Las quemas de vehículos esconden fraudes y atentados por encargo

Fundamentar la quema de vehículos que se está produciendo en la ciudad en una única causa es aplicar la teoría, siempre errática, del reduccionismo a toda una problemática de seguridad ciudadana de primer orden. Las tesis defendidas por el delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, inspiradas en la teoría que, a estas alturas, sólo defiende el jefe superior de Policía, José Luis Torres, chocan con los datos puramente estadísticos. Según ambos el 90% de las quemas tiene que ver con el negocio de los mecánicos andantes y el robo de piezas de los vehículos que se presume están abandonados. Y según ambos las cuentas no les salen porque no son tantos los vehículos quemados como los que se publicitan.
La realidad es otra y las cuentas las tienen aquellos profesionales que, por obligación, salen a la calle para apagar las llamas de los vehículos que han salido ardiendo en lo que va de año. Y esas cuentas tienen tres números: rozan ya los 150. ¿Cuántos cumplen el perfil de abandonado y desguazado? El tanto por ciento lo avanzaba ‘El Faro’ la semana pasada: alrededor del 30%. ¿El resto? Ni eran abandonados, ni habían sido desguazados. ¿Qué hay detrás de esas quemas? Las miras ya no apuntan única y exclusivamente a un factor, el abanico es tan amplio como las formas y sobre todo los beneficios que se esconden detrás de estas quemas.
¿Quién se beneficia de estos actos? La crisis aparece. La obtención de dinero fácil gracias a la cobertura del seguro provoca que haya dueños que opten por encargar la ‘quema a domicilio’. Se le paga dinero a un individuo y éste será el que queme el vehículo para que su propietario pueda obtener el dinero de la aseguradora. El fraude se comete sin problemas, salvo que haya accidentes, como ya ha sucedido, o se dejen pistas en el camino que hagan sospechar que el drama del dueño no lo es tanto.
¿A quién más puede beneficiar la quema de un vehículo al margen del ingenio para engañar al seguro? A quien, sencillamente, le resulte rentable. Y aquí se abre un amplio abanico de espacios con fines económicos.
Los escenarios y las horas en las que se producen quemas de vehículos ayudan a entender que no se trata de un fenómeno con una única raíz, lo que hace sostener la tesis de la existencia de múltiples factores detrás de las quemas.
Zonas de la periferia, puntos más céntricos, interiores de garajes o explanadas son escenarios de quema de coches y furgonetas. No se salva, prácticamente, ni una barriada. ¿Y las horas? El abanico es igual de amplio, si bien la nocturnidad ayuda así como los sistemas de quema que ayuden a burlar las cámaras de seguridad (por ejemplo el método de la pastilla de barbacoa con el que será difícil relacionar un rostro con la quema que se produce poco después) también se han sucedido atentados a las doce del mediodía, entre las dos y las cuatro de la tarde y a partir de las ocho.
¿Una única autoría o más implicados? De tratarse de una sola persona que, en plan pirómano, se dedicara a estas quemas actuaría siempre según un guión, y en esta película hay tantos guiones como posibles actores, lo que hace suponer que hay varios implicados, posiblemente menores dirigidos por adultos, buscando de esta forma una carga penal mucho menor en el caso de ser detenidos. De momento al juzgado y Fiscalía de menores no han llegado estos casos.

LOS TIPOS DE QUEMAS Y SUS VARIABLES

Quemas parciales: Para posterior venta de piezas y por la crisis

En varias de las quemas de vehículos sólo se producen atentados parciales. Quienes están detrás de estas acciones no buscan quemar el vehículo en su totalidad pero sí algo concreto: dejarlo inservible. ¿Qué se hace entonces? Anular el motor de ahí que la quema vaya dirigida a la zona frontal. ¿Con qué intención? Hay varias sospechas, pero cobra fuerza una: la venta de piezas con las que el dueño se pueda sacar un dinero, sobre todo cuando esas piezas son de determinados modelos de vehículos que en Ceuta han podido quedar más desfasados, pero no en el vecino país. Por la venta del vehículo no se gana dinero, pero así, se nutre el negocio de la venta de piezas.

Quemas completas: Ajustes de cuentas o actos por encargo

En el caso de los vehículos calcinados al completo se presume la existencia de un ajuste de cuentas por motivos varios: asuntos amorosos (los típicos casos de cuernos), venganzas, eliminación de pruebas después de haber sido empleados en un robo... Se trata de acciones efectuadas por encargo, pagando un dinero a quien se encargará de quemar el vehículo. ¿Es todo delincuencia? Ni mucho menos. Hay también situaciones de crisis, fraude y picaresca. Aquí se encuadran las quemas por encargo para que el dueño luego cobre el seguro fingiendo que ha sido víctima de la oleada de quemas que se suceden.

Efectos del despiece: Tráfico constante de piezas a Marruecos

Otras de las variables que se dan detrás de la quema de vehículos tiene relación con el negocio montado en una ciudad frontera. El desguace de vehículos está a la orden del día y se relaciona con los abandonos producidos. Una vez que se roban las piezas y se pasan al vecino país o a los talleres que trabajan, en la propia Ceuta, en esta compra-venta ilícita del material. Cuando el vehículo está completamente en desuso se produce la quema, bien provocada por la red que hay detrás de este operativo o por quienes están más que hartos de que el vehículo no se retire. Estos casos han descendido notablemente a raíz de la mayor celeridad del Parque Móvil en la retirada.

Un campo de actuación que deja años de vacío de seguridad

La quema de vehículos, o lo que algunos engloban en esa cultura del fuego que gusta tanto a determinados delincuentes, ocupa un campo de acción cada vez mayor. En 2008, según datos oficiales del Cuerpo de Bomberos, las quemas de vehículos eran prácticamente insignificantes. Pasado un año se acumulaban entre 80 y 90 quemas, relacionadas casi todas con vehículos antiguos o ajustes de cuentas. Llega 2010, primer año de la crisis y con el negocio de las piezas a la orden del día, y las estadísticas son alarmantes: 250 coches para cerrar el año. En este ya llevamos casi 150 vehículos. Ha habido cambios: los métodos más complejos de detectar por la Policía son más utilizados, dejándose prácticamente en el olvido el uso de la gasolina. Se da forma así a un auténtico negocio en el que delincuentes, crisis, negocios y rentabilidades aparecen. Y detrás: menores y bandas.