Categorías: Sucesos y Seguridad

“Los bebés robados no podían ir muy lejos del Campo de Gibraltar”

 

Cristina Díaz lleva cuatro años buscando a su hermano, un niño que nació en La Línea en 1967 y que pudo ser vendido por los médicos que atendieron a su madre en el parto. ‘El Faro’ habló con ella.

A la madre de Cristina Díaz Carrasco le dijeron en el año 1967 que su hijo había muerto al día siguiente de nacer. Años más tarde sus hijas descubrieron que jamás había sido enterrado. Entonces comenzó una ardua búsqueda que ha terminado destapando una red de adopciones ilegales en La Línea y descubriendo muchos más casos. Esta red llegaría hasta Ceuta. Cristina Díaz habla con ‘El Faro’ sobre esta trama de venta de bebés.
–Usted y su hermana son ahora mismo las portavoces de un grupo de personas afectadas por las adopciones ilegales en La Línea. ¿Cómo surgió este movimiento?
–Mi hermana flor y yo fuimos las primeras en hacer la denuncia pública y a raíz de esto fueron saliendo más casos en Andalucía. Entonces nos empezamos a encargar de todo un poco y, sobre todo, de los casos que han ido surgiendo. En La Línea debe haber ya sobre unos 20 casos, en Cádiz unos 12 y además están surgiendo en Málaga, Granada y Córdoba. Sólo en la provincia de Cádiz estaremos hablando de unos 35 casos.
–Sus estimaciones de casos serán mucho mayores...
–Por supuesto. Lo que pasa es que al principio la gente se ponía en contacto directamente con nosotras y desde hace un tiempo lo están haciendo directamente con el Fiscal. Estas personas están acudiendo al cementerio y ya saben lo que tienen que hacer.
–¿Cuál es la relación entre todos los casos que han aparecido?
–La relación son las clínicas en las que ocurrió y los médicos que atendían. En La Línea había tres clínicas y el hospital municipal, en todos estos sitios se han dado casos. Luego estarían los médicos que trabajaban en estos sitios y que serían los cómplices. De todos ellos sólo quedaría uno con vida, pero ha negado tener relación con estos hechos e incluso haber trabajado en estas clínicas, a pesar de que en algunos ingresos de partos viene su nombre y sus datos. Este médico fue el que atendió a mi madre en el parto, aunque en el ingreso pone que la atendió una matrona. Esto es imposible porque una matrona no tiene capacidad para aplicar la anestesia y mi madre fue anestesiada durante el parto.
–¿Cómo descubren ustedes que había ocurrido algo extraño con su hermano?
–Nosotros somos cinco chicas. El único varón que tuvo mi madre nació tres años antes que yo, en 1967. Mis padres vivían en San Sebastián, pero como mi madre se encontraba sola decidió ir a dar a luz a La Línea con mis abuelos para que se quedaran con mis tres hermanas mayores. El 6 de noviembre del 67 mi madre tuvo un niño que nació vivo, ella lo vio con sus ojos, y al día siguiente una monja le comunica que ha muerto por insuficiencia respiratoria. Entonces mi madre llamó a mi abuela, que consiguió ver en el depósito el cadáver de mi supuesto hermano. Ella ya había visto a nacer a mis tres hermanas y de momento dijo que ese no era su nieto. Entonces pidió que le hicieran una foto. El hospital dijo que se haría cargo del entierro y entonces mi madre regresó a San Sebastián y cada año volvíamos por vacaciones y visitábamos la tumba, la limpiábamos y le poníamos flores. En los años 80 nos encontramos remodelaron el cementerio. Hace cuatro años falleció mi madre y como ella quería ser enterrada con sus padres y el niño fuimos a poner en la lápida el nombre de mi hermano y su fecha, pero no la recordábamos. Entonces fuimos al archivo del cementerio y preguntamos. Nuestra sorpresa fue que no constaba el entierro y nos dieron un certificado. El secretario nos dijo que si no estaba en el libro de entierros es que no había entrado nunca al cementerio como cadáver porque todo se inscribía. Como muestra nos enseñó una pierna amputada que también estaba inscrita.
–La foto de su abuela que nos ha comentado tiene su historia porque está relacionada con otros casos que han aparecido...
–Sí. Hay una madre (Carmen Rodríguez) a la que le quitaron su hijo en el 68 que dice que, aunque no puede asegurarlo al cien por cien, el niño es muy parecido al que le enseñaron a ella. Luego está Antonio, cuya madre parió en la misma clínica dos meses antes, dice también el niño que le enseñaron era ese. Además en todos coincide el peso. Así dicho parece muy fuerte, pero hay que tener en cuenta que es lo mismo que hacían en la clínica San Ramón de Madrid. Tenían un bebé congelado que era el que mostraban a todas las familias.
–La relación de toda esta red de adopciones con Ceuta cuenta con un caso confirmado. ¿Qué puede decirnos?
–Yo pienso que todos estos bebés  robados no irían muy lejos del Campo de Gibraltar. Estamos hablando de hace 40 años, es decir, que no había Internet ni teléfonos móviles. Eran las propias monjas las que hacían de correveydile. Está el caso de esta chica que terminó siendo adoptada en Ceuta y creemos que no vendría de muy lejos. Ella tiene sus papeles firmados y todo en regla, pero resulta que su madre no podía tener hijos. Por aquel entonces ya se había sometido a una histerectomía, es decir, que le habían extirpado la matriz, el útero y los ovarios.
–¿Qué más le llama la atención de estos casos en relación con la ciudad autónoma?
–Pues me llama mucho la atención que las monjas que se encargaban del hospital de Ceuta eran de la misma orden de las del hospital de Irún. Allí están empezando a surgir ahora un buen número de casos de niños robados y de adopciones ilegales y también están por medio las monjas de la orden de San Vicente de Paúl. Las de La Línea todavía no he podido saber de qué orden eran. En este sentido he encontrado muy poco ayuda. He intentado poner cosas en muros de facebook de La Línea y Algeciras para ver si alguien sabía algo y lo único que he conseguido es que me denuncien, me bloqueen y me digan que ahí sólo puedo entrar para hablar de Feria, Semana Santa y el Rocío.
–¿Hay alguna institución u organismo que les esté poniendo problemas?
–Pues sí. Cuando comencé el abogado me dijo que el hospital estaba obligado a inscribir en el legajo de abortos a todos aquellos que nacían muertos o morían antes de 24 horas y que yo debía pedirlo. Entonces fui al registro civil de La Línea y me dijeron que no sabían ni que era eso. Entonces lo pedí por escrito, esperé y al año me volvieron a decir que lo pidiera. Desde entonces -hace ya más de tres años- lo he pedido hasta en cuatro ocasiones. Esto me ha pasado a mí y a todos los casos que se están dando en La Línea. Dicen que ellos no pueden dejar su puesto de trabajo para buscar ese papel y que no me aseguran que lo vayan a tener para septiembre. Básicamente se dedican a darme largas. La única solución  va a ser que le pida una autorización al juez y que me desplace personalmente más de 1.300 kilómetros para buscarlo personalmente. Un trabajo que creo que les corresponde a ellos. Al hospital se le reclamó en 2006 toda la documentación referente a mi madre y, a día de hoy, todavía estamos esperando.
–¿Han recibido muchas muestras de apoyo?
–Sí, muchísimas. Hay mucha gente que nos apoya y nos ayuda.
–¿Cómo van las investigaciones que están haciendo?
–Ahora mismo tenemos un detective privado contratado y anda detrás de un caso de La Línea que tiene pinta de ser el primero que se resuelva. Él ha podido saber que uno de los médicos le ofreció a una mujer quedarse con un mellizo, la mujer se negó y, al día siguiente salió ese niño. Lo que hemos podido saber es que este médico se fue de La Línea porque había adoptado a un niño y no quería que se supiese. Andamos detrás de él porque creemos que el niño que tiene puede ser el que le quitaron a una mujer.
–¿Su esperanza para poder resolver todos estos casos es que los padres que adoptaron terminen confesando?
–Claro. Esa es la única manera de que los hijos se enteren. Hace poco hubo un caso en Melilla en que la madre le confesó a su hija que la había comprado por un millón de pesetas en un parque. La madre fue desde Castellón a Melilla para hacer la adopción. Los niños no se compran en el parque, ni se debe pagar luego 25.000 pesetas más a una matrona para que certifique que te ha atendido en un parto. Esto es un negocio muy grande. El caso más reciente que tenemos ahora mismo es del año 1994.
–¿Qué supondría para ustedes encontrar a su hermano?
–Demostrar que no estamos locas, primero. Y luego... voy a ser muy sincera. Aunque encuentre a mi hermano yo no puedo pretender que me quiera ni tener una relación familiar, pero por lo menos que paguen los culpables. Una cosa es que tú des a tu hijo en adopción, pero a mi madre le dijeron que había muerto, le hicieron pagar el entierro y encima vendieron a su bebé. Querría que mi hermano sepa la verdad.
–¿Cómo podríamos todos ayudar a esclarecer estos casos?
–Yo haría un llamamiento a los nuevos casos e incluso pediría que la gente contactara con nosotros (a través del email del periódico ceuta@grupofaro.es pueden hacerlo) porque seguro que hay alguien que ha oído algo o que sabe que fulanita no podía tener hijos y de pronto apareció con un niño.

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