Pese a que el Consejo de Gobierno decidió el pasado viernes 14 destinar más vigilancia mediante una empresa de seguridad privada a las VPO de Loma Colmenar, lo cierto es que ayer las edificaciones contaban con la protección de dos patrullas de la Policía Local y nada más.
Prosiguiendo con su protesta ante el escándalo de las irregularidades del proceso de adjudicación de las viviendas, un grupo de los originalmente listados se encuentra en uno de los accesos al recinto de la construcción. Ellos son testigos veinticuatro horas al día de lo que allí acontece y aseguran que, a lo largo del día de ayer, los cuatro vigilantes extra que supuestamente deberían haber comenzado su servicio no pasaron la jornada en el lugar.
Testigos aseguran que a primera hora de la mañana, entre las 8.00 y las 9.00, dos vigilantes de seguridad se desplazaron a la urbanización en un vehículo particular y entraron a la zona de las viviendas. Habiendo sido anunciado el refuerzo de sus labores para ayer lunes todo parecía normal. Sin embargo, pasadas unas horas, sobre las 11.30 de esa misma mañana, apareció un Fiat Punto negro que se dirigió al encuentro con los vigilantes. Del vehículo se bajó un hombre de mediana edad y se dispuso a hablar con los trabajadores de seguridad. Tras la conversación los recién llegados se fueron del lugar, dejando a las dos patrullas de Policía sin los refuerzos esperados para el comienzo de la semana.
Sin confirmar o desmentir la llegada y salida de los guardias de seguridad, fuentes policiales confirman que el refuerzo por parte de la empresa de seguridad privada no fue llevado a cabo.
Vigilancia 24 horas
Si ha habido un refuerzo en las labores de vigilancia, ese es el de la llegada de los afectados por la famosa lista, acampados cada día frente a los pisos cuyos contratos casi llegan a firmar. Ante lo que se ha dicho sobre las supuestas intenciones del grupo de ocupar por la fuerza las viviendas, causa primera por la cual se enviaron patrullas de Policía y se quiere incorporar más vigilantes, el grupo de manifestantes niega tales acusaciones aunque sí reconocen que la semana pasada un grupo de personas acudió al lugar a intentar plantar la semilla de la cizaña. Testigos aseguran que se trata de una familia bien conocida por la clase política, y por buena parte de los que viven en otras urbanizaciones de Loma Colmenar. Este clan, además, supuestamente ha sido beneficiario de varias casas, viviendas de protección oficial que posteriormente venderían y que, como colofón, estarían incluidos en el nuevo proceso de adjudicación. Fueron los propios acampados los que impidieron que este grupo se colara en las dependencias e influyera en la decisión de que nadie de los protestantes se adhiriese a los radicales. Ante el presupuesto de 20.000 euros destinados a labores de seguridad privada uno de los manifestantes decía “La vigilancia se la pueden ahorrar, si ya lo estamos vigilando nosotros.
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