El alférez Narváez aconseja que en situaciones de acoso escolar se llame a la Guardia Civil; en su caso, esta historia se cruzó en el camino cuando tuiteaba un mensaje de la asociación que representa
El alférez Raúl Narváez, community manager de la Unión de Oficiales de la Guardia Civil, prefiere quedarse con el tuit publicado por la madre de la joven de 18 años a la que ayudó para evitar que se quitara la vida, después de confesarle un extremo caso de bullying que estaba sufriendo a través de las redes sociales. Un tuit de agradecimiento por la reacción que tuvo cuando su hija se cruzó virtualmente en su camino mientras publicaba un mensaje de la asociación en redes sociales.
“La chica contestó al tuit que habíamos puesto como parte de una campaña de la Guardia Civil. Ese es el mensaje que dio inicio a todo lo que ya se conoce; en él decía ‘yo sufro bullying, me quiero suicidar, no puedo más’. Se me cortó el cuerpo, al principio pensé que podía ser un bromista, pero cuando entré en el perfil de la chica me preocupé mucho más porque eran tuits oscuros, de suicidio, autolesiones, eso me terminó de preocupar. Le mandé un privado, le dije que era psicólogo, guardia civil, que le podía ayudar... y así comenzó una conversación que duró hasta las tres de la madrugada”.
En ese intercambio de mensajes fueron conociéndose más detalles de la situación por la que atravesaba esta joven, sirviendo no solo para ganar confianza sino también tiempo.
“Cuando fui cogiendo confianza, me dio sus datos, dónde estudiaba, le pedí que mandara los mensajes que le estaban poniendo que eran aberrantes. Era una auténtica jauría lo que le estaba atacando con insultos gravísimos, tuits de contenido sexual también aberrantes. No sé cómo una persona puede dormir tranquila diciéndole esas cosas a otra”, explica Narváez a FAROTV.
Los contactos posteriores con el instituto al que estaba vinculado la joven y con la Guardia Civil del pueblo en el que reside terminaron por trasladar esta historia del ámbito virtual al real, con consecuencias judiciales concretas, que son las que ahora se esperan. “El punto de inflexión para que se tranquilizara fue cuando le prometí que llamaría al instituto y al cuartel. Ya esa noche no dormí, estuve en vela y mirando el móvil por si tenía un nuevo mensaje. En el instituto desconocían las intenciones suicidas, ya cuando hablé con la Guardia Civil del pueblo se activó el protocolo anti acoso. Este es un caso ejemplar porque todo el mundo funcionó como se tiene que funcionar: la orientadora, asuntos sociales, la Guardia Civil... todos”, añade.
La joven ahora seguirá su camino intentando superar el trauma vivido, manteniendo contacto con el alférez y recibiendo un tratamiento. “Ella está mejor y policialmente se va a actuar contra la gente que le está acosando. Esto es lo que pasa, que ellos” -los acosadores- “no son conscientes de las implicaciones penales que podía haber tenido este caso. Porque ya el hecho de los insultos es un delito, pero la inducción al suicido es aún peor. No son conscientes de las implicaciones penales que pueden tener esas actitudes”, matiza Narváez. “Estos problemas los ha habido siempre, ahora la presión está en el colegio pero luego sigue cuando esa persona se va a casa a través de las redes sociales, que en este caso han servido para bien pero también tienen su faceta mala con un machaque 24 horas al día. Se agrava y encima con más publicidad”.
Narváez lanza un mensaje directo tras lo ocurrido: “Nosotros somos guardias civiles 24 horas al día, el que sufra un caso de estos debe acudir a la Guardia Civil porque nosotros estamos para ayudar, siempre habrá un teléfono y un guardia civil para escucharle y solventar este problema”, completa.