Los parados siguen manifestándose a diario por las calles de Ceuta, impasibles al desaliento. Un día lo hacen ante la Delegación del Gobierno. Al siguiente ante el Ayuntamiento. Mientras tanto, en las calles se oye de todo. Desde frases compasivas y comprensivas con la difícil situación por la que atraviesan estas familias, hasta las típicas bravuconadas de aquellos que sólo se acuerdan de la caótica situación del tráfico en Ceuta cuando pasa la manifestación por algún punto sensible. Mientras tanto, las Autoridades, como si no fuera con ellos. Dicen que no tienen competencias. Pero tampoco la tienen para la planificación de la economía y, sin embargo, sacan pecho cuando algún estudio sugiere que Ceuta es de las regiones que mejor han resistido la crisis económica. Simultáneamente, a los aduladores de una y otra administración, se les llenan las bocas de rimbombantes calificativos para ambos responsables. Hasta desayunando, o paseando, se puede escuchar la típica horterada de '...lo que usted diga, Presidente', o '...a a su disposición, señor Delegado', como si de altos mandatarios se tratara. Curioso contraste.
Don Miguel de Cervantes ya nos explicó este fenómeno cuando nos habló de cómo el gran Sancho Panza tomó posesión de su ínsula de Barataria, y del modo que comenzó a gobernar. Pero no hay que recurrir a las enseñanzas del Quijote, para explicar la situación. De todo lo que he visto y oído referente a los acontecimientos que describo anteriormente, me han llamado la atención dos, que quiero comentar.
El primero es referido a la manifestación de los parados, y a uno de los muchos comentarios que al respecto se producen en las calles de Ceuta, del que yo fui testigo. Lo protagonizaron dos vecinos de la ciudad, ya mayores, y por lo que pude ver, amigos de toda la vida, al paso de la marcha de los parados. Por sus atuendos, y por la forma de hablar, deduje que uno era musulmán y el otro cristiano. Entonces el musulmán le dijo a su amigo cristiano: ¿a que no sabe cuánto le pagan a ca uno de estos 'moretos' por vener a la manefestasion?.....¡Quinse leuros to loz dia!, afirmó. A lo que le respondió el otro: ¡Claro!. Ahora me lo ezplico tó. Zi no fuera azín....¿cómo iban a aguantá tantoz dia?. Entonces, cuando el otro observó que su amigo se había convencido, le espetó, con una pícara sonrisa en los labios: ¡gallareta!, ¡que ere un gallareta!. ¿Es que no tas enterao toavía que esto es una huerga del trabajador?. Y el hombre se fue sonriendo a acompañar un rato a sus conciudadanos en la marcha. El otro desapareció sin decir nada.
El segundo tiene que ver con la noticia que, hábilmente, difundieron desde los gabinetes de los áulicos consejeros de la Ciudad, respecto a que, según el último informe FUNCAS, Ceuta era una de las ciudades que mejor había resistido la crisis económica, al decrecer su PIB menos que la media nacional. Entonces, algunos dijimos, sin leer el informe, que eso lo único que indicaba era lo mal que estábamos, pues significaba que resistíamos sólo porque dependíamos en un elevado porcentaje del sector público, mientras que el sector privado agonizaba entre subvenciones y cierres patronales.
Pues bien. Ya hemos accedido a dicho informe. Y también al que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística español. Efectivamente, Ceuta, junto a Melilla y Extremadura, son de las regiones que menor decrecimiento económico han sufrido en el último año. Pero también destaca por ese menor decrecimiento Navarra, que es una de las comunidades con mejores índices de desarrollo económico y de bienestar ciudadano. Y el INE da una explicación razonable: 'A escala nacional, el valor añadido bruto de todas las ramas de actividad de la economía de mercado, a nivel agregado, ha registrado tasas de crecimiento negativas, mientras que el de las de la economía de no mercado (fundamentalmente administración pública e instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares) presentó crecimientos positivos en el año 2009. Este hecho ha determinado que los territorios en los que la economía de no mercado tiene un peso muy significativo (ciudades autónomas de Ceuta y Melilla) han sido los que menos decrecimiento han experimentado en su PIB. Por el contrario, los territorios en los que la economía de mercado tiene una mayor ponderación han registrado unas tasas de crecimiento más negativas'.
En otras palabras. El Instituto Nacional de Estadística nos dice, como algunos saben y callan, que el único mérito actual de Ceuta (también de Melilla) es el de ser una ciudad subvencionada. Y esto, para los actuales gobernantes locales, parece ser que es la máxima aspiración. También para sus aduladores. Por eso no quieren oir hablar de mesas por la economía, ni de nada que se le parezca. Pero para otros, como los que no disponen de un empleo público, es un auténtico desastre. Esta es la tendencia que hay que romper. Por eso, bienvenida la coalición Caballas, si este es uno de sus objetivos. Y los gallaretas, con los monos a San Amaro.
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