"Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”, esta frase se aunque atribuida en primera instancia a Napoleón Bonaparte, se dice que también se debe al filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, cuando dijo: “Aquellos que no recuerdan su pasado están condenados inexorablemente a repetirlo”. Sea atribuya a uno u otro, es la pura realidad y una verdad incontestable.
No sé si por suerte o por desgracia -pues como dijo Gracián: “En la vida todo es del color con del cristal con qué se mira”. Estamos viviendo los españoles unos años apasionantes pero turbulentos, no sólo como europeos y lo que ello significa, sino también como españoles -pese a los envidiosos de esta gran nación que es España, primer estado moderno desde el siglo XV con los Reyes Católicos-. Tenemos abiertos tres frentes: la lucha larvada entre las grandes potencias por la hegemonía mundial, el deseo del líder irrefrenable y megalómano y populista Putin por rehacer la Gran Rusia, y en nuestro suelo patrio, el plan siniestro y malvado sanchista de la programada y controlada voladura de la Constitución del 1978 y lo que ella supuso, para instaurar una república federal, o varias (vaya Vd. a saber), y todo ello en menos de un año. Hay que aplaudir -como no podría ser de otra manera- a nuestras izquierdas, filoseparatistas e independentistas y demás ralea, que conforman el apoyo al gobierno de ese hombre siniestro que no dice la verdad, ni en sueños que es Pedro Sánchez Castejón. Voy a centrarme en el frente nacional.
El jueves pasado el pleno del Congreso ha aprobado de una tacada: la proposición de ley del PSOE y Unidas Podemos y “socios bien pagados” que reforma de un plumazo el Código Penal y las leyes orgánicas del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, la derogación de la sedición, rebaja de la malversación y control del Tribunal Constitucional. Y además con nocturnidad y alevosía legislativa, pues lo han hecho no por el cauce ordinario, sino por una proposición de ley para hurtar a los parlamentarios el debate. Gracias a esta artimaña legislativa han evitado e impedido el sosegado estudio y las comparecencias de expertos de la sociedad civil.
Si eso pasaba en el poder legislativo, otro tanto en judicial, ya que los peones correspondientes en el Tribunal Constitucional y Poder Judicial han maniobrado hasta conseguir que ambos órganos no se reúnan hasta haberse consumado en el Congreso el asalto y sometiendo del poder judicial y la indefensión de los españoles frente a futuros intentos separatistas.
¿Sabrán nuestros lideres constitucionalistas y todos nosotros –el pueblo español- en su conjunto responder a este golpe a la democracia y convivencia? Porque está claro que no podemos esperar un año hasta las próximas elecciones generales por dos motivos: primero, porque poco va a quedar para arreglar en esta España rota en dos, y segundo, porque si en dos meses ha sido capaz el ególatra y mentiroso Pedro Sánchez de perpetrar tan magno daño, que no hará en el año que le queda en la Moncloa sabiendo que puede comprar conciencias y calentar estómagos con el dinero que hemos recibido de los fondos europeos Next Generation.
Y como para muestra un botón -- como se suele decir-- solo hay que volver a visionar y escuchar en los distintos canales informativos el bochornoso espectáculo que nos ofrecieron sus distinguidas señorías en el Hemiciclo del Congreso de los diputados y de un modo especial los portavoces del Gobierno y de los democráticos, progresistas y, como no, por qué no decirlo “superconstitucionalistas” partidos de izquierdas -- pues aunque sea mentira, es gratis y ya saben lo que recomendaba Josep Goebbels: “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”-- que sustentan al Gobierno, a modo de una voluntaria e interesada simbiosis económica y política . Esos partidos son solo los partidos de "izquierdas a secas", sin más calificativos. Deben saber que el calificativo de "ultra" solo existe en el argot de la izquierda para aplicarlo a las derechas . Todos a una y uno tras otro fueron repitiendo los mismos araneros mantras y acusando impúdica e impunemente a la derecha, a la " ultraderecha política, la mediática y la judicial” de estar pergeñando un asalto en toda la regla y un auténtico golpe de Estado al Constitucional, a la Monarquía Parlamentaria , y en general a España entera y al Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez, al estilo del 23-F, con Tejero y sus fieles "tricornios" tomando el Congreso al asalto, mientras que en algunas Comunidades Autónomas -- como Valencia-- los vecinos se encerraban en sus casas asustados por el ensordecedor ruido de las cadenas de los carros de combate comandadas por el general Milans del Bosch.
Lo ocurrido ayer no tiene palabras para describirlo. No había pasado nada tan grave en toda la historia de nuestra democracia. Las falsas mentiras y las acusaciones a los partidos de la oposición --a las que se unió desde Bruselas el presidente Sánchez en posterior comparecencia ante los medios-- no tienen ni calificación ni desperdicio. Cualquier calificativo, por peyorativo y aberrante que nos parezca , no tiene parangón con las "perlas" emanadas del odio y del rencor hacia España, su Constitución, sus Leyes, y su Monarquía. Llegó ayer a decir que: "esto no es solo un golpe de estado y un asalto al Gobierno de las derechas, de las ultra derechas y de las mediáticas” --como antes comenté -- sino que se ha atrevido a insultar institucionalmente como presidente del Gobierno a los miembros "togados" del Tribunal Constitucional, llamándoles " golpistas con toga". Esto ni cuando los partidarios de Donald Trump asaltaron el Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero de 2021.
A parte de pasar a la historia (con minúsculas) por haber desenterrado a Franco, como Pedro I " El Desenterrador" , un nuevo alias le va a acompañar para siempre, va a ser el único presidente que ha insultado públicamente --investido del poder presidencial-- a los jueces del Constitucional . Y sigue superándose día a día.