Las urnas han hablado...

Decía Wiston Churchil: "Cada país tiene el gobierno que se merece", y aquí, en España, es claro que tenemos el gobierno que nos merecemos... Decía en el artículo anterior, que "dejaran que hablasen la urnas", y las urnas han hablado de manera clara y explícita, a saber: El partido Popular ha ganado las elecciones del 26 de junio de 2016.

Nada hay que objetar a esta nítida victoria del partido Popular, porque aunque pensamos de manera diferente a este grupo político, los ciudadanos son definitivamente los que tienen en sus manos al depositar las papeletas en las urnas -como venimos apuntado- la decisión de otorgar la confianza al partido que consideren oportuno.
Nada se gana con demonizar y tratar de descalificar al partido contrario con opiniones partidarias a todas luces falsas y que faltan a la verdad, como se ha venido enjuiciando a Podemos. Nada nos rebela más que el tratar de destruir de mala manera la reputación de una persona o un grupo. Siempre me he opuesto a estos cobardes comportamientos que dañan nuestra credibilidad y desmerecen nuestro sentido de la democracia. Porque el sentir democrático debe de estar por encima de cualquier otro interés espurio que convenga a nuestros intereses si va precedido de la maledicencia y el engaño. Y, porque en democracia no debe de haber enemigos, sino adversarios que conllevan otras ideas...
En nuestra ya larga experiencia de la vida, convenimos en apuntar que las victorias y los fracasos se suceden alternativamente como si de una balanza se tratara. Una balanza que mide nuestros actos y sopesa alternativamente nuestros días colmados del brillo áureo de la victoria, con la tristeza de la derrota. Y, en estos continuos cambios de rumbo que el futuro y la "suerte mulana" nos va deparando, siempre creemos conveniente y tenemos a bien recordar la frase del filósofo que nos dice en su sabio proceder la conveniente sentencia, a saber: "En la victoria, moderación en la exaltación del éxito; en el fracaso, permanecer en la templanza sin decaer en el ánimo con la derrota"; que dicho de otro modo, como le oyera en su momento a Adolfo Suárez, decir: "Ni nos vanagloriamos cuando conseguimos la victoria política, ni nos entristecemos sobremanera y mantenemos nuestra confianza y fortaleza en la derrota".
No pertenecemos a ningún partido político y nuestra actitud siempre ha sido la libertad de expresar aquello que pensamos; y, en este sentido, nuestro pensamiento no se halla con el partido ganador -que en el caso que nos ocupa ha sido el partido Popular-; sino con "Unidos Podemos", el grupo político al que nos adscribimos políticamente y nos colma intelectualmente.
El partido Popular ha ganado de una manera clara las presentes elecciones generales, y tiene sobrado derecho -como dice su líder Mariano Rajoy- a gobernar los destinos de nuestro país en los próximos cuatro años. Y, en mi opinión, ante la falta de voluntad de la izquierda de unirse y proponer un gobierno que alcanzara la mayoría para gobernar, debería ser el partido principal de la derecha el que debería gobernar, porque es claro que ha sido el partido más votado y el que tiene más escaños.
Y, como ultima conclusión hemos de decir que a este sufrido pueblo nuestro, no le afecta para nada los múltiples casos de corrupción que ha habido en nuestros país, tanto del partido Popular como del PSOE; que tampoco le afecta los duros recortes que se han producido en nuestras condiciones de vida; que al parecer no han dejado huella las terribles imágenes de miles de desahucios y personas arrojadas a la calle; que incluso tampoco han influido las tristes imágenes de los comedores asistenciales y el aumento de la pobreza y de otras cuestiones que necesitan de manera urgente ser tratado, pues es claro y evidente que siguen votando a los partidos mayoritarios independientemente de que sus políticos protagonicen un día sí y otro también los numerosos casos de la consabida corrupción que todos conocemos y están a día de hoy en los tribunales.
Sólo nos resta apuntar, que "las urnas han hablado", que los españoles con sus votos han decido a quienes prefieren para gobernar, que no es otro que el partido Popular, al que en buen uso democrático -aunque nos pese- tenemos que felicitar, y desearle que si alcanza la mayoría para gobernar, lo haga bien y a buen rumbo en las aguas procelosas de la incertidumbre del país; y, desde luego, gobierne -como bien ha dicho su líder en la noche electoral- para todos los españoles...
Mañana será otro día, y amanecerá con nuevas ilusiones para aquellos que pensamos en nuestros corazones que un cambio es posible; y, así también, una nueva manera de gobernar para los más necesitados... Mañana, será otro día, y seguiremos preguntándonos, ¿por qué estos jóvenes hijos del "15 de mayo", jóvenes de la generación que tendrá que gobernar necesariamente en los próximos años, adoctrinados y sensibles al abandono de los descamisados y menesterosos del país, no han tenido el respaldo suficiente para alcanzar la gobernabilidad de España?