Así se cierra, al menos judicialmente, la tangana ocurrida en la noche del pasado sábado en la avenida Cañonero Dato, a la altura de la gasolinera Cepsa. Una tangana que, tal y como ayer informó El Faro, se saldó con once argelinos detenidos, entre ellos los dos heridos (uno por arma blanca y otro con una brecha en la cabeza). Ayer la Jefatura Superior informó oficialmente en nota de prensa de lo sucedido, aportando algún detalle que no había trascendido como el hecho de que algunos de los participantes llegaran a rociar con combustible a otros inmigrantes tras echar mano de las mangueras de los surtidores de gasolina. De igual manera rociaron el suelo, aumentando la carga de riesgo producida en el lugar.
Además de hacer uso de extintores, de las propias mangueras y de armas blancas, los participantes en la tangana usaron palos y hierros para agredirse.
Según la Policía, uno de los inmigrantes vació un extintor del techado de la gasolinera contra uno de los coches policiales mientras que los demás argelinos intentaban escapar del lugar. Se creó así una gran cortina de humo que hacía imposible la visión.
Además de los zetas, en el operativo participaron agentes de la UPR y UIP junto a la Policía portuaria, pudiendo así controlar la “caótica situación” que se estaba produciendo.
Todos los argelinos están filiados como residentes en el CETI, otra cosa distinta es que lo sean. Y es que la amplia mayoría de los inmigrantes de esta nacionalidad está viviendo en la calle para intentar colarse en los camiones o delinquir. Solo algunos de estos argelinos viven realmente en el centro del Jaral y sufren acosos de todo tipo por parte de otros inmigrantes de la misma nacionalidad que les roban, acosan y obligan incluso a traficar con hachís. De hecho en el CETI se han incautado de varias armas blancas que estaban en posesión de los inmigrantes de esta nacionalidad.
Los inmigrantes, tras reconocer su autoría en sede judicial, han vuelto al puerto, lugar en el que las agresiones son continuas. De hecho en la misma tarde del domingo, tan solo horas después de producirse la tangana, volvía a repetirse otra agresión entre argelinos. Esta vez los heridos fueron un hombre y una mujer, que recibieron una pedrada en la cabeza -él- y diversos golpes -ella-. Ambos señalaron a otro compatriota como autor de las lesiones, pero no presentaron denuncia en la Jefatura Superior por los hechos. Tras una batida policial por la zona no se pudo localizar al presunto autor de esta doble agresión aunque sí está identificado.
Los trabajadores tuvieron que refugiarse
En esta historia quienes lo pasaron realmente mal fueron los trabajadores de la Cepsa, que tuvieron que refugiarse dentro de la gasolinera y defenderse cerrando las puertas para evitar ser linchados por la cantidad de personas que llegaron a concentrarse en la zona. Fue la situación más violenta vivida, pero a sus espaldas tienen muchas situaciones en las que han temido por su integridad física dado el acoso que sufren en su lugar de trabajo de forma constante. Desde la parte trasera de la estación de servicio los inmigrantes intentan saltar para colarse en los camiones, con lo que la presión es constante.