La madrugada del domingo, día 25 de marzo, los relojes deberán adelantarse una hora (a las 02.00 horas serán las 03.00 horas. Comienza así el denominado “horario de verano”, con el que se da cumplimiento a la Directiva Comunitaria 2000/84/ CE que rige el denominado cambio de hora. El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años. Desde la aprobación de la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con carácter indefinido. Dicha Directiva está incorporada al ordenamiento jurídico español por Real decreto 236/2002, de 1 de marzo. Esta directiva, que es de obligado cumplimiento para todos los países de la Unión Europea, establece con carácter permanente las fechas de inicio del periodo de la “Hora de Verano” (en el que, como ahora, adelantamos el reloj una hora) y su finalización (cuando retrasamos el reloj una hora), produciéndose el último domingo del mes de marzo y el último domingo del mes de octubre, respectivamente. Es decir, la Novena Directiva ha sido dictada con vocación de permanencia, de modo que todos los ciudadanos e instituciones, públicas y privadas de la Unión conozcan anticipadamente las fechas del cambio horario anual y planificar su actividad sin necesidad de esperar ninguna norma futura.
El carácter indefinido de la aplicación del cambio de hora se ha adoptado por entenderse que “el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo” según marca la directiva. Cabe destacar, en este sentido, que el Código Técnico de la Edificación hace ya obligatoria la instalación de estos sistemas en los edificios de nueva construcción. Pero, además, independientemente del cambio de hora, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo y el IDAE recomiendan a los ciudadanos contribuir al ahorro de energía durante todo el año haciendo un uso inteligente de la iluminación en nuestros hogares. Seguir determinadas pautas o hábitos puede permitirnos, sin renunciar al confort, ahorrar hasta 100 euros al año, además de evitar emisiones contaminantes a la atmósfera.
No olvidar apagar luces
Cuesta caro. Cuando salga de una habitación apague la luz
Bombillas de bajo consumo
Hay bombillas que gastan mucho menos que las incandescentes.
Se denominan de bajo consumo o fluorescentes compactas y son ideales para puntos de luz con uso diario superior a las 3 horas. Ahorran hasta un 80%.
También existe una alternativa más eficiente a las lámparas halógenas.
Las lámparas led pueden permitirle ahorrar hasta un 80% en el consumo de energía de ese punto de luz
Ambiente luminoso
Utilice colores claros para decorar su casa. El ambiente es más luminoso y necesitará menos luces.esta caro.
Cuando salga de una habitación apague la luz
Limpiar regularmente
Limpie con regularidad las fuentes de luz.
La suciedad acumulada dificulta la correcta difusión. Utilice reguladores electrónicos de flujo para las halógenas. Nos permiten adecuar el nivel luminoso a una necesidad concreta.