Los placeres de la vida me plantea una gran incógnita está interrogante. ¿Cuáles pueden ser?. Son tantos que la verdad no tengo una sola elección. La primera en mi debate es la tranquilidad.
¿Cuántas veces hemos querido dar, todo lo que tenemos, por estar en un lugar aislado de los problemas de este mundo?. Creo que muchas veces. Cuando uno tiene una edad, es cuando añora estar en los lugares solo. Quiere entrar dentro de ese silencio donde sólo tienen cabida los recuerdos positivos de todo lo bueno que nos ha pasado en el transcurso de nuestra dilatada vida. Es cuando verdaderamente nos encontramos felices.
Y si buscamos en el YouTube esa musiquita que a todos nos gusta; ya es la repera. Un mundo paralelo en el que nos gustaría estar. Y esto tiene su continuación cuando entramos, con algún amigo, en unas conversaciones filosóficas.
Siempre sale de nuestros adentros esos arrebatos de libertad donde muestra fantasía da riendas sueltas al mañana que queremos tener.
Yo siempre me he decantado por ver nuestra querida España. Por beber de su belleza, cultura, gastronomía, y ese largo etcétera, que aburriría a todo el mundo. Pero siempre bajo un mismo eje, el mar. Reconozco que soy un vicioso de nuestra querida y refrescante costa. También, no voy a ocultarlo me encanta el campo, pero si me dan a elegir....
Hoy me he sentido nostálgico cuando he escuchado la canción de José Luis Perales, un barco llamado libertad. ¡Cuántos recuerdos me han obturado mi cerebro!
Muchas veces he querido ver el espacio donde se ofertan casas rodantes, es decir, roulottes o caravanas, pero reconozco que se salen de mi presupuesto y de los objetivos de mi pareja. Siempre me ha dicho que no es normal lo que le propongo. Y mi exclamación hacia intentar buscar un poco de clemencia es recordarle que he trabajado toda mi vida para darle todos los caprichos y uno solo que pido, debería de abrir el debate hacia un sí.
Ya que un hombre trabaja y nunca le pone peros a los días que quiere la parienta estar en los lugares que añora. Al revés, aunque uno haga cuentas y vea que no se puede, siempre hace la opción ‘b’ para arañar esos duros para darle el gusto. Creo que es un premio a nuestra larga vida laboral y de padre de familia. Pero bueno el soñar no come. Pues aquí está mis deseos. ¿Creo que algún día los veré culminados?. Pero creo que lo principal es intentar no dejar nada fuera del tiesto nuestra ilusión por algo. Eso que siempre hemos luchado por ello. Hoy me he sentido nostálgico cuando he escuchado la canción de José Luis Perales, un barco llamado libertad. ¡Cuántos recuerdos me han obturado mi cerebro!. Ese profe de sociales, que quería trasmitir lo que tenía guardado en su armario de la nostalgia. Nos ponía los grupos de moda, Jarcha, con su cansino libertad, donde un grupo que luego fue a Eurovisión se hizo célebre por su cantante que posteriormente fue la referencia en el Consorcio. Era una época de la transición. Todos deseábamos lo mismo que yo volar en libertad.