Yamal solo quiere que esto no vuelva a suceder. Que nadie pase por lo que ha tenido que pasar él y toda su familia. Aún está enojado, molesto por lo ocurrido. Imaginen cómo estarían ustedes si les llaman urgentemente del
Hospital de Ceuta porque les dicen que su familiar ha muerto y cuando acuden a la UCI a reconocer el cuerpo, a hacerse cargo de él, resulta que el fallecido es otro. Yamal no se lo tiene que imaginar porque lo ha vivido en sus propias carnes, por eso sigue sin entender cómo pueden suceder este tipo de cosas y lamenta que nadie de la dirección haya, al menos, pedido disculpas. De hecho este medio de comunicación ha intentado recabar la versión de
Ingesa en torno a esta historia y aún no la ha obtenido.
Yamal despidió este sábado a su suegro, a Hamido Mohamed Hicho, vecino del
Príncipe y fallecido en la tarde del viernes. Pero el miércoles ya el Hospital lo había dado por muerto... aunque por error. Ese día Yamal y uno de los hijos de Hamido tuvieron que acudir rápido al Hospital en donde les dieron el pésame por esa muerte. Pero cuando Yamal reconoció el cuerpo no era su suegro, era un marroquí residente en el Príncipe que nada tenía que ver con su familia, que además no se llamaba como su suegro, y que solo compartía un apellido similar. En vez de Hicho, este marroquí se apellidaba El Hicho. Ahí parece estar la clave de todo este lío, de esta historia que ha indignado a la familia, que todavía no tiene siquiera una explicación oficial. Y eso duele. “Me quedé en shock cuando nos dijeron que había muerto. Cuando vi el cuerpo grité y dije: este no es mi suegro, no era él, mi suegro estaba vivo”, explica en una entrevista mantenida con El Faro de Ceuta, medio al que ha recurrido porque quiere que esto se sepa públicamente. “Un fallo lo puede tener un cualquiera... sí, un payaso lo puede tener, pero un profesional no”, explica dolido, en compañía de su mujer, hija de Hamido, quien se suma a esa indignación.
Fue el viernes 13 de noviembre cuando Hamido, que tenía casi 70 años, empezó a sufrir dolores fuertes en el pecho. Su familia lo llevó al centro de Puertas del Campo, pero desde allí llamaron a una ambulancia que lo trasladó al Hospital. Aquí comenzó la estancia hospitalaria de este vecino del Príncipe, que ha permanecido ingresado una semana, el último de los días en la UCI. “Entró primero en el box de Urgencias, me dijeron que estaba estable”, recuerda Yamal.
Pasaron los días y fue el miércoles 18 cuando a las 15:00 horas llamaron a la familia para comunicar que el tratamiento no estaba respondiendo adecuadamente. “Nos dijeron por teléfono que a lo largo de la tarde lo trasladarían a la UCI. Nos lo estaban comentando por teléfono y ya lo estaban llevando, no a lo largo de la tarde, sino ya”. A las 17:40 horas volvieron a llamarles, se estaba gestando el error. “Fuimos al Hospital y a menos cinco nos llamaron a avisar diciéndonos que nos autorizaban a que dos personas subiéramos a la UCI. Cuando llegamos allí nos dieron el pésame y nos informaron de que nuestro familiar había muerto... pero no era nuestro familiar, era otro. Estábamos en shock, no reaccionábamos, nos decían que estaba muerto, nos quedamos bloqueados. Cuando me acerqué a ver el cuerpo de mi suegro no era él, no era mi suegro. Ha sido algo miserable”, lamenta.
“Vamos a suponer que ni lo vemos, que no compruebo quien es... lo enterramos y luego aparece vivo en mi casa... ¿qué pasaría? Te da algo, ¿no?”, denuncia. “Me querían entregar el cuerpo de otra persona, me dieron información de alguien que no era nuestro familiar. Uno se apellidaba Hicho y otro El Hicho”, indica, indignado. No entiende cómo ha pasado esto cuando se trata de personas distintas, con carnés de identificación diferentes.
“¿Y si esto pasa estando la familia confinada y no lo vemos?"
Yamal evitó en ese momento contar esto a su familia porque su suegro seguía vivo. Lamenta que nadie se haya preocupado por lo ocurrido, algo que considera gravísimo. El jueves 19 acudió al HUCE a pedir explicaciones, pero no las ha recibido. Su suegro terminaría muriendo el viernes, después de que 24 horas antes recibiera buenas noticias, que daban alguna esperanza de que pudiera salir adelante. “Me decían que había merendado, que había comido... nos autorizaron a dos personas a entrar en la UCI para verlo. Pero el viernes falleció”.
“¿Y si esto pasa estando la familia confinada y no lo vemos?, ¿a quién se entierra, o lo enterramos dos veces?”, critican. Yamal se apresuraba ayer a echar tierra en la tumba donde recibía sepultura su suegro, rezándole junto a más vecinos y familiares, personal del cementerio y la funeraria. Sus ojos mostraban esa mezcla de sentimientos por despedir a un ser querido y a su vez de rabia por no entender nada de lo que ha pasado, o, mejor dicho, de no entender cómo ha podido suceder en unos momentos, además, de tantísimo dolor. Siente que se ha tratado a su familiar como mercancía.
A las doce de la noche de este sábado, este periódico cerraba esta página de información en su edición impresa sin obtener una versión de Ingesa sobre lo sucedido, ni conseguir una explicación.