Cuando menos merecen ser leídas. Las alegaciones presentadas por Septem Nostra al proyecto que se tiene para la zona del Brull, y que cuenta con el beneplácito de las fuerzas políticas, son dignas de análisis. Lo que plantean los ecologistas es, a mi juicio, el ideal para una ciudad como Ceuta. Una ciudad que se mueve a golpe de impacto, que es capaz de cambiar hasta tres veces de planteamientos sobre un mismo proyecto y pasar de pretender destinarlo a viviendas sociales a querer convertirlo en una especie de polígono industrial para albergar nuevos tarajales. Por el Brull han pasado tantas ideas distintas... que una ya no sabe cuál será la siguiente.
Ceuta crece sumida en el caos. Ha existido tantísima dejación que si miramos a nuestro alrededor nos topamos con barriadas completamente desfiguradas por el crecimiento de obras ilegales o con atentados como la construcción de las torres del Hacho. Nunca se ha tenido en cuenta ni la densidad de la población, ni la necesidad de dotar espacios comunes que hagan de Ceuta una ciudad, cuando menos, vivible. Aquí quienes mandan se han movido a golpe de talonario, haciendo o dejando de hacer según el interés comercial o político del momento.
Podríamos hablar de tantas y tantas obras basadas en la esquizofrenia más absoluta... Desde ese Cine África que derribaron sin ofrecer alternativa alguna a su restauración, hasta esa Manzana del Revellín que se ha llevado millones y millones sin sentido..., sin dejar de lado nuestro Parque de San Amaro, convertido en una plaza de los Reyes a lo grande, con senderos en los que la tierra hay que imaginársela (y menos mal que retiraron los altavoces). Ahora se nos presentan nuevos planes, un ordenamiento urbanístico que, en algunos aspectos, se asemeja al caos. Y una ve, escucha y lee tantas cosas que se plantea si en esta ciudad habrá algún político que, realmente, se haya parado a pensar sobre qué Ceuta queremos. Mi humilde opinión es que ni tan siquiera se piensa en lo que queremos dejar a nuestras generaciones.
Merece la pena leer la alternativa al Brull, el contenido de las alegaciones que ayer fueron concretadas en la colaboración semanal que, con ‘El Faro’, tienen estos pensadores.