Dos meses después de que varios jóvenes ceutíes marcharan a Siria y tras producirse, la semana pasada la noticia de la muerte de uno de ellos en terreno sirio, los medios nacionales se hacían eco, ayer, de estas informaciones. El diario ‘El País’, en un artículo firmado por el periodista Ignacio Cembrero, consideraba la muerte del taxista Rachid, vecino del Príncipe Felipe, como la primera de un español en la zona de conflicto. Al menos es la primera que ha trascendido (son más de 14.000 las muertes que, se estima, se han producido ya), después de que ‘El Faro’ diera cuenta de las distintas informaciones en torno a un asunto que está siendo investigado, detenidamente, por las fuerzas de seguridad. El principal rotativo del país cita a este medio como el origen de las informaciones.
Mientras, la familia prefiere guardar silencio. También ante los rumores que ayer apuntaban a la celebración de una oración en recuerdo de Rachid en alguna mezquita de la ciudad. “Son rumores”, apuntaban los familiares, “la familia está viviendo el luto en su casa”, añadían. Allí, en la vivienda del Príncipe Felipe en donde viva la viuda y sus dos hijos, siguen llegando conocidos a dar el pésame desde que el pasado viernes saltara la noticia tras producirse una llamada directa desde Siria a un familiar de Rachid para informar de lo ocurrido.
¿Cómo ha sido la muerte?, ¿se puede calificar a Rachid de mártir? La familia no habla ni, de momento, quiere opinar al respecto. Sabe lo que ayer difundieron los medios nacionales, pero de momento callan. La viuda de Rachid sabe ya lo que ha pasado, pero otras dos mujeres esperan conocer datos de sus respectivos maridos, vecinos de la barriada del Príncipe. En sus viviendas guardan sus teléfonos, a la espera de recibir la llamada.
Se sospecha de la marcha de más ceutíes a Siria, en donde además de Rachid han muerto varios jóvenes de la vecina Castillejos que partieron en grupos de cinco y cinco.
Desde hace más de un año las fuerzas de seguridad mantienen abiertas varias investigaciones en torno a posibles focos radicales en la ciudad. Las familias de la expedición que ha partido a Siria se saben seguidos por el CNI y se cuestionan cómo si estaban siendo tan controlados, pudieron zafarse de esa ‘vigilancia’ para un 17 de abril partir de la ciudad supuestamente a Alicante para entrar en territorio afgano.
“No se quiere otra Duna”
La sentencia absolutoria de la mítica ‘operación Duna’ pesa y mucho sobre las fuerzas de seguridad. Ahora no quieren que se caiga en el error y hay quienes lamentan que aquellas actitudes de mandos policiales que buscaban portadas impactantes ha provocado que se echara por tierra una buena línea de investigación que por aquel entonces iba bien encaminada en cuenta a la detección de células durmientes en la ciudad. Hubo una lista con sospechosos, pero de la noche a la mañana la Policía se sacó otros nombres que fueron los finalmente detenidos para, años después, quedar absueltos. Ahora se anda con sigilo, intentando arreglar el desaguisado de años atrás.