Me ha sido enviado un CD con el texto de un nuevo libro titulado “Primer Centenario del Regimiento de Ingenieros en Ceuta”, del que es su autor el coronel que mandó el Regimiento de Ingenieros nº 7 en el período 2006-2008, D. Manuel García López, que lo ha escrito en conmemoración del centenario que dicha Unidad lleva en Ceuta, donde fue destinada por primera vez en 1910, con ocasión de las hostilidades bélicas que se desencadenaron durante los acontecimientos del Rif, habiendo llegado el Regimiento a esta ciudad en el vapor Virgen de África, tributándole entonces los ceutíes un caluroso recibimiento. Agradezco muy sinceramente al coronel García López que haya tenido la gentileza de hacerme llegar el contenido de su libro, que consta de 15 capítulos dedicados a la historia del Regimiento, coroneles que lo han mandado, el muy digno patronazgo de San Fernando bajo cuya advocación está el Arma de Ingenieros, vinculación de los Ingenieros de Ceuta con la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte y de Nuestra Señora del Mayor Dolor, hechos de armas, misiones internacionales, símbolos, acuartelamientos que ha tenido en Ceuta, condecoraciones, títulos y ornatos, un amplio reportaje fotográfico coleccionado de varias épocas, etc.
El coronel autor del libro nació y vivió en Ceuta toda su infancia. Y como se crió en los pabellones próximos al cuartel de las Eras (entonces de Ingenieros, pero ya demolido), pues desde niño se impregnó del espíritu y valores castrenses frecuentando muchas veces el acuartelamiento cogido de la mano de su padre el teniente de Ingenieros D. Antonio García García, una excelente persona, a quien le unía muy buena amistad con mi tío José Caballero Higuero, capitán del mismo Regimiento. Y, dado que en 1958 también ingresé yo voluntario con 16 años, tuve ocasión de conocer su niñez, motivo por el que nos une buena amistad. Pero aquel niño fue creciendo y, con mucha ilusión y esfuerzos, logró ingresar en la Academia General Militar. Y llama la atención cómo luego en 2006 tuvo la dicha, la íntima satisfacción y el noble orgullo (ganados a pulso), de volver a Ceuta a mandar de coronel el Regimiento en el que había estado su padre y de tan grato recuerdo para él. Ello explica el cariño que ha puesto en el libro, y que tanto honre a su padre en él con numerosas fotografías, lo que asimismo honra y dignifica al propio autor como ejemplo de buen hijo.
Pero, a pesar de tan dilata presencia ya centenaria del Regimiento de Ingenieros en Ceuta, a mi modo de ver, la mayoría de la población ceutí no conoce bien ni sus excepcionales servicios prestados a la ciudad, ni el hecho de que dicha Unidad sea directamente la sucesora de aquel primer y más antiguo Regimiento Real de Zapadores y Minadores de España, creado por Real Decreto de 5-09-1802, pero con antigüedad de 17-04-1711, que cuenta con un brillante historial y muy destacados hechos de armas, entre ellos, la llamada “Fuga de los Zapadores” en 1808 desde Alcalá de Henares hasta Valencia, con cuyo acto de heroísmo le cupo el honor de ser la primera Unidad organizada que con armas, Bandera y Estandarte se sublevó contra la ocupación francesa, habiendo así prendido la mecha para que después las demás Unidades militares, junto con el pueblo español, se levantaran en armas contra Napoleón, en defensa de la soberanía e independencia de nuestra Nación. Es decir, que el Regimiento de Ingenieros nº 7 de Ceuta es hoy el legítimo heredero y fiel depositario del nombre, historial, condecoraciones y gloriosos hechos de armas de aquel viejo Regimiento de Ingenieros.
Y, como recojo en mi reciente libro “Ceuta, pasado y presente”, en el que expresamente dedico un capítulo al Arma de Ingenieros e incluyo un artículo mío que fue en su día publicado en El Faro, titulado “Servicios prestados por el Arma de Ingenieros a Ceuta”, pues creo que tampoco se conoce bien ni ha sido todavía valorada en sus justos términos por el pueblo de Ceuta la magnífica labor desarrollada por los Ingenieros militares en defensa y beneficio de esta ciudad y su obra en el antiguo Protectorado. Y tales aseveraciones no las formula alguien que si fuera militar podría ser sospechoso de caer en el exceso de sobre valorar a su propia Unidad con ánimo subjetivo de ensalzarla, sino que las hace más ponderadamente un civil, con pretensión de imparcialidad objetiva, a quien únicamente le vincula al Regimiento de Ingenieros de Ceuta el hecho de haber consumido en él la mejor edad de mi juventud hace ya más de 50 años, cuya estancia en el mismo me dejó grabado el buen recuerdo y la admiración que le tengo a dicha Unidad, pero no por simple nostalgia, sino porque creo que lo merece por propios méritos, habida cuenta de que mis apreciaciones se sustentan en el testimonio de mis propias vivencias acaecidas cuando formaba parte de sus filas y que también están avaladas por documentos fehacientes incuestionables que tengo consultados.
Por sólo citar algunos, tanto del libro del coronel García López como de los datos que obran en el mío, se viene en conocimiento de la prestación de relevantes servicios que inequívocamente acreditan los siguientes realizados: En agosto de 1770 el teniente coronel de Ingenieros Juan Caballero Arigorri elaboró el proyecto de reforma de las obras de fortificación de Ceuta, que tanto contribuyeron a fortalecer las defensas de la ciudad. En agosto de 1844 llegó destinado a Ceuta el capitán de Ingenieros O´Ryan Vázquez, quien también trabajó muy activamente en la fortificación de la plaza a la vez que tomaba parte en los combates por su defensa. Este capitán alcanzaría luego el grado de teniente general. En 1860 sólo existía en Ceuta el pequeño desembarcadero próximo a San Juan de Dios, llamado también Muelle Principal y después Muelle de Comercio, y hoy ampliado de Pescadores; pero por Real Orden de 23-11-1860 se encargó al teniente coronel de Ingenieros Ángel Romero Wals la redacción del llamado “Proyecto de obras necesarias para la mejora y abrigo del Puerto de Ceuta”, lo que sirvió para su despegue y mejora de la protección de Ceuta y su población.
Dicho proyecto fue luego modificado en 1897 por una comisión de Ingenieros militares, lo que constituyó el primer hito de la posterior construcción del Puerto. En otros estudios sobre dicho Puerto de Ceuta, tomó también parte muy activa el coronel de Ingenieros Nicolás Cheli, siéndole publicado uno de sus trabajos por el Ayuntamiento de la ciudad en 1873. Si bien, es de aclarar que el verdadero artífice e impulsor del Puerto de Ceuta fue luego D. José Rosende, que también fue su primer director desde 1904 a 1929 e igualmente Alcalde de la ciudad de 1928 a 1931. Y los Ingenieros militares de Ceuta llevaron a cabo, entre otras muchas construcciones de obras, las de los cuarteles de la Reina, del Revellín, de las Eras, Comandancia de Obras de Ingenieros, Hospital Militar, barracones del Campo Exterior, baterías de Torremocha, San Antonio, Valdeaguas, Punta Negra, Puerta del Hacho, Pintor, Valdeaguas, Molino, Cerro Mosquero y Cerro del Obispo. También los Fuertes de Piniés, O´Donnell, Cisneros, Renegado, Aranguren, Mendizábal, Benzú, Isabel II, etc, y el monolito construido en la Plaza de África como homenaje de reconocimiento y recuerdo a los caídos en la Guerra de África, que fue proyectado por el capitán de Ingenieros José Madrid Ruiz.
En la Guerra de Marruecos de 1909-1919, el Arma de Ingenieros realizó las fortificaciones de Afersuan, Monte Negro, desfiladero del Ricón y su campamento, Puente del Negro, Restinga y todas las obras de la llanura de Río Martín y montaje del hospital Docker. Desde 1904 hasta el 3-10-1913, construyeron los 43 kilómetros de la carretera Ceuta-Tetuán. En febrero de 1912 el capitán Pintos y el teniente Jiménez de la compañía de Ferrocarriles de Ingenieros llevaron a cabo el tanteo y trazado del ferrocarril Ceuta-Tetuán por el ancho europeo de 1’44 metros, y su construcción estuvo a cargo del comandante Manella de Ingeniero. El 15-09-1913 murió valerosamente el teniente del Arma Vicente Gallo cuando dirigía la construcción de un reducto en la cábila de Ányera (Ceuta). Y durante el Protectorado, los Ingenieros aseguraron las comunicaciones del mando y de Ceuta con toda la zona interior a través de las compañías de Red telefónica, Telégrafos y Radiotelegrafía, instalando centrales telefónicas y estaciones de radio en las que yo mismo presté servicios con Dar-Riffien, García Aldabe, Restinga, Punta Leona, Kudia Federico, Kudia Taifo, Condesa, Restinga, Tetuán, etc. Los jefes de Centros de Transmisiones militares del Protectorado, eran también los responsables y encargados de asegurar y mantener las comunicaciones civiles. Por ejemplo, mi tío José Caballero Higuero, como jefe de Comunicaciones del Sector de Tánger, tuvo a su cargo tanto las militares como las civiles. En fin, toda una ardua labor de los Ingenieros en beneficio de Ceuta y proximidades que, aun cuando es difícil resumir en el breve espacio que impone un artículo, bien merece que se recuerde, se valore y se reconozca.
Y en Ceuta se han erigido ya monumentos o estatuas a la Legión, Regulares, Artillería, Caballería, Guardia Civil, etc, haciendo encomiable justicia a dichas Unidades y Cuerpos, ya que todos tienen méritos más que sobrados para merecer tal distinción. Sin embargo, a mi modesto juicio, creo que supone un agravio comparativo que nada se haya reconocido todavía al Arma de Ingenieros, pese a tener tan brillante trayectoria y de haber prestado tan relevantes servicios a la ciudad. Como tampoco se ha instituido el título de Ingeniero de Honor, cuya figura honorífica sí existe en otros Cuerpos. Y es por ello que, sin perjuicio de las posibles iniciativas que, en su caso, procedan de cara a promover, impulsar y gestionar tal reconocimiento por las autoridades militares en colaboración con las civiles, como simple ciudadano de Ceuta sugiero tal idea, por entender que se trataría de una muy acertada medida que vendría a hacer justicia a los 100 años de tan meritoria labor llevada a cabo por los Ingenieros militares en favor de Ceuta, como tienen más que acreditado.