Leia y Babor son dos cachorros que ya forman parte de la Unidad de Guías Caninos de Policía Nacional de Ceuta. Han llegado desde el Centro Militar de Cría Caballar y ya están entrenando con sus dueños, Alberto Arias y Francisco Bernal, para ser los mejores en sus respectivas especialidades.
Sobre el origen de estos perros, Francisco Bernal ha detallado que en ese centro “tienen varias madres y varios padres, van seleccionando los mejores y tienen varias camadas de distintas razas como pastor alemán, labradores o pastor belga malinois y por regla general todos los que están allí valen porque realmente están hechos para la labor policial y militar y hacen una función espectacular”.
Para traerse uno de estos cachorros hasta Ceuta, tuvieron que realizar una solicitud y una aprobada, estos guías caninos se desplazaron hasta allí, “y le haces las pruebas que creas que son adecuadas” para ver cómo son los perros, su personalidad y si realmente tiran de olfato.
Ahora, una vez en Ceuta, es el turno de trabajar con sus respectivos guías caninos para adiestrarlos. “Lo primero es intentar que el perro aprenda a vivir en sociedad, que pueda salir perfectamente por la calle, que no muerda a nadie, que no tenga miedo a los coches ni a la gente”, ha explicado Alberto Arias.
De este modo, “la primera fase es intentar que todas esas experiencias las vaya teniendo de cachorros, que es cuando no tienen miedo, para que cuando sea mayor no tengan problema”.
Además, ha añadido que también es “muy importante” en esta primera etapa forjar “el vínculo con el guía, estar mucho tiempo con el perro, jugar con él, cariños, cepillarlo…que el perro entienda que eres su compañero y su guía”.
Una vez pasado ese primer proceso de socialización y de vínculo, toca empezar con los primeros ejercicios para las especialidades que serán formados como son “los cobro, que es tirar una pelota y que vaya buscarla a la vista; luego tirarla en una zona como es un césped y que para encontrarla tenga que tirar de olfato; y a medida que vemos que el perro va progresando ya se pasa a diferentes ejercicios” hasta que se le empieza a introducir el marcaje o la sustancia, en función de la especialidad.
Leía, que tiene siete meses, será especialista en sustancias estupefacientes, billetes y armas y ya está trabajando en eso. Según ha detallado su guía canino, Alberto Arias, “es muy inteligente, no tiene miedo a nada y nos encontramos con la introducción del olor, del hachís, que es la primera sustancia que se introduce porque es la que más huele”.
“Es una fase para que ella asocie que cada vez que encuentre ese olor viene un premio detrás. Cuando ella entiende que pasa eso, es cuestión de ir progresando e introduciendo más sitos de búsqueda”, ha señalado.
Por su parte, Babor, con seis meses, se está preparando para la detección de explosivos de la mano de Francisco Bernal. Para ello, “ahora mismo estamos enseñándole el sit para que siente porque en su caso es fundamental” debido a la especialidad a la que se dedicará.
Y es que, en su caso se trata de “un marcaje pasivo en el cual se tiene que sentar cada vez que encuentra una sustancia. Lo que hay que hacer es asociar que él busca esa pelota, que es lo que le gusta, y asociarlo a esa sustancia. Y luego empezar eso a ampliarlo a vehículos, interiores, personas o distintas posibilidades que se pueden dar en el día a día de la función policial”, detalla Bernal.
Actualmente, ambos cachorros se encuentran en fase de preparación para prestar su servicio con la Policía Nacional de la mano de sus respectivos guías caninos, Leia con Alberto Arias y Barbor con Francisco Bernal.
Normalmente, tardan un año es estar completamente preparados, por lo que en unos meses podremos ver a estos cachorros cumpliendo con su misión en la Ciudad Autónoma.