ceuta? Supongo que influyen muchos factores, pero el Ejecutivo marroquí no beca a sus alumnos para venir aquí.
–Los decanos de Educación de Andalucía, Ceuta y Melilla se han pronunciado de forma muy crítica con los recortes anunciados por el Gobierno central en materia de Educación.
–Sí. También lo han sido los decanos de Letras, la Conferencia de Rectores, nuestra propia Junta de Facultad... Nosotros nos hemos posicionado en contra por cuestiones de forma y de fondo. No se ha contado para nada con los responsables legítimos de las universidades y así no se deben hacer las reformas, sin involucrar a quien después va a tener que gestionarlas.
–¿Qué es lo que más le disgusta del fondo?
–El Real Decreto dice muy poco o nada de la importancia de la gestión en la universidad, plantea el aumento de las tasas públicas del alumnado, apunta a las condiciones de creación, mantenimiento y supresión de títulos y centros universitarios. No se pueden adoptar esas medidas, que afectan a la columna vertebral de la universidad pública, sin un proceso negociador y cuando nos encontramos en el ecuador del desarrollo de la reforma de mayor calado que hemos vivido, el ‘Plan Bolonia’. No parece el mejor momento para cambiar las reglas, imponer una reforma dentro de la reforma, y todo esto siendo conscientes de las dificultades económicas, que no las ha creado la universidad española pero que las estamos sufriendo en primera línea. Se podían haber articulado otras formas y otros procedimientos
–Uno de los puntos más polémicos es el de las tasas. ¿Tiene calculado cómo repercutirá su incremento en el alumnado de la Facultad?
–Un curso completo en nuestra Facultad puede estar ahora mismo entre 700 y 800 euros de matrícula. Es cierto que el alumnado tradicionalmente en la universidad pública ha contribuido a una parte muy baja del coste real de sus estudios. Hay que buscar fórmulas para que ese desajuste se vaya normalizando, pero también es cierto que no se pueden tomar decisiones de repente. Es justo fomentar la cultura del esfuerzo porque hay personas que tardan 5 y 6 años en terminar carreras de 3 como la de Magisterio, pero yo abogo por un planteamiento global de reforma con el sistema de becas. Lo que más nos preocupa es que los alumnos con menos recursos vayan a tener dificultades para empezar o completar sus estudios. Hay que ser cauto y precavido para no volver a una universidad reservada a los más pudientes.
–¿Los centros y títulos que se imparten en Ceuta corren algún peligro con el plan de racionalización de la red de universidades?
–No. Yo siempre he apostado y defendido que los estudios universitarios pueden ser un motor de desarrollo para esta ciudad y, a la vista del enorme esfuerzo presupuestario efectuado para poner en marcha el nuevo campus universitario, tenemos que aunar esfuerzos para consolidar lo que tenemos; ver si se puede introducir alguno más como podría ser, en el área de Ciencias Sociales, un grado relacionado con Turismo; y potenciar Ingeniería Informática, que es un auténtico lujo para esta ciudad con grandes salidas profesionales. Ese Real Decreto no puede aplicarse igual en todo el país. Ceuta y Melilla tienen unas características muy peculiares que, si queremos que se desarrollen, hay que atender. No se trata de crecer por crecer, pero sí de asegurar lo que tenemos aunque no cumplan algunos requisitos legales. La universidad no está para obtener beneficios económicos desde un punto de vista público, sino para contribuir a un desarrollo social.
–¿La implantación de Turismo es un proyecto cerrado?
–Es una hipótesis de trabajo que, entendemos, se adapta a nuestras singularidades. El año pasado se puso en marcha un Máster que intentaremos repetir con la ayuda de la Ciudad y la Dirección Provincial, con quienes mantenemos una sintonía bastante grande.
–¿Se ve en el Teniente Ruiz dentro de quince meses?
–Esa es la previsión, empezar a impartir las clases allí en el curso 2013-2014, aunque no son los mejores tiempos para disponer de muchos recursos para equipar las nuevas instalaciones, un proyecto por el que merece la pena apostar.

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