Las primitivas poblaciones raciales magrebíes

Cuando se quiere conocer con carácter correcto el curso o yacimiento de los ríos, las limitaciones de los territorios de algún lugar o la extensión y alturas de sus montañas y costas, no es nada fácil fijar de una manera exacta sus delimitaciones, pero en Marruecos debido a la variedad constante de sus poblaciones y habitantes raciales que ni se conocían sus censos aproximados era imposible, e indeterminado fijarlo.
La única opinión más aceptable que se conoce es la del geógrafo Graber de Hemyo (1833) antes de sus estudios publicados en el umbral de los estudios africanos en el siglo XIX, en las versiones de aquellos tiempos la dividen en moros, bereberes, árabes, judíos y cristianos por este orden de cantidades. La más importante era la de los moros, no porque fuera la más numerosa (que era la de los bereberes), sino porque era la de mayor importancia que se les guardaba por sus cargos oficiales que desempeñaban, además de sus riquezas.
Los moros, los antiguos mauritanos que ocupaban las principales poblaciones del país, era la más numerosa. Se cree que eran los antiguos musulmanes expulsados del Al Andalus, que eran conocidos por la denominación de moros andaluces y los altos cargos eran desempeñados por ellos y no es de extrañar que conserven aún el proverbial orgullo que los ha distinguido, siendo además los que en las mezquitas dirigían las oraciones y ritos religiosos y han llegado a ser la raza más rica del país, además de sentirse también superiores en los ámbitos comerciales. Jamás un "moro" se desespera, ni los sufrimientos ni las pérdidas les arrancan una queja y se conforman con todo los que les suceda como cosas de la voluntad divina, esperando siempre mejores tiempos. Cuando se tiene la necesidad de anunciar el fallecimiento de alguna persona, usan la frase siguiente: "ha cumplido su destino" y le contestan: "que Dios lo tenga en su misericordia".
Hay que tener en cuenta que esta raza es la más importante del país y entre las otras razas y según por su importancia les siguen los bereberes, que proceden de las kabilas, pertenecientes las tres cuartas partes de los llamados Amazirgas (Amacigh) y la otra parte restante los Schekkoks o Schekojh. Los primeros pueblos de la región del Rif y las cordilleras del Atlas hasta Tafilete, se dedican a la ganadería, al cuidado de los panales de abejas y a la caza, a cuyos ejercicios tienen una afición desmedida. Los que habitan en la región del Atlas, muchos viven en cuevas para resguardarse del frío y la nieve, sus aduares o aldeas están situadas en lugares casi inaccesibles y guardados por torres de vigilancia.
Los Schalohoj, ocupan valles y montes meridionales del Atlas y tienen las mismas condiciones de vida que sus hermanos de raza. Los berberiscos son de buena constitución fisica, estatura regular, agradables, de tez clara, ojos agudos y pelo rubio. La raza que habita las regiones desérticas, con los llamados tuaregs que son mucho más feroces e ignorantes, sin más ocupación que la de asaltar las caravanas que transitan por el Sudán, cuando no se contentan exigiéndoles dinero o mercancías como derecho de su tránsito por el desierto.
Algunos rasgos y costumbres que dividen a los Amazirgas con los Schekkok. Es posible que los tuaregs del desierto, por su organización no sean más que unos bereberes, que por su género de vida hayan ido poco a poco diferenciándose de los usos de su raza. Aunque no son más que unas familias que han desarrollado actividades con la ayuda de los lugares desolados en los que viven, por la poca fuerza de sus poderes públicos, por la fragosidad en donde habitan y las largas distancias para poderse comunicar con otras ciudades y vías de comunicación, que viven semiaislados, sin contactos personales y mucho menos de instrucciones culturales.
De todos modos, constituidos o no sus diversas ramas étnicas, las costumbres y hábitos son idénticos, sin más diferencia que las naturales, dado por los peligros que corren en sus excursiones. Sus armas predilectas en aquella época eran la espada Sif (espadín curvado), sus gumias o jenyas (especie de puñales) que no abandonaban nunca, hasta el punto de llevarlas pendientes de una cuerda atadas a sus muñecas, pero a pesar de su prudencia, la utilización del arma blanca demostraba su bravura y lo que podían, usaban también las espingardas.
La relación con la raza árabe pura, en algunos autores modernos, vemos un solo estado formado por una misma raza, entre los "moros" y los "árabes", por sus relaciones de origen, nada puede ser menos discutible que sus radicales diferencias. La conquista del Magreb por los árabes puede ser menos discutible que sus radicales diferencias.
La conquista de estos territorios por los árabes, la confusión que desde luego se conserva y observa entre vencedores y vencidos, las dos incursiones desde el Al Andalus de los almorávides y almohades, la raza autóctona de Marruecos, el ser conocidas por los nombres de sarracenos, moros, musulmanes y además el de árabes, aplicado indistintamente a todos los mahometanos, nos inclina a creer que ya hace siglos habían desaparecido la división entre las primitivas razas de moros y árabes conquistadores. Errantes por condición, orgullosos por temperamento y origen y además valientes por sus creencias religiosas. El pastoreo y la agricultura era su oficio, también despreciaban las ciudades, los pensamientos poéticos les deleitaban y la guerra, sobre todo la de sorpresas, era lo único que les entusiasmaba.