Ellos son los otros afectados por el desorden en la frontera entre Ceuta y Marruecos. Los menos conocidos. Empleadas del hogar, trabajadores transfronterizos, escolares matriculados en colegios españoles y hasta ciudadanos con pasaporte español. Todos atrapados en el lado marroquí por los cierres intermitentes que las autoridades vecinas aplican en la frontera y con los que frenan la enorme afluencia de porteadores que intentan entrar en Ceuta por la frontera del Tarajal. La falta de organización en la frontera marroquí hace que todos se acumulen por igual, sin diferenciar por carriles peatonales en función de la documentación. Cuando los porteadores se topan con que su acceso a Ceuta está vetado por el carril de entrada del puente de mercancías Tarajal II, se lanzan a intentarlo por el paso fronterizo. El amanecer de este jueves ha sido caótico en los polígonos del Tarajal. El desorden de los porteadores se ha extendido por los viales hasta unir el Tarajal II con el Biutz, presente y pasado del comercio transfronterizo. Muchos han hablado de la avalancha en la fila de hombres que esta mañana ha activado a la UIP de la Policía Nacional, cuyos efectivos han tenido que actuar para poner orden en el tumulto. La confusión inicial se ha conseguido reconducir a lo largo de la mañana. Los vigilantes de seguridad privada contratados por la Ciudad han vuelto a adelantar sus filtros hasta dentro de los polígonos ya que, de lo contrario, los porteadores se arremolinarían en el acceso de los gálibos y el caos sería mayor. Junto a ellos, los guardas de los polígonos y los colaboradores espontáneos, han logrado, no sin contratiempos, contener a la multitud. En total unas 6.000 personas, según integrantes del dispositivo, han cruzado fardos de mercancías este jueves por el Tarajal II. Bultos, que en demasiadas ocasiones, siguen siendo similares a los que condenaron al puente del Biutz.