Las salvas y saludos al cañón en Ceuta

En la actualidad cuando oímos el ruido producido por varios disparos de cañón lo asociamos a sucesos extraordinarios o acontecimientos de relieve nacional, tales como visitas del jefe de estado, celebraciones, fallecimientos, etc. y esta serie de disparos son conocidos con el nombre de salvas (conjunto de disparos que se hacen simultáneamente por una unidad).
Hablar de salvas en nuestra ciudad es sinónimo de tradición y de historia. Ceuta ha sido de las pocas plazas fuertes en las que se han rendido honores, efectuado saludos y señalado el horario con el cañón. En algunas ocasiones realizando las salvas de ordenanza, en otras alertando a la población, en otras marcando las actividades de la ciudad y en otras contestando al saludo de los buque extranjero, todas ellas reguladas mediante ordenanzas que fueron variando y adaptándose a las distintas épocas con el fin de evitar abusos y gastos innecesarios.
A continuación les detallaremos los distintos tipos de salvas.
Saludos al cañón y saludos a buques de guerra y plazas militares.
Los buques de Armadas extranjeras al llegar a puerto debían saludar a la plaza con una salva de cañones, siempre que existiese en cada caso, acuerdo especifico para el saludo mutuo que se contestaba con las baterías emplazadas en la ciudadela del Hacho. Ceuta ha sido una de las plazas de las que siempre se ha hecho mención en la relación de ciudades incluidas en las sucesivas ordenanzas que regulaban los saludos y honores. “A Rey extranjero, saludará triplicada vez la Plaza, con toda la Artillería a la entrada y salida en el Puerto. Príncipe de la Sangre, saludará primero a la Plaza y esta responderá igual: luego saludará la Plaza a la persona triplicadamente y si viajare á tierra volverá hacer lo mismo la plaza, a la entrada y salida en ella, una vez”.
Salvas de honor.
Realizadas en días como el Corpus, la Concepción y Santiago, onomástica y cumpleaños del Rey, Reina y Príncipes de Asturias y Sábado Santo. También se realizaban a la entrada y salida de una plaza de las personas reales y de las autoridades civiles y militares con derecho a ello según la ordenanza del momento.
Cañonazo de alerta.
En el estado de Artillería de la plaza de 13 de marzo de 1738, y en la relación remitida a mediados de febrero de 1740 por el Comandante y comisario provincial de Artillería, Andrés de Clairac, al Ministro de la Guerra, duque de Montemar, relacionaba en el Hacho un cañón de a nueve que servía para avisar a la Batería de Torremocha. “Esta batería a barbeta, que tenía once cañones del calibre dieciocho y defendía los barcos de la plaza del corso en el Mar de Poniente o de Gibraltar, una vez recibido el aviso del cañón del Monte Hacho prevenía mediante señales a los navíos que proveían usualmente la plaza”.
Además de prevenir a la población de cualquier peligro, también se disparaba para hacer saber de la fuga de algún preso. “Existía un cañón en la Ciudadela de la Almina que servía para dar aviso de cualquier fuga o fuego que ocurriese”.
Salvas para la apertura y cierre de las puertas.
En la plaza de Ceuta se disparaban diariamente tres salvas de cañón, al amanecer, al mediodía y al cerrar las puertas de la ciudad. Dichas salvas han sufrido variación tanto en número como en horario, adaptándose en una primera fase a la necesidad de marcar el horario de la ciudad, posteriormente el del presidio y por último el rezo y comida.
Relosillas lo relataba de la siguiente manera: “En Ceuta, todas las horas solemnes las saluda el cañón con su voz de titán enronquecido. Cañonazo, cuando al alba deja ver en el horizonte los primeros rizos de su encendida cabellera. Cañonazo cuando el Sol, en la plenitud de su vida de un día, pasa por el meridiano. Y cañonazo, cuando encienden los celajes y muere Apolo en brazos de sus eternas queridas las flotantes nubes”.
Salvas para la limpieza interior del cañón.
Estos disparos los realizaban periódicamente los artilleros de la plaza que tenían la obligación del mantenimiento y limpieza de los cañones. Efectuando una salva se conseguía este cometido fácilmente, motivo por el cual se hacía coincidir con el regreso de cabalgadas y salidas al campo exterior, teniendo una doble intención, la de limpiar interiormente el cañón y la de avisar y celebra el regreso de las tropas. Estas salvas las hacían todos los cañones, mientras que los disparos de aviso para la apertura y cierre de las puertas, la efectuaban solo los emplazados en la salida al campo exterior.
En esta Provisión del Rey Manuel I de Portugal, fechada en Évora el 5 de julio de 1519, podemos apreciar la existencia de estos distintos tipos de salvas: “Almojarife: Nos, el Rey hacemos saber a vos Jao Beliceiro Dandrade, Almojarife de nuestro almacén de nuestra Ciudad de Septa que estas son las respuestas que nos, damos y  respondemos a los apuntes que nos hicisteis sobre las cosas referentes a vuestro cargo.
Cuando a lo que decís que el día de Corpus Christi de cada año que se gastan un quintal de pólvora con la Artillería y que es así la costumbre que hasta la cantidad de un quintal se puede dispensar y por certificado del escribano a nuestro cargo y firmado por el Capitán que estuvo en la dicha ciudad se podrá dispensar de esta manera en cada año hasta dicha cantidad en lo dicho.
Y tenemos por bien que se nos cargue en cuenta. Y otro quintal nos place que así mismo se pueda dispender por la sobre de dicha manera en cada día de Pascua cada año.
Cuanto que a la pólvora que decís que se gasta cuando el Capitán viene de hacer una cabalgada de tierras extrañas tenemos por bien que no se dispenda pero cuanto a la pólvora que se dispense en el disparar la artillería para su limpieza y los bombarderos están obligados de llamaros y al escribano de nuestro cargo que veáis que así se dispense y entonces por certificado se os tenga en cuenta”.
Honores dispensados en visitas reales.
El 7 de julio de 1849 y con motivo de la visita a Ceuta de los Duques de Montpensier, Pascual Madoz describe el momento en que la ciudad recibe a la hermana de la Reina Isabel II con dos cañonazos. Posteriormente sería el Rey Alfonso XII quien el 20 de noviembre de 1877 nos visitaría y en esta ocasión las salvas serían realizadas tanto por los cañones de los buques que acompañaban a la fragata Victoria, en la que viajaba el monarca, como por los de las baterías del Monte Hacho.
El 3 de mayo de 1904 sería el Rey D. Alfonso XIII quien llegaría a la ciudad a bordo del buque Giralda, siendo recibido con las 21 salvas de ordenanza, al igual que ocurriría en la visita que junto a Victoria Eugenia realizó el 5 de octubre de 1927 en el acorazado Jaime I.
En septiembre de 1970 y con motivo del 50 aniversario de la fundación de la Legión los Príncipes don Juan Carlos y doña Sofía se trasladan a nuestra ciudad a bordo del destructor Roger de Lauria, y al descender del barco les fueron rendidos los honores a la voz y al cañón. El 5 de noviembre de 2007 repetirían la visita, en esta ocasión como Reyes de España siendo recibidos con una salva de 21 cañonazos.
Diariamente, en nuestra ciudad, seguimos escuchando el tradicional cañonazo de las doce, y el próximo día 4 de diciembre, durante los actos que en honor de nuestra Excelsa Patrona “Santa Bárbara” se celebrarán en el Acuartelamiento “Teniente Fuentes Pila”, no faltarán los consabidos cañonazos. Uno lo realizará el Artillero de Honor que se nombré ese día y otros dos se efectuaran en el instante en que los Artilleros de la Plaza, formados en la Plaza de Armas del Acuartelamiento, entonemos nuestro Himno.