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“La libertad y la democracia a España siempre la ha traído la izquierda”

El secretario de Estado para la Agenda 2030, Enrique Santiago (Madrid, 1964), volvió ayer diez años después de su última visita a Ceuta, la ciudad en la que los franquistas asesinaron a su abuelo en 1936, en la que pasó muchos veranos de joven y a la que posteriormente también prestó mucha atención como secretario general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Abogado, diputado de Unidas Podemos y líder del Partido Comunista de España (PCE) desde 2018, esta vez regresa sobre todo como nieto del doctor que llevaba su nombre, a cuya viuda y hermanas UGT ha decidido conceder su IV Premio Antonia Céspedes ‘La Latera’ para poner en valor el esfuerzo de las mujeres que sacaron adelante a sus familias sobreponiéndose a los crímenes fascistas.

–¿Cuál ha sido su relación con Ceuta?

– Vine mucho en la infancia, a pasar las vacaciones con mis tías, que han fallecido y ahora son las premiadas. Mi padre se escapaba aquí siempre que podía. Después como secretario general de CEAR viajaba con cierta frecuencia, aunque ahora hace alrededor de diez años que no visitaba la ciudad.

"Mi padre no me contó que a mi abuelo lo habían asesinado hasta que yo se lo pregunté"

–Ahora vuelve para recoger el galardón que concede UGT a las mujeres de su familia que tuvieron que salir adelante tras el asesinato de su abuelo.

– Sí. Es un premio único por su visión: las víctimas también fueron las que quedaron, las que vieron cercenada la posibilidad de vivir una vida normal, que soportaron la represión... Yo he sabido cosas que desconocía gracias al trabajo de Francisco Sánchez, que ha hecho un trabajo encomiable, y Pepe Mata. Yo desconocía que, al margen del asesinato de mi abuelo y la condena a muerte de mi tío abuelo, a mi abuela la condenaron al pago de una indemnización, un saqueo patrimonial de la familia en una ciudad pequeña donde supongo que las presiones serían horribles.

–¿Qué recuerda de aquellos viajes a Ceuta de pequeño?

– Yo no era consciente de eso, pero sí recuerdo que una vez en el Monte Hacho estábamos pasando la tarde y un coche se quedó atascado y mi padre fue con otros hombres a ayudar a sacarlo. Después me dijo: ‘Ese señor al que he ayudado es el hijo de quien mató a mi padre’.

–¿En su familia se hablaba con normalidad del asesinato de su abuelo?

– No, en mi casa no se hablaba de eso. Hasta que no fui adolescente y ya había muerto Franco, no. Mi padre me lo contó porque yo se lo pregunté. Hasta entonces era algo extraño, en mi casa de Madrid había fotos del abuelo con 26 años y mis tías siempre acababan llorando cuando hablaban de su hermano, que era el único que había podido estudiar gracias a una beca que le dio el Ayuntamiento de Sánchez Prados. También era el más pequeño de los hermanos y el mayor, que también estuvo recluido muchos años en el Hacho, fue quien sacó a la familia junto a mi bisabuela.

– ¿Hemos hecho suficiente Memoria Histórica como país?

– No, muy poca. España tiene mucho trabajo por hacer y así lo dicen los informes de Naciones Unidas. Aquí no es que no hayamos exigido cuentas ante la Justicia, sino que no hemos hecho nada, ni reconocido a las víctimas. Premios como este son muy importantes desde el punto de vista de la reparación moral. Desde el Gobierno central es algo que estamos empeñados en corregir, sobre todo desde la parte que yo represento, que es Unidas Podemos. Este es un buen momento para homologarnos al resto de países de nuestro entorno.

–¿Por qué vamos con retraso?

– Porque aquí no hubo un proceso democrático de recuperación de la democracia. El dictador murió en la cama y no hubo un corte radical, sino una sucesión. No es aceptable que en España se encuentren restos humanos y los jueces ordenen no tocarlos ni investigar. A mí me llama mucho la atención que una Dictadura que tenía una sólida base religiosa, que tenía en la Iglesia Católica un pilar fundamental, incumpliese sus preceptos sobre el enterramiento de una forma tan inhumana y tan cruel con los represaliados. Estas asignaturas pendientes, o se abordan o nunca se cierran y tienen consecuencias: un Estado que no es capaz de hacer justicia por igual tiene una legitimidad muy limitada para exigir respeto a las leyes. Es muy torpe seguir aplazando la solución a esta realidad, y no es venganza, sino reparación y reconocimiento.

"Unidas Podemos garantiza que no habrá gobiernos de derechas en España en muchos años"

– En el último Pleno decía Vox que la Agenda 2030 no es más que “ideología progre”. Usted, como secretario de Estado encargado, ¿cómo la describiría?

– Son los objetivos que nos hemos marcado para garantizar una vida digna, no riqueza, a todas las personas desde las naciones civilizadas. Son 17 retos en múltiples ámbitos. Ahora estamos concretando los compromisos que asumirá España. No es un trabajo arbitrario ni exclusivamente gubernamental, sino muy participativo. Llamar a eso ‘consenso progre’ implica defender que en este mundo o en este país haya minorías con privilegios, con más recursos de los necesarios para tener una buena vida, a costa de que otros sufran carencias esenciales. No es muy cristiano despreciarlo.

–¿El secretario general del PCE esperaba una campaña en Madrid sobre el dilema ‘Libertad o comunismo’ planteado por el PP de Ayuso?

– Era previsible y muy ‘trumpiano’. La derecha ha optado por el negacionismo. La humanidad ha progresado generando derechos y distribuyendo la riqueza. Frente a eso se hace la víctima y niega la realidad, las desigualdades, creando enemigos externos como el ‘comunismo’, una amalgama en la que entra todo, el feminismo, el ecologismo, la socialdemocracia... Desprecian todo lo que no coincida con su forma de ver la vida. La libertad y la democracia a este país siempre la ha traído la izquierda. A la ultraderecha no le importa nada cuando están en juego sus privilegios.

– ¿El resultado de Madrid augura un crecimiento de la derecha?

– Madrid es muy anómala. España no se parece a Madrid, cada vez menos. Se está convirtiendo en una gran distorsión de nuestra realidad política y es el mayor riesgo para la vertebración de un Estado social y unitario.

–¿Cuál es el futuro de Unidas Podemos sin Pablo Iglesias?

– Unidas Podemos es una fuerza muy sólida que irrumpió frente al bipartidismo, que no va a volver, y que ha trazado políticas que han permitido aritméticas de gobierno que tienen muy crispadas a la derecha y a la ultraderecha. La izquierda con una visión de Estado puede construir sobre garantías de derechos con la nacionalista y lo hemos demostrado. Por eso el ataque descarnado que hemos sufrido, sobre todo Iglesias y Montero. La pervivencia de nuestro proyecto garantiza que no habrá gobiernos de derechas en muchos años. Tenemos muchos liderazgos emergentes muy feminizados. En la manifestación del Primero de Mayo, un antes y un después, se constató a quién saludaba más efusivamente la clase trabajadora: a la mejor ministra de Trabajo que hemos tenido en España, Yolanda Díaz.

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