Los medicamentos genéricos, las marcas blancas de las farmacias

Los fármacos no registrados permiten el ahorro de usuarios y gobiernos en detrimento de la industria y los boticarios

Los fármacos denominados genéricos son las marcas blancas de los medicamentos. Si el inicio de la actual crisis económica acentuó la venta de marcas blancas en los supermercados nacionales, aquellos productos que incluían las marcas propias de los establecimientos, le ha llegado ahora el turno a sus equivalentes farmacéuticos.

Quién mejor para explicar de un modo técnico y ameno acerca de los fármacos genéricos que Antonio Ruiz Gualda, boticario ceutí responsable de llevar a cabo las jornadas sobre la el uso racional del medicamento durante la pasada primavera, organizadas por la Ciudad Autónoma y el Colegio de Farmacéuticos.

Los ciudadanos tienen dudas sobre los fármacos genéricos. ¿Curan igual? Así debería ser salvo sorpresas. Ruiz Gualda lo explica de este modo: “Los genéricos no son del todo iguales a los medicamentos con marca comercial, pero sí equivalentes”. Es precisamente el término de equivalencia donde se halla el quid de esta cuestión. “La forma de medir la equivalencia del medicamento se realiza mediante la concentración que éste alcanza en el plasma sanguíneo. Sólo se aceptan los fármacos  que logran una concentración de más o menos un 20% del principio activo original”.

Así, cualquier producto que se venda en una farmacia como ácido acetil salicílico está obligado a ser equivalente a la aspirina, la marca comercial y registrada de la compañía farmacéutica alemana Bayer. Esa equivalencia de más o menos 20% haría posible la venta de ese ácido acetil salicílico como fármaco genérico.

La principal diferencia entre un original y un genérico radica en el precio. Los genéricos, como las marcas blancas, son más baratos. De ahí que el Gobierno de la Nación, obligad a los recortes, haya puesto su punto de mira en ellos. La medida gubernamental, anticipada desde hace años por varias comunidades autónomas, incluida la ciudad autónoma de Ceuta, obliga a los médicos a prescribir los medicamentos por principio activo. Y los farmacéuticos han de dispensarlos. El ahorro previsto: 2.400 millones de euros anuales.

No obstante, la medida de ahorro no contenta del todo a los diversos actores implicados en el mercado de fármacos. La Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg)cree que son ya numerosos, excesivos, los recortes aplicados a la industria farmacéutica. El Foro Español de Pacientes considera que lo conveniente es que se establezca un acuerdo entre todos los sectores, un argumento similar al que sostienen los boticarios, que ven cómo el recorte del gasto sanitario se está centrando casi exclusivamente en sus ingresos: 15 medidas en aproximadamente 10 años. La industria, como era de esperar, también está que trina y el trino consiste en los asuntos más variados y peregrinos. El resto, mientras tanto, ahorra.

Bioequivalencia
Los medicamentos genéricos son bioequivalentes a los originales, es decir, la concentración de principio activo en el organismo, tras ser administrado, no es superior ni inferior al 20% del medicamento original.
Características
Los medicamentos genéricos presentan la misma forma farmacéutica y tienen, además, la misma calidad, seguridad y eficacia que los puesos a la venta con marcas registradas.
Eficacia demostrada
Además, según explicó Antonio Ruiz Gualda, farmacéutico ceutí, los genéricos son de “toda confianza puesto que su eficacia terapéutica está sobradamente demostrada”.
Ahorro económico
Los genéricos representan un ahorro porque en el precio de venta al público no repercuten las inversiones realizadas por cada compañía farmacéutica para la investigación y desarrollo del medicamento.
Gasto internacional
En Europa, la media del consumo de genéricos está en torno al 40%, mientras que en España se limita al 23%. En EEUU, la cuota de estas medicinas supera el 60& del mercado total.