Liteo Pedregal es el nombre artístico con el que se ‘esconde’ José Manuel del Río Campos, un soñador que se fue de Ceuta a los 17 años para guionizar una vida que le ha llevado a ser cineasta y escritor. Nacido en 1968, estos días ha vuelto a las calles en las que dio sus primeros pasos para presentar en la Feria del Libro su segunda novela: ‘La llamada del vacío’, editada por Corona Borealis, donde narra el viaje iniciático de dos personas a Nueva York y Nueva Delhi. Una obra que llega después de su primer libro ‘La memoria de las musarañas’ (El Club de la Niebla) y tras una dilatada carrera en el audiovisual con cortos como ‘Imago’, ‘La hégira’ o ‘Alimezher’ que le han valido reconocimientos nacionales e internacionales como ser seleccionado en 2016 entre los talentos emergentes de la Berlinale Talents del prestigioso festival alemán. Turista en su ciudad, recibe a este periódico en el Hotel Puerta de África horas antes de coger el helicóptero a Málaga con el proyecto de su primer largometraje, ‘Nana’, en el horizonte. Dice que hay que saber perderse en las calles de su tierra y recuerda con cariño los chapuzones en la playa de Calamocarro y las calas de Benzú.
–¿Cómo marca haber nacido y crecido en un sitio como Ceuta?
–Pues marca mucho aunque uno se haya ido hace muchos años. Cuando te hacen siempre la típica pregunta de “¿tú de dónde eres?” y digo que de Ceuta te dicen: “Pero si llevas más tiempo viviendo en Madrid que en Ceuta”. Pero la verdad es que uno siempre lleva en el corazón donde ha nacido, donde ha crecido y la familia. Yo la tengo muy presente y luego también he venido mucho.
–¿Qué cambios ve en la ciudad?
–Veo que se ha modernizado tremendamente, se ha hecho mucha inversión en infraestructuras y se nota. Está mucho más volcada al mar. Y mucho más moderna.
–¿La Ceuta de su infancia era algo más pueblo?
–Sí, quizás era algo más pueblo pero siempre con su encanto.
–Ha venido a la Feria del Libro para presentar su segunda novela. En la primera, la acción se desarrolla en Toledo y ahora se ha ido a Nueva York y Nueva Delhi. ¿No le llama la atención en su obra abordar una historia en este enclave euroafricano?
–(Risas) Sí, algo hay en camino. De hecho, yo hice un cortometraje, ‘La hégira’, que se ambienta en el Norte de Marruecos aunque por temas de producción se tuvo que rodar en Almería pero recreamos el Norte de Marruecos allí en tierras almerienses, todo con actores que hablan dariya y que tuve que buscarlos en distintos sitios.
–¿En ‘La llamada del vacío’ habla de la crisis de los jóvenes?
–No tanto de juventud. Es una crisis de mediana edad de los personajes en la que se tienen que plantear luchar un poco por sus sueños, conseguir sus sueños o acomodarse a una vida más convencional. En este caso, el protagonista es un actor que va a Nueva York que tiene muchos problemas para conseguir trabajo en España y decide marcharse a toda costa en contra de la opinión de su pareja. Y el personaje de ella que es la que se va a Nueva Delhi no puedo contar por qué se va porque destripo la novela, pero es la contrapartida. Hay dos modos de abordarla, se puede leer de manera convencional de corrido si te gusta más Nueva York y la novela te indica qué orden de capítulos tienes que coger si te gusta más Nueva Delhi.
“Para mí, un icono de director de cine ha sido siempre Stanley Kubrick porque ha tocado todos los palos”
–¿Disfruta más haciendo películas o con la escritura?
–Al final son dos formas de contar historias. A mí me gusta mucho el cine, es a lo que me dedico y estoy ahora con mi primer largometraje pero hay historias que son más fáciles de contar en un libro porque a nivel de producción rodar en Nueva York y Nueva Delhi sería una superproducción de Hollywood. Son historias que te apetece contar y de esa forma es más sencillo.
–Dedicarse al mundo de la creación consume mucho...
–Eso es algo que no eliges, que te sale casi de manera natural y uno tiene que crear por necesidad. Pero sí consume. Al final, en todas estas profesiones te tienes que buscar trabajos más alimenticios, aunque siempre está ahí ese afán de poder crear y contar historias que es lo que a mí me persigue.
“Recuerdo ir a los estrenos a los cines Cervantes y África; y cómo mi tío me influyó con su cámara Super 8”
–¿Cuáles son sus influencias?
–Tengo muchísimas. Para mí, un icono de director internacional ha sido siempre Stanley Kubrick, que ha tocado todos los palos. Me gusta mucho él porque no me gusta encasillarme, es muy difícil hacer un género concreto bien. He hecho comedia, drama, thriller, y me gusta tocarlo un poco todo.
–¿Qué recuerda de su infancia aquí y su relación con el cine?
–Pues aparte de ir a todos los estrenos en las salas que había antes como el Cervantes o el África y ver todas las películas que salían, mi tío Leopoldo Caballero -que fue corresponsal de ‘ABC’ muchos años- tenía una cámara de Super 8 y le gustaba rodar películas mudas y luego las revelaba y las proyectaba en su casa en una pared. Ese mundo que él mostraba me ha influido.
–¿Le gustaría rodar aquí?
–Es un plató de cine increíble. Me encantaría poder rodar aquí pero hace falta apoyo institucional. Tengo mucha relación con artistas y creadores de Ceuta y siempre que nos vemos solemos comentarlo.
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