Esta semana el Gobierno de la Nación contestaba a la senadora de Vox sobre la existencia de marroquíes que ocupan o bloquean habitaciones del Hospital que no quieren abandonar. Uno de esos marroquíes a los que señaló la senadora, diciendo públicamente el número de habitación, es Samir. Creo que en Ceuta todos saben de su historia, la de este tapicero víctima de un accidente de tráfico que nunca ha tenido resolución judicial porque no se detuvo al autor del golpe que lo dejó en estado vegetativo. Samir lleva años ocupando una cama del HUCE y recibiendo los cuidados de su madre. Samir es una víctima de un delito cometido en Ceuta que nunca ha podido ser esclarecido. Samir, por tanto, no es un marroquí que está bloqueando una habitación del Hospital y arrebatando una cama a los españolitos de a pie. Samir se encuentra en estado vegetativo porque en nuestra tierra alguien lo dejo así. Su madre es una mujer entregada a seguir cuidando de su hijo, una mujer que aspira a que salga adelante, una mujer respetada por todos los que la conocen. No es ninguna usurpadora de una cama hospitalaria.
La historia de Samir nunca debió protagonizar una pregunta parlamentaria. Nunca. Porque hay líneas que no se pueden superar y esta es una de ellas. No se pueden superar por simple humanidad, por entereza y por dignidad. No todo vale, no todo puede ser permitido. Si Samir está ingresado en el Hospital de Ceuta es porque en Ceuta encontró el destino que no buscaba cuando acudía a trabajar con su bicicleta para ganar un dinero para ayudar a su madre. Ni un solo testigo acudió a declarar sobre este suceso, nadie sabe dónde está la bicicleta que ocupaba Samir, nadie peleó por investigar hasta el final para aclarar lo ocurrido y conseguir claridad en torno a este asunto.
Yo he visto a esa madre cuidar de su hijo, hablarle al oído, darle de comer, animarlo todos los días y todas las noches. He visto llorarle y he visto cómo ese hijo sigue aferrado a la vida en una cama del hospital. Si hay historias dramáticas esta es una de ellas. Convertirla en un tema político para justificar determinados discursos es vergonzoso.
Estoy en contra de esta immigracion incontrolada e invasora. Pero hay fronteras entre lo humano y lo inhumano que no hay que atravesar. Este ser humano, doble víctima de un imbécil y cobarde que se ha dado a la fuga y de los que lo han explotado sin declarar merece nuestra compasión y nuestra ayuda. En algunos aspectos los casposos de Vox (vivan los toros, las procesiones y la España cateta!!) pueden tener razón, señalando hechos que los políticos oportunistas y cobardes no se atreven a denunciar. Pero en este caso Vox desciende hasta los límites más bajos de la ignominia. Más vale tener enemigos que amigos de esta calaña.