Los del ‘cartonazo’ regresan

“Todavía escucho los ruidos de los cartonazos”, confesaba el delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, en la entrevista de despedida que concediera hace un par de semanas a ‘El Faro’. Quizá el mandamás de ‘los Reyes’ estaba presagiando la cercanía a Ceuta de algunos de los cameruneses que en agosto de 2010 protagonizaron la ‘rebelión’ más importante contra el sistema político a base de cartonazos. La justicia les dio la razón en el modus operandi seguido para protestar, pero las órdenes de expulsión se acataron, y la gran mayoría de aquellos cameruneses fue retornada a su país de origen tras el paso por el CIE. Algunos se salvaron, caso del ‘cojo’ -el general- tras ocultarse en un camión de basura; otros no consiguieron ser identificados y se quedaron en la península, pero la gran mayoría tuvo que volver al inicio de su periplo. Parecía que aquellos episodios habían quedado en el olvido, hasta que hace escasamente un mes saltaban todas las alarmas: los servicios de información habían detectado la presencia de algunos de estos inmigrantes en Marruecos, esperando su entrada. Tarde o temprano se iba a producir y así ocurrió en la noche del pasado jueves, después de comprobarse que entre el grupo de 56 sin papeles que filtraban a la Gendarmería Real Marroquí estaban algunos de los protagonistas de aquellos cartonazos.
¿Fracaso del sistema?, ¿demostración de que la política de fronteras y deportaciones está viciada y no obtiene resultado alguno?... son varias las preguntas que se hacen desde distintos sectores tras comprobar que en poco más de un año los mismos que fueron rechazados siguiendo las leyes, los procedimientos y los costosos traslados policiales han vuelto otra vez al punto de partida.
El cartón se lo dejaron por el camino, pero se conocen la ciudad al dedillo. Ahora el trabajo de las fuerzas de seguridad está en volver a identificarlos para garantizar una deportación más rápida que la primera. “Una vez que el inmigrante está identificado todo es más sencillo; el problema existe cuando hay que conocer el auténtico origen de la persona que llega, identificarla y conseguir que el país de origen lo acepte”, advierten fuentes policiales.
No obstante el hecho es curioso y las historias de ida y vuelta pasan por una Ceuta que se las ve y se las desea para absorber la inmigración.
¿Pero cómo llegaron estos inmigrantes? y ¿qué hay detrás de las últimas entradas en bloque que comenzaron el pasado mayo? Todo está organizado, y este es un dato que también manejan las fuerzas de seguridad cuyos intercambios de información con Marruecos son constantes.
Antes de producirse una de estas entradas en bloque se planifica. Los que van a ser protagonistas de este peculiar asalto a la carrera pasan la noche previa en una zona más retirada de lo que llaman el pequeño bosque. Ya, cuando se acerca la hora escogida para la entrada, se acercan a la zona más cercana al Tarajal para mezclarse con la población marroquí que a diario entra en Ceuta. Es una manera de despistar la atención de la Gendarmería. Esperan la señal para emprender la carrera y alcanzar el espigón; una señal que depende mucho de cómo esté la vigilancia en la costa. Da la casualidad de que en la mayoría de las ocasiones es la Guardia Civil la que a través de las cámaras del COS detecta la presencia de los subsaharianos y alerta a los vecinos marroquíes que ni siquiera se han dado cuenta.
Quienes protagonizan esta entrada son entre 100 y 150 subsaharianos; sólo algunos pasarán, otros caerán en manos de la Gendarmería y los que escapen volverán a intentarlo mientras viven de pedir a las puertas de las mezquitas o de hacer trabajos siempre moviéndose en la clandestinidad.
En el ‘gran bosque’ -en la zona de Beliones- esperan más e irán ocupando las plazas libres que dejan los que han entrado. ¿Y en Tetuán? Más. De forma gradual van ocupando los espacios vacíos. Y aprenden, ya que para evitar las batidas en los bosques de Marruecos han aprendido a evitar los asentamientos y vienen a ocupar los puntos más cercanos a Ceuta tan sólo 24 horas antes de producirse el intento de entrada.