Los embalses están al 86,65 % de su capacidad y el consumo pasa de los 40.000 metros cúbicos semanales en verano.
Los pantanos del Infierno y el Renegado suman un 86,65 por ciento de su capacidad según los datos recogidos por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir el pasado lunes tras las precipitaciones del fin de semana. El Infierno alcanza una cota de 17,42 metros, sumando un total de 648.856 metros cúbicos. El Renegado, por su parte, se encuentra en los 34,31 metros y contiene 1.335.240 metros cúbicos.
Los datos sitúan el volumen actual un 35,29 por ciento del existente en la primera semana de julio del año pasado, que terminó sin suministro de agua natural y obligó a que un buque cisterna trasladara diariamente agua hasta la ciudad. Por entonces el Infierno se encontraba en una cota de altura de 14,89 metros con 488.569 metros cúbicos contenidos y el Renegado estaba en los 25,94 metros de cota y 687.443 metros cúbicos. Sumaban una capacidad total del 51,36 por ciento.
El consumo de agua actual se ha incrementado con la llegada del verano y actualmente se destina de los pantanos unos 40.000 metros cúbicos a la semana para el suministro debido también al descenso de la aportación de los manantiales de Beliones. Fuentes de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir señalaron que estos datos se sitúan en el consumo habitual de la época estival.
Inversión
El Consejo de Ministros dio el visto bueno el pasado 11 de junio a unas obras de emergencia para reparar los daños producidos durante las lluvias de marzo en las presas del Renegado y el Infierno y en las instalaciones de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, en la ciudad de Melilla por 1,5 millones de euros. De esa partida, 1,1 millones corresponden a la inversión de Ceuta y con el dinero se deberán acometer varias obras derivadas de los desperfectos provocados por las lluvias en los caminos que circunvalan los embalses y en la propia carretera de acceso a la presa del Renegado como desprendimientos de trozos del asfaltado y la caída de un muro de contención que protege el azud del Infierno.