Todos conocen el dicho de que una Justicia lenta no es justicia. Si a ello se le suma un proceso de modernización judicial que no cumple, a la práctica, una agilización y efectividad en el servicio al ciudadano, la injusticia es aún más grave para el destinatario. El ‘atasco’ sufrido en la causa judicial de una vecina de San José-Hadú de 77 años de edad ha venido a poner encima de la mesa las graves incidencias que se están produciendo en ese proceso de digitalización de la Justicia en nuestra ciudad. El Faro se ha hecho eco de los múltiples problemas que se registran en nuestros juzgados en su actividad diaria a causa de los fallos informáticos, de la multiplicidad de sistemas y programas informáticos diferentes con los que trabaja cada colectivo judicial. El caso de esta vecina, que ganó en el juicio y no veía la ejecución de su sentencia, no solamente deja al descubierto las deficiencias de la implantación de la justicia digital sino que pone en el foco de atención en que los perjudicados por estos tiempos modernos de la Administración de la Justicia son los ciudadanos y no solamente los trabajadores en nuestros juzgados. La solución de estos problemas que afectan directamente al ciudadano no debe quedarse en un partido de tenis en el que unos y otros tiren la pelota al tejado del contrario. Al esfuerzo de los trabajadores de la Administración de la Justicia debe sumarse el del propio Ministerio, principal impulsor de esta modernización judicial, para poner sobre la mesa soluciones pues es el que, en definitiva, debe garantizar y velar por la efectividad de la justicia en ese servicio de calidad al ciudadano que no solamente debe ser una aspiración sino un hecho probado.