La quema de parte de la furgoneta que la empresa Acemsa tenía en la barriada del Príncipe mientras sus operarios trabajaban en el barrio provocó ayer la condena unánime de la asociación vecinal. No podía ser menos. Este caso se encuadra en el grueso de atentados que se han producido en la barriada y que han provocado daños cuantiosos a todos los residentes. Quemar un vehículo de Acemsa supone generar el miedo entre los operarios y significa la protesta contra quienes están llevando a cabo un proyecto del que se beneficiarán todos los residentes. De igual manera sucede con el cuadro de Telefónica del que dependían todas las conexiones de internet, que, tras su ataque, provocaron que durante varios días los vecinos carecieran de un servicio considerado ya básico. Si a todo esto sumamos la continuada quema de contenedores o la agresión a los agentes policiales que suben al lugar para ayudar, estamos ante un conglomerado de sucesos que, al margen de su vena delictiva, generan consecuencias directamente negativas contra los propios residentes del barrio.
El presidente de la asociación de vecinos ha condenado los hechos, pero más allá de esta significación clara y mediática, urge una protesta contundente por parte de todo el vecindario. Ellos son las víctimas de lo que sucede y son ellos los que también deben hacer visible esa protesta de alguna manera, cual sea.
Lo que no puede permitirse es que, quienes están detrás de actuaciones de este tipo, extiendan el temor entre sectores de trabajadores quizá buscando el fin definitivo, que no es otro que el que la barriada no avance o no mejore.
El atentado contra el vehículo usado por los empleados de Acemsa no hay que encuadrarlo en la ristra habitual de quemas de coches. Hay que encontrar y darle el sentido que realmente tiene, extendiéndolo a otros atentados (porque así debe calificarse este caso) que han perseguido causar un daño mayor a las miles de personas que residen en la barriada. El futuro del Príncipe pasa por tener, sencillamente, lo mismo que tienen otras barriadas. Algo que hoy no sucede por mucho que nos pongan por delante mareantes inversiones millonarias difíciles de encontrar. Si a ese futuro hay quienes quieren ponerle trabas, la propia barriada es la que debe defender con fuerza su interés. Y ese no es otro que el de sumar y avanzar, nunca bloquearse.