No, no se haga el lector más la mínima ilusión a la vista de la imagen que acompaña a la columna. Es historia. Historia para reflexionar. Un recuerdo de aquellos veranos en los que la ciudad ofrecía algo más que playas, terrazas concurridas hasta el cierre, botellones por doquier o balsámicos paseos a la fresca. Valga esta muestra: ‘I Mes Cultural Ciudad de Ceuta, julio 2002’. ¿Qué fue de tan feliz iniciativa, como de otras anteriores más o menos similares, cuando después del fogonazo de Neptuno, en el arranque de julio, la consejería correspondiente ponía a nuestro alcance unas representaciones artísticas con las que disfrutar en medio del sopor hipotenso del verano?
Aquel I Mes Cultural, que hoy recordamos, aglutinó en el marco del conjunto monumental de las Murallas Reales al Festival Flamenco, a la V Gala de las Artes y de la Cultura, además de dos representaciones de zarzuela por la Compañía Lírica de Madrid, dos de ballet a cargo de la Academia de Arte de Rusia y el teatro con la Compañía Calderón de la Barca. Nada más y nada menos.
Pienso que, quizá, se trató de recuperar así las escenificaciones que, con anterioridad, se habían hecho de forma aislada en el mismo recinto. En el fondo era una alternativa a los desaparecidos Festivales de España que, promovidos por el extinto Ministerio de Información y Turismo, abarrotaban de público el entonces llamado Teatro al Aire Libre de San Amaro, en el parque de su mismo nombre, llegado el mes de julio.
Es difícil imaginar para quienes no conocieron aquella especie de arcadia feliz de la pobre vida cultural ceutí de la época, el desfile de las mejores compañías nacionales de teatro, zarzuela, opera, ballet y de las orquestas sinfónicas al grato frescor de la noche en nuestro emblemático parque. Unos recordados Festivales que, nacidos en los sesenta, fenecieron a mediados de la década siguiente, coincidiendo con la caída del régimen franquista que los instauró.
Por supuesto que con unos costes hoy superiores a los de aquella época, y sin un ministerio que los promoviera y patrocinara, sería complicado volver a recuperar tal cadena de representaciones. Lo que no es óbice para que, de alguna manera, intentásemos, en lo posible, hacer de julio un mes con espectáculos de este tipo para la ciudadanía que nos rescataran de la sequía cultural crónica en la que parece haber caído la ciudad, huérfana de estas representaciones en la canícula estival.
Sí, ya sé que este próximo mes tendremos en ese histórico recinto del Ángulo al espectáculo ‘Mediterránea’ con las actuaciones de Pasión Vega y de Noa, además del Festival de Flamenco con su plato fuerte de Miguel Poveda. Pero ¿y esa otra opción con el teatro, la zarzuela o el ballet, por ejemplo? ¿Acaso se teme que esos espectáculos puedan ser deficitarios? ¿A caso esos otros conciertos no lo son? Y me vienen a la mente, por ejemplo, los de Inma Shara y Maldita Marea, con los que la Ciudad perdió unos 85.000 euros.
Y a propósito de representaciones, las del Auditorio. Estoy con Ciudadanos tal y como reivindicaban, hará un mes, de maximizar ese recinto dotándole de una programación más intensa y de calidad. Estando asociado, como está, a la Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de Titularidad Pública, y al programa Platea del MECyD, “sin embargo no sabemos por qué motivo eso no contribuye a que disfrutemos de un buen catálogo de representaciones continuado, así como de compañías de renombre como ocurre en otros lugares de España”, lamentaba C’S.
Cierto. Más y mejores representaciones. Se ha demostrado que con carteles de categoría las localidades se agotan a las pocas horas, dada, desgraciadamente, la conocida limitación de butacas del auditorio para las grandes ocasiones. Funciones atractivas y de calidad como las que, sin irnos más lejos, ofrece el Teatro Lírico Andaluz, presente en los principales coliseos de la hermana región y con el que, creo, han existido contactos al respecto.
Seiscientas obras avalan a esta compañía lírica profesional con sus aplaudidas representaciones en la vecina comunidad. Musicales como ‘Los Tres Tenores’, ‘O sole mío’, ‘Abba’, ‘Una noche en Broadway’ o ‘La fiebre de los 70’, cinco óperas y treinta y una zarzuelas, por ejemplo. Géneros de esta índole que tanto echamos de menos y que sin duda harían las delicias de muchísimos ceutíes. En el Auditorio y en Las Murallas, por supuesto.
Y decía zarzuela, sí. La otra gran olvidada del coliseo del Rebellín. La que recientemente nos escenificó la Asociación de Vecinos del Centro con la Verbena de la Paloma. Un éxito arrollador, un público entusiasmado que llenó el teatro y el delirio al final de la representación. A Blanca Vallejo y los suyos hay que agradecerle esta genial iniciativa, y a quienes me permitiría animar a repetir similar experiencia con alguna otra obra clásica de este género tan español.
Sí, más zarzuela, por favor. Aunque sea con playback.
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