Vale la pena recordar que hace diez meses, los representantes de la Cámara de Comercio de Ceuta visitaron en Bruselas el departamento correspondiente de la Comisión de la Unión Europea para explicar, entre otras cosas, la gravedad de los movimientos de inmigrantes sub-saharianos hacia Ceuta y las condiciones tercermundista en que vivían (..), añadiendo que todo esto traería consigo, no sólo un posterior pase de esos africanos a Europa, sino la posibilidad de brotes epidémicos, dada la falta de condiciones higiénicas con que subsistían. Se explicó igualmente que, en aquellos momentos, la ciudad no disponía de fondos para atender a una colonia de personas constantemente en aumento, y el Gobierno no actuaba con la celeridad debida.
En esta reunión, a la que asistió como observadora otra persona de Ceuta, se coincidió en que el problema podría exceder de las obligaciones locales y nacionales, sobre todo a la vista de un vídeo que se entregó en Bruselas con la estremecedora situación que entonces se vivía (..). Se habló incluso de los programas concretos de ayuda previstos por la Unión Europea para estos casos y se quedó en que “quién corresponda” presentaría un programa con la petición de los fondos previstos para estos casos.
La Corporación empresarial ceutí estimaba que el problema era comunitario y debía tener una solución “europea” porque, además, Ceuta estaba ejerciendo igualmente de escudo sanitario (..) en nombre de la mencionada Unión Europea. Sin embargo, no se recibieron soluciones de la Comunidad a este caso, quizás porque el Reino de España no planteó el problema formalmente.
La ciudad de Ceuta, ejerciendo de parachoques comunitario ante el resto de África, sin recibir soluciones ni ayudas de Madrid ni de la Unión Europea, contemplaba atónita cómo el número de inmigrantes atrapados en Ceuta, porque la policía no le dejaba trasladarse a la Península, aumentaba sin cesar ya que España reconocía no controlar la frontera con Marruecos y el paso clandestino era constante. Y esto significa que un país soberano se confesaba impotente para controlar una frontera exterior de muy pocos Kilómetros que, además, es límite territorial de la propia Unión Europea.
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Y, desde luego, la solución no está en barreras físicas. Ni la Guardia Civil ni las alambradas pueden detener la huida de personas con necesidades aterradoras. La experiencia de Estados Unidos en su frontera con Méjico puede servir de ejemplo. Quien haya visitado la zona al sur de San Diego, en California, comprende enseguida que ni aún con todos los medios materiales desplegados allí, se tiene éxito en el freno de esa huida hacia el supuesto bienestar (..).
El que ahora se descubra a la Unión Europea, a diez meses de la citada gestión de la Cámara de Comercio, debe ser una satisfacción para todos y ello porque es ahí, precisamente en Bruselas, donde están los fondos y la capacidad de negociación. Solo que esa tarea es más bien de la Autonomía de Ceuta que debe ser la realmente interesada en solucionar un problema que está causando graves perjuicios de imagen a nuestra ciudad.
Este artículo se publicó en El Faro de Ceuta el 28 de marzo de 1996, hace casi 18 años, lo que prueba que el problema es muy antiguo y se advirtió en su momento. En Bruselas se entregó un detallado Informe .
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