Es desesperante que utilizando el Corán y en el nombre de Dios, el Misericordioso, el Bueno por excelencia, los hombres se peleen y maten por la defensa del propio Dios y de lo que dicta, según el Corán.
¡Dios no quiere que se mate a nadie, ni aunque alguno de sus hijos, de forma descarriada, tome su nombre en vano y le ofenda, porque todos pecamos y nadie se libra de haber quebrantado su voluntad! Nadie es nadie para matar a otro hombre o mujer en el nombre de Dios, porque si así se hiciere, el Misericordioso, el Bondadoso, te lo va a tener en cuenta. Y si Él te lo tiene en cuenta, ¿crees que los imperfectos hombres no te van a ver como a un asesino? Por supuesto deben de castigar al matador, y si no lo hacen es porque están tan equivocados como él. Lo cual indica una sociedad de gente equivocada en su conjunto. ¡Simplemente interpretan mal a Dios!
La mayoría de los islamistas –no todos, desde luego– dan interpretaciones coránicas que provocan misantropía e ira racial hacia lo que no es propio; ¿qué si no se puede deducir de lo que es la yihad, por ejemplo? Pero hacia lo propio también. Y si no, ¿cómo interpretar la quema de morabitos, figura o institución musulmana, por parte de otros musulmanes que no opinan igual? Y sus hermanas musulmanas, otro ejemplo, no se libran de interpretaciones que apuntan a la comodidad masculina sobre la femenina (en le nombre de Dios, por supuesto). Un punto es la explicación sexista sobre que el origen y detentación del mal es femenino (y, dado que nacemos de las mujeres, nuestro origen es –por tanto– maligno) ¡Fíjense: si las mujeres enseñan más de lo debido de su cuerpo da lugar a provocación sexual, y ellas se deben de tapar, mientras ellos van por la calle rascándose –literalmente- los huevos con mucha frecuencia y sin pudor alguno, algo que no se me puede negar ni esconder por ser de observación propia! ¡y nada de que los hombres deban de educarse en el respeto hacia los que pasan junto a ellos en la calle, porque me jode cantidad ver que un tío se toca los huevos frente a mí. Me repugna bastante. Hasta me dan ganas de darle dos hostias! ¡Pero, eso sí, que las mujeres se tapen!
No admito machismos de hombres hacia mi persona, ni ante mí hacia las mujeres de mi entorno; ¡ni sofismas sobre Dios! Y no es porque yo sea creyente, que no lo soy, si no porque esa mayoría de musulmanes que usan la irracionalidad contra otros seres humanos suelen tener un grado de escolarización bajo, siendo muy fácil convencerles de lo que se les quiera inculcar, dada la escasa capacidad de análisis intelectual, y –desde luego no todos, insisto- en ello no me sobrepasan. Incluso aunque no tuviese ninguna razón al caso, podría suceder lo contrario. ¿Dónde están el Sur o el Norte en la galaxia o en el Universo? Son puntos locales de referencia a nuestra dimensión. Pero no admito que nadie me imponga por tener la razón divina, sus ideas o su forma de vivir. Ya ha habido algún alto clérigo musulmán que ha aconsejado “dejad la Democracia y practicad el Islam” Pero que lo hagan en sus casitas, y si pasan a fronteras democráticas, que se adapten totalmente. Como dicen algunos otros clérigos: ¿para que queréis música (o cine) si ya tenéis el Corán?
El Ayuntamiento de Lérida prohibió el burka, revocando la normativa el juzgado por ser –precisamente- una prenda teocrática. Pero si mi religión me permite andar en traje de Adán por la calle: ¿también el Juzgado me va a permitir aplicar la norma religiosa por encima de las normas consuetudinarias de la sociedad ilerdana?
Como dijo el presidente de Australia, nadie les ha llamado a nuestras casas. Y si vienen, que se olviden de sacar a relucir el Islam como bandera política.
Al final: Dios dice…Dios dice… ¿Y si me muero y Dios no existe? ¡Menuda estafa!