Las playas

Ya estamos en puertas del estío. Quedó atrás la Semana Santa, que es cuando se ven los primeros morenos por el sur de la Península. La primavera y verano incrementa la necesidad de estar más en contacto con la naturaleza. Es posible que este año, ese deseo se multiplique debido al otoño e invierno de lluvias que hemos padecido.
La temporada estival está a pocas semanas vista, y ya sentimos la necesidad de sumergirnos en las templadas aguas de la Ribera, Chorrillo o Miramar o las algo más frías como Benítez, Calamocarro o Calablanca. Como no hay regla sin excepción, mis primos; Manolo y Teli, no precisan del verano para disfrutar  las playas gaditanas. Les resulta igual enero, julio o diciembre. A las primeras que luzca el sol, allí los tiene en la Victoria, introduciéndose en el reino de Poseidón. La verdad es que Cádiz, es una ciudad que vive muy de cara a sus playas y estas, son parte directa de la ciudad, que los gaditanos disfrutan cada vez que pueden. En ello influye las características físicas del bello litoral gaditano y contar con un Ayuntamiento que invierte fuerte en el cuidado de ellas.
En España hay unos dos mil kilómetros de playas, el veinticinco por cien del litoral español. El tercio de la población española, reside en estas riberas y de cada cinco turistas que nos visitan, cuatro eligen las playas para sus vacaciones. Al mismo tiempo es una importante fuente de ingresos. De ahí la responsabilidad de las autoridades y usuarios españoles a mantenerlas limpias y en buenas condiciones bacteriológicas.
En el Boletín Oficial del Estado (BOE), por Real Decreto 734/1988 de 1 de julio se establecen normas de calidad de las aguas de baño. La Ley de Costas 22/1988 de 28 de julio, en el capítulo III referentes a las competencias, recoge en el artículo 115, apartado D, que es competencia de los municipios, el mantener las playas y lugares públicos de baño, con las debidas condiciones de limpieza, higiene y salubridad.
Las playas pueden ser urbanas o extraradiales -también conocidas como semiurbanas-. Las primeras de mayor afluencia de bañistas, precisan un buen servicio de limpieza física, biológica y de vigilancia.
Las extraradiales están abandonadas a su suerte. Dependen del grado de educación y sensibilidad de todos aquellos que las visitan. Por estar alejadas de la ciudad, porque frecuentemente no pueden acceder las máquinas limpiadoras o por no violentar el ecosistema, dado que; muchas espacies de aves se alimentan de la micro fauna que viven en la orilla del mar y allí también suelen poner sus huevos. El caso es que el grado de civismo de los usuarios, cataloga la playa de apta o no para el baño. Las actividades incívicas, son más notables en las playas que soportan un público de fin de semana. Estos suelen ensuciar más que el turista, que generalmente se aloja en un hotel y no come en la playa. Lo contrario que el dominguero.
La colaboración del bañista es fundamental y debe entender, que proteger su lugar de ocio, tiene como resultado protegerse a sí mismo y a su familia.
La playa no es ningún coto privado de nadie y sí un patrimonio de todos los ciudadanos que debemos cuidar y respetar al mismo tiempo que la disfrutamos.
Desde la distancia veo que las playas de Ceuta están bien cuidadas, es grande el esfuerzo que realiza la Asamblea dedicándole tiempo y dinero, con el fin, de que el ceutí tenga el escenario que se merece, pero al ciudadano también le corresponde realizar un mínimo esfuerzo, manteniendo la playa limpia. A la postre él será el gran beneficiado.
Los desechos humanos, cuando fermentan suelen originar bacterias y estas, enfermedades. Una sola bacteria en un hábitat favorable de calor y humedad, en doce horas se puede convertir en setenta millones de individuos. ¿Donde hay más calor y humedad que en la orilla del mar?. Ahí donde juegan los niños. A una profundidad entre cinco y treinta centímetros en la zona existente entre pleamar y bajamar es el lugar idóneo para que las bacterias imperen. Los niños juegan con la arena y sus manitas quedan impregnadas de elementos patógenos y si se tocan la boquita pueden quedar infectados de la enfermedad más común en estas fechas; la diarrea estival. Todos estos conocimientos patológicos, los saco de unos apuntes que poseo desde que en mis tiempos de coordinador de Medio Ambiente, me facilitó el doctor Don Andres del Rio y López del Amo, concejal por entonces del área. Ceuta hubiera ganado mucho si hubiese sido concejal o consejero vitalicio en el área de Medio Ambiente, pero él era gestor y tenía  poca madera de político.
Siguiendo con las recomendaciones del doctor  Del Rio, es importante utilizar zapatillas en las duchas y lavapiés, por la importancia que tienen estos lugares en cuanto a la transmisión de ciertas patologías como la conocida "pie de atleta". En estas zonas, solíamos fumigar una vez a la semana, con sales de amonio cuaternario disuelta en agua, al objeto de eliminar los hongos y levaduras causantes de esta enfermedad.
Deseo paséis un feliz verano, que yo trataré también de sacarle el máximo en compañía de mi esposa y nietos y explotar la mejor droga veraniega: paseo por la playa, baño y tinto con sardina "asá". Qué bien se vive el verano en una ciudad como Ceuta, pero ruego que seáis respetuoso con el entorno, dado que poseemos un tesoro que valoramos muy poco: ¡¡NUESTRAS PLAYAS!!.