Estas son las caras de los hombres y mujeres, en su mayoría, que llevan un año y cinco meses atrapados en una tierra que antes era solo de paso y que este lunes se han reunido en la plaza de los Reyes de Ceuta para pedir más derechos y algún tipo de ayuda. Son los trabajadores transfronterizos que quedaron atrapados tras el cierre del Tarajal y que permanecen aquí después de tanto tiempo: sin derechos, lejos de su familia, sin vivir sus fiestas y sufriendo las consecuencias también de la pandemia con la pérdida de sus seres queridos.
Rachida Jraifi lleva “casi toda la vida” trabajando en Ceuta y no quiere dejar de hacerlo, pero lamenta que a pesar de la nueva normalidad tras el COVID-19 ellas sigan “atrapadas” aquí. “No podemos alquilar casas porque antes trabajábamos y volvíamos a nuestras casas, pero con esta situación nos hemos visto atrapados y teníamos que alquilar algo, pero no podemos porque no estamos empadronados aquí. Ha habido compañeras que han fallecido sus maridos o padres y no han podido ir. Nosotros estamos respetando el cierre por la pandemia, pero la gente ya se está moviendo y nosotros eso no lo podemos hacer”, explicaba.
Este lunes a primera hora de la mañana se han concentrado frente a las puertas de la Delegación del Gobierno en Ceuta para pedir más derechos. No quieren abandonar Ceuta, sino que lo que quieren es regularizar su situación. “No podemos renovar nuestros papeles de Marruecos ni nuestra tarjeta de transfronterizo, ni siquiera el pasaporte ni la identidad. Muchas tenemos el pasaporte caducado y no podemos hacer nada, estamos en el limbo”, lamenta Rachida.
Lakibira Ijamai lleva 23 años cruzando a diario a nuestra ciudad para dar de comer a sus hijos y ahora nietos, pero no aguanta más. “Estamos aquí y llevamos un año y medio en tierra de nadie y no tenemos a nadie aquí. Muchos tenemos el pasaporte caducado y no podemos ir a nuestro país para traer los papeles para renovar la tarjeta nuestra. Estamos respetando la pandemia, pero ya está todo el mundo viajando y nosotros seguimos aquí atrapados. Estamos pidiendo ayuda al Gobierno o a cualquier persona que pueda ayudarnos a resolver nuestra situación”, ha aclarado.
Son miles de personas que cruzaban diariamente la frontera con Ceuta para trabajar, aunque muchas muchachas no han podido venir porque no podían abandonar sus puestos de trabajo. Están desesperados y solo quieren recibir alguna ayuda de las administraciones. Nadie se ha puesto en contacto con ellos y esperan que “alguien nos eche una mano”: “Nosotros aquí estamos perdidos, en la nada y no tenemos derecho a nada. Solo estamos pidiendo los derechos humanos que puede tener cualquier persona”, seguía Rachida.
Sus casas, sus hijos, padres…todo está en Marruecos, excepto su trabajo, un chaleco salvavidas al que se agarran con fuerza ya que es el sustento de muchas familias al otro lado de la frontera, a donde no quieren volver. Solo piden una solución para arreglar su situación en Ceuta. “Nosotros no queremos irnos nada más, sino que queremos asegurarnos que podemos irnos y volver a nuestro trabajo porque no estamos dispuestos a perder nuestros puestos de trabajo porque sino no tenemos de qué comer”, ha continuado Rachida, algo en lo que coincidían todos.
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