Opinión

Liberalismo, España, coherencia (y II)

En el artículo anterior (Liberalismo, España, Coherencia, publicado el pasado 23 de noviembre) hicimos un repaso de las ideas principales que son la base teórica sobre la que el Liberalismo político se asienta. Veamos ahora cómo es esta situación en España, cómo se toman estas algunos de los partidos políticos que se autoproclaman liberales, especialmente aplicadas a tres cuestiones que suscitan, aún hoy día, un debate ético. Vamos a contemplar los casos de los partidos de Vox, el Partido Popular y Ciudadanos, todos considerados liberales. ¿Son coherentes con su ideología?

En primer lugar, la gestación subrogada. Esta supone que una mujer cede un hijo propio recién nacido a otra mujer o pareja que no pueden tener hijos por sí mismos. Hay dos variaciones: la altruista, en la que no hay intercambio monetario (permitida en distintos países, como Reino Unido, Australia, Canadá o Grecia); y la comercial, donde es legal en la mayoría de Estados de Estados Unidos, y en países como Rusia, Ucrania o Georgia, aunque con algunas restricciones: solo pueden alquilar un vientre parejas que sean heterosexuales. Es España es ilegal. Desde el punto de vista liberal, que defiende una intervención estatal pública mínima en las relaciones privadas entre ciudadanos, y que entiende que toda igualdad ciudadana se enmarca en ser iguales ante la ley, lo coherente sería aceptar ambas versiones, tanto la altruista como la comercial, siempre y cuando no haya coacción hacia ninguna de las partes. Si miramos los programas políticos de los tres partidos españoles mencionados, ninguno aboga por esta opción. Vox ha afirmado en numerosas ocasiones su oposición frontal. El PP, que considera que antes de tomar una decisión es necesario tener un debate serio, solo ha mostrado tibiamente su apoyo a la versión altruista, aunque es un tema al que evita referirse, y nunca ha presentado una proposición, ni de ley ni no de ley. Es cierto que Ciudadanos se ha manifestado públicamente a favor, pero solo de la versión altruista, por lo que se opone a cualquier intercambio monetario, que considera ilegal. ¿Son coherentes estas posiciones desde la teoría liberal que dicen defender? Juzgue el lector por sí mismo.

En segundo lugar, la eutanasia. Esta “buena muerte” supone, por lo general, casos muy graves de enfermedades incurables que producen, además, un dolor innombrable en los pacientes, con limitaciones en su autonomía física incluida. En España, la coalición del gobierno actual la aprobó en 2021 con los votos en contra de nuestros tres partidos. Desde el punto de vista del Liberalismo, ¿tiene esto coherencia? Recordemos que esta doctrina defiende como punto central de la toma de decisiones la libertad sagrada del individuo, su autonomía y derecho a decidir cómo quiere llevar a cabo su proyecto de vida, lo que hace, piensa y dice. ¿Es la decisión de cómo y cuándo acabar con la propia vida parte de esta libertad? ¿Hay en estos casos coacción o imposición cuando las condiciones son seguras para elegir libremente? Sin embargo, nuestros partidos liberales no solo no aceptan la eutanasia en el caso de los enfermos terminales o dolores insoportables, sino que además se oponen, y ni siquiera pretender debatir, la idea de que una persona sana, libre y conscientemente, decida cuándo quiere morir. O que quiera morir pero en condiciones no traumáticas. La RAE define suicidarse como “quitarse voluntariamente la vida”. ¿Es el suicidio solo una cuestión de darse muerte uno a sí mismo? ¿Tiene sentido plantearse un concepto como suicidio asistido? Si tomáramos en serio por un momento la idea de que una persona sana reciba eutanasia,

¿puede esto ser llamado de otra forma que no sea asesinato? ¿Qué principio liberal se rompe, en este caso? Contemplemos el caso de un suicida, no impulsivo (digamos alguien que decide acabar con su vida por un arrebato emocional o pura desesperación), sino meditado, recurrente, decidido. Desde el Liberalismo no parece haber una razón suficiente para coartar, limitar, obstaculizar la decisión libre, no impuesta, de este suicida imaginario. ¿Cómo se tomarían los votantes liberales si alguno de sus partidos representantes presentara una proposición de este tipo? ¿Cómo justificarían tal propuesta? ¿Son, en este punto, coherentes nuestros partidos? Que juzgue quien lea.

En tercer y último lugar, el aborto. Esta cuestión es más peliaguda, ya que, de tomarnos en serio el debate, lo primero que habría que aclarar es cuándo un feto es un ser humano, si cuando es un cigoto, un embrión o, ya más desarrollado, un feto. Actualmente, la ley vigente en España fue aprobada por el gobierno de Zapatero en 2010, y establece que la interrupción voluntaria del embarazo es libre hasta las catorce primeras semanas, que se alargan hasta las veintidós semanas aunque solo por causas médicas. Entendiendo que en el caso de que una mujer decidiera abortar libre y voluntariamente, bien por causas médicas o socioeconómicas, bien por cambio de opinión respecto a tener un hijo, las leyes de la coherencia llevarían a pensar que cualquier liberal, sea político o no, tendría que aceptar el aborto libre. En este punto, solo Ciudadanos se muestra partidario de la ley actual; es más, al parecer, durante años ha estado realizando un cuestionario a todo nuevo afiliado en el que, entre otras cuestiones, se le preguntaba si era contrario a la interrupción del embarazo: en caso de rechazo al aborto, no se le admitía en el partido. Para Vox, el aborto es una aberración a ilegalizar en todas sus formas, momentos, y por cualquier causa: para este caso, el supuesto Estado mínimo termina siendo un Estado de máximos. El PP se muestra ambiguo en esta cuestión. En 2014, el gobierno de Mariano Rajoy presentó una reforma por la que pretendía volver al modelo legal previo, de 1985, que no incluía el aborto libre. Más actualmente, ya con Feijoo a la cabeza, el partido ha dejado claro en varias ocasiones que nunca ha reconocido el aborto como un derecho.

Si aceptamos la tesis de que los partidos políticos representan, realmente, a aquellos que los han votado, nos tendríamos que preguntar si los votantes de estos tres partidos son liberales pero también coherentes. ¿Qué piensa usted, especialmente si es uno de sus votantes, o si se declara liberal? ¿Debería dejarse la vida privada de una persona a su autonomía personal? ¿Debería intervenir el Estado imponiendo lo que está permitido y lo que está prohibido hacer? ¿Sería esto un claro ejemplo de intolerancia estatal, de terrorismo de Estado, como afirman algunos neoliberales?

Pruebe a hacer este ejercicio de aplicación de unas ideas teóricas a algún asunto concreto, pongamos por caso las becas escolares, o las ayudas a personas dependientes. Quizás descubra eso del refrán popular de que “mezcladas andan las cosas: junto a las ortigas nacen las rosas”.

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