Legionarios de Burgos, La Rioja y Ceuta, unidos para recordar a los grandes héroes

Los valores, espíritu y tradiciones de la Legión son muchos, pero hay uno que destaca por encima de todos. La hermandad, el sentido de pertenencia a un grupo como si de una familia se tratase, traspasa todas las generaciones de legionarios que se forjan, tanto en Ceuta como en el resto de España.

El pasado 8 de junio la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Burgos realizó un emotivo homenaje al cabo legionario Suceso Terrero López, héroe del Monte Gurugú y natural de la localidad de Hormilla (La Rioja), cuando se cumplen 103 años de su fallecimiento en combate.

Un acto que cada año pone de manifiesto el hermanamiento entre la hermandad y la propia localidad riojana, pero que en esta ocasión además ha servido para firmar un documento de hermanamiento entre el Ayuntamiento de Hormilla y la propia Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Burgos.

Durante el sentido homenaje, en el que participó el alcalde saliente, la nueva alcaldesa que deberá tomar posesión del cargo el próximo 17 de junio, además de miembros de la Guardia Civil y de la Gendarmería francesa que vigilan el Camino de Santiago a su paso por esta localidad, se depositó una corona de laurel en honor a Suceso Terrero tras lo que tuvo lugar también una comida de hermandad.

La Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Burgos es la "más antigua" de España, además de ser respetada por el resto de hermandades, entre ellas la de Ceuta, que anualmente invita a la representación de Burgos a asistir a los actos que se desarrollan en el día de la fundación de la Legión, el 20 de septiembre. Asimismo, según indican, se ha recibido en estos días por parte del coronel del 2º Tercio Duque de Alba de Ceuta la invitación para asistir al Día del Legionario Veterano.

Suceso Terrero López, un héroe legionario al que recordar

Suceso Terrero López nació en Hormilla en la primavera de 1896, era hijo del secretario del Ayuntamiento y se alistó en la Legión Española, donde alcanzó el grado de cabo. En el verano de 1921, el Ejército intentaba recuperarse del ‘Desastre de Annual’ –ocurrido en julio–, batalla en la que diez mil soldados españoles perdieron la vida.

"El Gobierno de Madrid ordenó reconquistar el territorio perdido, por lo que planeó una ofensiva desde Melilla, avanzando bajo la protección de diversos puestos defensivos protegidos por sacos terreros, alambradas y otros parapetos naturales, cubiertos por una plancha de cinc, que podía levantarse cuando el sol del desierto se hacía insoportable (blocaos)", recuerdan.

El ‘blocao’ de Dar Hamed, estaba situado en la ladera del monte Gurugú, constituía para ambos bandos un enclave estratégico. De hecho, este ‘blocao’ al que los legionarios llamaban ‘El Malo’ –por el riesgo que corrían sus ocupantes y las lamentables condiciones de vida que estaban obligados a aguantar–, era vital en la defensa de Melilla y el control de la carretera que llegaba de Nador.

"Después de aguantar días y días de hostigamiento, el teniente Fernández Ferrer, oficial al frente del destacamento, solicitó al ayuda urgente a través del heliógrafo. Ante la gravedad de la situación, el teniente de Infantería Eduardo Agulla pide a sus superiores acudir al rescate de los sitiados secundado por las fuerzas del Tercio de Extranjeros. Sin embargo, la plana mayor, temiendo dejar desprotegida en exceso la defensa de Melilla, desaprobó el ofrecimiento. Sin embargo, sí autorizó destacar un pelotón de legionarios, al que todos se presentaron voluntarios", explican.

Al frente de una "peligrosa misión"

Agulla designó al cabo Suceso Terrero para liderar la "peligrosa misión al frente de una quincena de legionarios". El cabo Terrero y sus hombres alcanzaron a golpe de fusil y bayoneta, el ‘blocao’ de Dar Hamed tras sufrir dos bajas. "Allí encuentran gravemente herido al teniente Ferrer, que murió por la noche tras recibir otro impacto de bala. La intensidad del fuego de las tropas de Abd-el-Krim era tan intensa, que legionarios e infantes españoles van cayendo poco a poco dentro del propio refugio", rememoran.

La muerte del teniente Ferrer había dejado al cabo Suceso Terrero al mando del ‘blocao’ quien, "en la madrugada del 16 de septiembre –sin víveres ni municiones–, ordenó a su compañero Ernesto Miralles pedir ayuda".

"Poco después, el refugio fue destruido por un obús artillero, matando a todos sus ocupantes.

Cuando la Legión llegó al ‘blocao’, el legionario Francisco Pages recogió entre sus brazos el cuerpo de Terrero, y entre lágrimas, exclamó: "Perdóneme mi cabo, por no haber podido llegar a tiempo de salvarles", recuerdan desde la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Burgos.