Siempre recomiendo la lectura del Dominical del Faro. La profesionalidad de la navarrica Bea le hace superarse -o al menos intentarlo-, así que cada vez que entra en el despacho para proponerme un tema no me queda más remedio que darle el aprobado del tirón. Hoy le ha tocado el turno del protagonismo a los ‘principeños’, vecinos orgullosos del Príncipe que han contado sus historias a este periódico. Una trabajadora social, un abogado, una estudiante de Magisterio... y así hasta un ramillete de testimonios de hombres y mujeres que aman su barrio, que han crecido en él, que han elegido vivir en él y que hoy muestran orgullosos unos estudios, unas carreras y unas profesiones que son para quitarse el sombrero. Ha tenido que ser Bea la que escriba este reportaje. Ya era hora de que alguien lo hiciera. Personalmente creo que hemos tardado mucho, pero lo bueno es que se ha hecho. Y por eso merecen nuestra portada. Porque el Príncipe tiene también otra historia que no acostumbra a colarse en las páginas de los periódicos, lo que provoca que sea desconocida y que extiende una sensación negativa de lo que sucede en este barrio. Nacer en el Príncipe y criarse allí es tan digno como hacerlo en calle Real. O al menos debería serlo, pero los derechos no se estilan por igual manera, e incluso hay quienes se niegan a aceptar una realidad, se niegan a reconocer a estos ‘principeños’, a estos chicos y chicas que han sacado sus estudios, que lo han pasado mal para superar sus oposiciones, para poder estudiar fuera... para sacarse una carrera sin que nadie les haya regalado algo.
Quizá la parcial y sesgada imagen que Callejeros ha dado del Príncipe o el anuncio de que Tele5 grabará una serie sobre narcotráfico inspirada en esta barriada hayan sido motivos suficientes para que este reportaje haya visto la luz. Quizá porque en la vida hay que poner un antes y un después, o quizá porque ha llegado el momento de que todos nos quitemos la careta, de poner el origen de los problemas donde se debe y de no criminalizar al barrio porque sí. En el Príncipe hay de todo, como en botica. Habrá quienes luchan y quienes no. La clase política debe quitarse ya su careta y actuar en el barrio porque sí, porque es su obligación, no porque quiera obtener beneficios políticos en forma de votos. Hoy por hoy no están actuando como debieran. Dejan crecer las obras ilegales, mantienen la infravivienda, no facilitan los servicios rutinarios normalizados... hay que acabar con esos despropósitos. Pero antes conozcan a los ‘principeños’, si no, no opinen. Hagan el favor.