El jurado del Premio Convivencia ha fallado esta tarde por unanimidad conceder su XVI edición a los Franciscanos de la Custodia de la Tierra Santa en reconocimiento a la labor social que realiza la Congregación en favor la paz y de la concordia, una distinción con la que se quiere premiar además la promoción de la tolerancia, la conciliación y el diálogo entre las distintas culturas “favoreciendo la paz y el enriquecimiento cultural mutuo y siendo un puente de unión y conexión entre religiones”, según ha comunicado en nombre de todos los componentes del jurado su presidente, el subdirector general de Relaciones con las Confesiones del Ministerio de Justicia, Jaime Rossell. “El impulso de la concordia y del abrazo fraterno entre las comunidades que allí viven es una llamada, desde hace siglos, a la armonía y la unidad entre las diferentes comunidades”, ha proseguido, “y al igual que durante siglos lo ha sido y lo sigue siendo la ciudad de Ceuta, los Franciscanos son un ejemplo de integración y convivencia en una comunidad multirreligiosa donde más allá de la fe de cada uno el primer objetivo es la paz y para que eso sea posible es fundamental seguir promoviendo la ayuda mutua entre todos los ciudadanos”.
La presentación de la candidatura de los Franciscanos en Tierra Santa ha sido realizada por el embajador de España en Israel, Fernando Carderera, que la ha motivado en la necesidad de otorgar un justo reconocimiento a su presencia y labor durante ocho siglos en Oriente Medio. El jurado ha comunicado también esta misma tarde el fallo tanto al embajador en Israel como a la Congregación, que ha aceptado el premio. La Fundación Premio Convivencia contactará de nuevo en los próximos días con la Congregación para determinar una fecha de entrega del galardón.
Ocho siglos en Oriente Medio
Los Franciscanos se han mantenido en la zona desde el siglo XIII hasta la actualidad. Han permanecido superando guerras, sufriendo persecuciones, solventando divergencias culturales, para ayudar a los más necesitados, sin distinción de ideologías o religión. Su presencia ha sabido anteponer la concordia a la discordia, así como crear puentes de encuentro y dialogo entre diferentes culturas y credos, actuando como portavoces de reconciliación y de paz en zonas de permanente conflicto.
Según figura en la propuesta presentada al Premio Convivencia, solo en Jerusalén, a beneficio de la población de religión cristiana, los Franciscanos alojan a 440 familias en sus respectivas viviendas, 10 que equivale a unas 2.225 personas. También se hallan en construcción más de 46 apartamentos. Este compromiso con la sociedad se complementa con otras obras sociales en Betania, Betfage, Belen y Hebrón, entre otros lugares, donde se han establecido 16 escuelas para más de 10.000 alumnos y se han creado 800 puestos de trabajo. Asimismo, existen cinco casas de hospedaje, tres residencias de la tercera edad y dos casas de acogida para niños y huérfanos, además de bolsas y becas de estudio de escolares y universitarios. Todo ello ha facilitado el encuentro entre ciudadanos de todas las confesiones: palestinos, judíos, musulmanes y cristianos.
Finalmente, cabe destacar su labor de promoción de la tolerancia, la conciliación y el dialogo entre las diversas culturas y religiones, favoreciendo la paz y el enriquecimiento cultural mutuo, siendo la Custodia de Tierra Santa un puente de unión y conexión entre religiones. Impulsan la concordia y el abrazo fraterno entre palestinos e israelíes, y apelan, desde hace milenios, a la armonía y unidad entre diferentes comunidades. Su trascendencia internacional viene determinada por la contribución y el fomento de la paz, la solidaridad, la conciliación, así como la protección del patrimonio de los lugares bíblicos.
Actividad Social de la Custodia
Los peregrinos que viajan a Tierra Santa ven a los franciscanos casi exclusivamente en los santuarios. Pero, en realidad, muchos de ellos están ocupados en numerosas actividades pastorales, sociales y asistenciales.
De hecho, la Custodia considera que no se puede construir y conservar un edificio si, al mismo tiempo, no se cuidan las actividades colaterales de carácter humanitario. De esta forma, los franciscanos en sus ocho siglos de presencia en Tierra Santa y en muchos países de Oriente Medio han dado vida a numerosas obras de carácter social y asistencial.
Entre estas está la gestión de institutos para niños, normalmente confiados a otras comunidades religiosas que colaboran con los frailes. Están las casas de reposo y centros médico-asistenciales para ancianos, como el de Belén, que es parte de un proyecto llevado a cabo por la ONG de la Custodia ATS-Pro Terra Sancta. Muy importante también para los cristianos locales es la Obra de las Casas, que tiene como principal objetivo ayudar a las familias contribuyendo a solucionar el problema fundamental de la vivienda. A través de distintos proyectos de construcción de inmuebles se da alojamiento gratuito a numerosas familias, se ayuda en el pago del alquiler de otras tantas y se restauran las viviendas que se encuentran en condiciones precarias.
En cuanto a la educación, la Custodia ofrece ayudas a través de las becas de estudio para la Universidad y distintos programas que pretenden sufragar los gastos completos del año escolar de los niños. Finalmente, los frailes han puesto en marcha distintos talleres y centros para afrontar el problema ocupacional.
Los miembros del jurado que se han reunido esta tarde en la Sala de Rotonda del Palacio de la Asamblea han sido, además de Rossell, la directora de la Fundación Pluralismo y Convivencia, Rocío López, el presidente de la Comisión Islámica de España (CIE), Riay Tatary y la directora del Instituto Holocausto del Centro Sefarad Israel, Yashica San Román. Además, forman parte Juan José Mateos, vicario general de Ceuta, y Jorge Campos en calidad de representantes del Comité Consultivo de la Fundación; la consejera de Presidencia y Relaciones Institucionales, Mabel Deu, como presidenta de la Fundación Premio Convivencia, y María Rodríguez, como secretaria.