El que fuera diputado autonómico, viceconsejero y gerente de la Empresa Municipal de la Vivienda, Antonio López, volvió ayer a los Juzgados, en esta ocasión para declarar ante el titular del número 3 en relación con una operación inmobiliaria que cuando todavía ocupaba cargos públicos hizo con Elías Edery, que también testificó, y que levantó las sospechas de la Policía. Se trata de una pieza separada que arranca de la macrocausa del ‘caso Emvicesa’.
Ambos afirmaron ayer, según las fuentes conocedoras de su testimonio consultadas por este periódico, que el negocio no tuvo nada de extraño, que no hubo trato de favor ni López se aprovechó de su condición en la Administración. Para uno y otro solamente se trató de una “oportunidad” que aprovecharon para adquirir un inmueble del que posteriormente el ex cargo público se desvinculó.
A los investigadores les llamó la atención lo que hicieron con la casa del número 10 de la calle Alfau, inmueble que se encontraba afectado por un expediente urbanístico abierto por la Ciudad con número 32.372/11. López y Edery lo compraron por el precio declarado de 250.000 euros en enero de 2014.
En tres meses, Antonio López le vendió su mitad a Edery por 100.000 euros y se libró de toda carga. Para la Policía esta operación fue “muy extraña y poco productiva” para el segundo ya que, además de entregar a los antiguos propietarios la cantidad inicial de 50.000 euros ‘regala’ 100.000 al ex gerente de Emvicesa apenas tres meses después para hacerse con la mitad indivisa que adquirió junto a él y que no le supuso riesgo económico ni inversión alguna”.
En Alfau se “presume”, dejó escrito la Policía en un informe, que pudo darse “la condonación de alguna deuda o al presunto pago de alguna comisión por una resolución injusta relativa a un expediente urbanístico”.
Hace un año y medio López ya declaró en sede judicial que esa y otras ‘brillantes’ operaciones inmobiliarias que hizo entre 2008 y 2014, sospechosas a ojos de la Policía de encubrir acuerdos para declarar importes muy inferiores a los reales o tapar ‘comisiones’, no fueron tal cosa sino el fruto de oportunidades fruto de “productos tóxicos bancarios” o compras soportadas por “créditos hipotecarios” en parte todavía vivos.
En ese marco situó, por ejemplo, la adquisición de sus áticos de Marbella en noviembre de 2012: dos plantas en Guadalpín por 410.000 euros pagando un 10% al contado sin financiación conocida y asumiendo una cuota mensual de más de 1.500 euros. A la UDYCO le llamó la atención que el precio de tasación fuese casi el doble (739.979,02 euros) que el declarado cuando lo usual es al revés.
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