Los MENA

Llama poderosamente la atención que a estas alturas de la película decenas de presidentes vecinales se reúnan en asamblea popular para acordar impedir que los MENA sean trasladados al albergue de Hadú, como pretende la Ciudad. Y llama poderosamente la atención porque la asamblea vecinal organizada ayer recuerda, bastante, los follones que se registraron hace unos ocho años cuando era la comunidad educativa la que protestaba porque no quería que esos mismos MENA fueran al colegio con sus propios hijos. La historia, que siempre es cíclica, se repite y ahora vuelve a la memoria de todos aquellas imágenes de Gordillo y Moro abucheados saliendo del Juan Morejón. ¿Qué es lo que ha cambiado? Sólo el escenario, porque ahora son los vecinos del entorno de Hadú y barriadas cercanas las que dicen que pelearán porque los menores marroquíes no sean acogidos en el albergue construido con los fondos estatales para otro  fin  que no era este.
En este pueblo tienden a hacerse determinadas cosas mal, muy mal, y aquí tenemos un caso de libro. De entrada ha existido una falta de personalidad política que asusta. De la noche a la mañana, la Ciudad se ha sacado de la manga dar otro uso diferente al albergue. ¿Y por qué? Lo ha hecho para tapar sus propias vergüenzas, porque le ha pillado el toro durante todos estos años en los que no ha hecho nada para cerrar  el centro del Hacho. Que, ojo, se tiene que cerrar  porque el Defensor  del Pueblo dice que no puede tolerarse más su existencia, no porque quieran pasar el problema de un barrio a otro. Así que, aprovechando la entrada de algunas balsas y hablando de aluvión de inmigrantes porque le interesaba, nos sorprendieron con esta decisión. De la noche a la mañana los vecinos se desayunan con esta novedad. No están informados, no saben qué programas se llevan a cabo con los MENA, desconocen qué servicios se van a ofrecer. La falta de información se junta con un arrastre de problemas a los que la administración no ha puesto soluciones. Las barriadas que hoy se niegan al traslado son, precisamente, las que arrastran más problemas de tráfico de drogas, de inseguridad, de robos, de tiroteos y de atentados de todo tipo. ¿Qué esperan ahora? A mi su actitud no me sorprende ni tampoco lo hace la cara tan dura que pueden tener unas administraciones que no han ofrecido las mínimas garantías de seguridad para sus vecinos. Y que no nos mientan ni Vivas ni Chacón: ambos saben que un residente en uno de estos barrios no goza de la misma seguridad que otro que viva en el centro. No es demagogia, es pura realidad y son los dos responsables de sus respectivas fuerzas de seguridad los que han permitido este desaguisado que tenemos, marcado por un claro vacío en materia de seguridad.
La protesta vecinal viene marcada por el lamento de unas familias que piensan que ahora la vida en el barrio va a ir a peor. Lo piensan porque nadie les ha dicho en qué carajo va a consistir esa actuación. El ordeno y mando se ha aplicado en esta historia sin pudor alguno.
Aquí no se trata de que los MENA sean una pelota que nos pasemos de un lado a otro y que nadie quiera. Son menores que por las razones que sea llegan a Ceuta y hay que atenderlos, y la administración está obligada a hacerlo como se merece. Que haya protestas vecinales como la de ayer, que haya imágenes que parece de otros años, que haya malestar es culpa única y exclusivamente de una clase política que actúa a golpe de amenazas e imposiciones. Esta noche entreguemos el premio convivencia a una oenegé... ¿no se nos cae la cara de vergüenza?