A últimos de abril de 1921, se decidió por el mando de la zona Occidental del Protectorado español en Marruecos que en el área de Larache fuera ocupada la kabila de Beni Gorfet y sus alturas, que se hallaba situada en un punto estratégico muy importante para poder proseguir el avance de las tropas españolas. A tal efecto se formó una columna mandada por el General Emilio Barrera, cuyas fuerzas que la integraban estaban formadas por el Grupo de Regulares de Larache nº 4, que había sido elegido para ir en vanguardia, apoyado por otras Unidades de Infantería, Artillería, Ingenieros, Policía Indígena, Intendencia, Sanidad, etc. La columna se reunió el día 10-05-1920, y salió el día 12 en dirección a las lomas de Beni-Gorfet, cuyas alturas estaban muy bien guarnecidas por las tropas harkeñas de El cabecilla rebelde El Raisuni. Entre los que formaban parte del Grupo de Regulares de Larache nº 4, se estaba el Teniente José Varela Iglesias, quien ya en 1920 había ganado la primera Laureda de San Fernando luchando en la cueva de Rumán como expuse en mi artículo del lunes pasado. Varela fue seleccionado para formar la extrema vanguardia al mando accidental de la 3ª Compañía del 2º Tabor, con unos 80 hombres que, junto con los demás, el 12-05-1920 marcharon a la toma de Beni Gorfet.
Se sabía que esta kabila estaba muy bien guarnecida y que la resistencia de los rifeños sería muy dura, porque El Raisuni había estado en fechas anteriores al ataque español muy activo reclutando hombres en las kabilas de los Beni Aros. El Teniente Varela desplegó su Compañía en guerrilla y avanzaron a las primeras horas de la mañana hacia las lomas de Abdama que se presumía sería la parte más fácil; pero, precisamente porque los rifeños esperaban por allí el ataque español, el adversario las tenía muy reforzadas. En lo alto de las lomas había dos alturas gemelas con dos blocaos en construcción. La Compañía de Varela se situaba mirando al sudeste, en el flanco izquierdo, mientras que el resto de las fuerzas miraba al sud, hacia la cresta de de Debna. Entre ésta y Abdama se extendía una vaguada o pequeño valle. El día apareció todo cubierto de niebla muy densa. El despliegue lo hizo con dos Secciones, la del Alférez Rafael Tejero Saurina por la derecha y la del Alférez José Macías de la Fuente a la izquierda. La tercera Sección la quedó en reserva y a cubierto, instalando allí un puesto de socorro. Las dos Secciones efectuaron un primer avance, pero fueron atacadas por los harkeños con intenso tiroteo sobre las 7,00 horas, siendo rechazado ese primer ataque por los de Varela, aunque a costa de que cayeran heridos los dos Alféreces, tomando el mando de las Secciones los Sargentos Manuel López López y Francisco Herrera Núñez. Ante tan nutrido fuego y las propias bajas que empezaban a producirse, la tropa indígena de Valera comenzó a flaquear e hizo un intento de retirada de unos quince pasos, pero Varela al frente, dando continuo ejemplo y demostrando siempre un valor poco común, lo impidió.
Cuando Varela se percató de que el enemigo le doblaba en efectivos, habiendo tenido tal amago de retirada y que sus tropas comenzaban a flaquear, mandó a un Cabo banderín a pedir refuerzos al Capitán Juan Mendoza Eradier, jefe accidental del Tabor, quien a su vez ordenó al Capitán Ayudante Francisco Delgado Serrano que fuera en su nombre a plantear el problema y la posible adopción de medidas al Jefe del Grupo de Regulares 4, González Carrasco. Éste, viendo la difícil situación, dio la orden de que la Sección del Alférez Luis Cano Iriarte, de la 1ª Compañía del 3º Tabor, que saliera a reforzar a Varela, al que avisaba el Capitán Mendoza que mantuviera la defensa a toda costa que recibiría la Sección de refuerzo. Varela exasperado se pegó a los indígenas que habían amagado con retroceder, se multiplicó yendo y viniendo con pistola y un fusil de un Soldado muerto en mano advirtiendo al que retrocediera y alentando a que acometieran al enemigo con contundencia, sin echarse él al suelo y con gran desprecio de su propia vida, lo que envalentó a los indígenas que continuaron el feroz combate; de esa forma, lograron producir numerosas bajas a los harkeños que fueron reduciendo la potencia de fuego. Ante la gravedad de la situación, visitó la zona del combate el propio General Barrera, quien encontró a Varela de pie, imperturbable y sin hacer caso al riesgo que corría, y le ordenó: “¡Échese a tierra ahora mismo!”. Varela sonrió y le contestó: “Usted está en pié, mi General”; y éste le gritó: “¡Échese a tierra!. No necesita usted demostrar que es valiente. Lo sé hace mucho tiempo”. Y la línea de resistencia se sostuvo gracias al singular ejemplo de arrojo, valor, extraordinaria serenidad y desprecio de la vida que Varela hizo ante sus hombres, lo que hizo aumentar la moral de éstos y hasta se permitió contraatacar al recibir el refuerzo, impidiendo al enemigo que pudiera retirar sus bajas, obligándole a retroceder, para terminar huyendo y ser derrotado y perseguido por los nuestros. A las 15 horas cesó el combate tras la victoria de Varela, después de 8 horas seguidas de nutrido fuego y de causarles 18 muertos y 68 heridos. Varela tuvo las bajas de 3 Oficiales, 3 Sargentos y 47 de tropa, el 62 %.
El Jefe del Grupo de Larache 4 propuso a Varela para la segunda Laureada de San Fernando. Por Orden de la plaza de 12-06-1921 fue nombrado Juez Instructor del juicio contradictorio incoado el Comandante de Estado Mayor Abelardo Amil Soto, quien el 21-12-1921 presentó sus conclusiones determinando haber lugar a la concesión. El 25-01-1922 fue remitido el Expediente al Consejo de Guerra y Marina, que ordenó se ampliaran diligencias con nuevas declaraciones, que de nuevo le fueron remitidas el 29-05-1922. Por Resolución de 15-10-1922, que fue notificada a Varela el día 21 del mismo mes, se le concedía la citada segunda Laureada, cuando ya había ascendido a Capitán el 27-10-1921, tras haber participado con similar valor en otra operación en la que fue herido de gravedad en una pierna. Anteriormente, el 11-10-1921, había sido recibido en audiencia por el Rey Alfonso XIII, que le manifestó su enorme admiración por haber sido propuesto para la segunda Laureada, colmándole de parabienes por sus grandes méritos e invitándole a comer en Palacio, a cuyo almuerzo asistieron también de forma programada el Jefe de la Legión Millán Astray, el Jefe de Regulares González Tablas, los Capitanes Arturo Gorostegui y Pablo Martín Alonso, junto con el Teniente Prieto, todos relacionados con importantes hechos de armas dignos de ser recompensados con tan significativa prueba del reconocimiento real. Igualmente, como en el caso de la primera Laureada, el hecho fue muy divulgado en la prensa nacional, en la local de San Fernando y demás medios de comunicación que se hicieron gran eco de la doble distinción, casi inédita.
En atención a la serie de méritos y circunstancias que concurrían en el Grupo de Regulares de Larache 4, el Rey le concedió una Bandera de combate, por las más de 1.500 bajas de tropa que había tenido y 140 Oficiales muertos en campaña. Como el Jefe de dicho Grupo, Manuel González Carrasco era sevillano, el Ayuntamiento de Sevilla acordó en el curso de una sesión de la Corporación regalar dicha enseña, que había sido previamente bordada por mujeres sevillanas. El acto de entrega de la Bandera tuvo lugar el 15-10-1921 en la Base Aérea de Tablada, aprovechándose tan solemne ocasión para imponerle, en principio, también la primera Laureada al Capitán Varela. Al acto de ambas entregas, al Grupo y al Capitán, asistió el Rey acompañado de un nutrido séquito de autoridades tanto civiles como militares. Los compañeros le tenían comprada ya la primera medalla como regalo especial. Antes de la salida para Sevilla, el Rey tuvo mucho interés en firmar la concesión de la segunda Laureada, que rubricó el mismo día 15 de octubre, ordenando que tan meritoria distinción viajara en el mismo avión con él para serle también impuesta junto con la primera; pero como sólo estaba adquirida esta última por los compañeros, la segunda se la regaló el propio Rey. Varela lo supo el mismo día 15 de la entrega mediante telegrama de la Casa Real. A la ceremonia de entrega de la Bandera y ambas medallas, junto con el Rey asistieron el Presidente del Gobierno Sánchez Guerra, junto con el Ministro de la Guerra y demás autoridades.
En primer lugar, se celebró el acto de entrega de la Bandera al Grupo de Regulares de Laracho nº 4. El Oficial abanderado fue el Teniente Tejero. En tan solemne acto y rindiendo los honores de ordenanza a la enseña, sonaron los acordes del Himno Nacional con las notas militares evocadoras de tantos y tantos miles de españoles que murieron en combate por defender a España.
Los asistentes al acto se emocionaron. Acto seguido, el Rey impuso ambas medallas Laureadas al Capitán Varela con el siguiente ritual: “En nombre de la Patria, con arreglo a la Ley y como premio a vuestro heroico comportamiento, os hago Caballero de la Orden de San Fernando”. Pues bien, ese Himno tan emblemático nuestro que, junto con la Bandera, representa a la Nación española, y que tanta seriedad y respeto debería infundir a todo español que se precie de serlo, que ha sido y es el santo y seña de tantos y tantos miles de compatriotas que tan generosamente derramaron su sangre por la Patria, pues resulta que ese Himno nuestro, digo, hasta vergüenza da de que haya sido llamado públicamente “pachanga fachosa” por algún político de nuevo cuño de esos que ahora emergen como casta diferente que aspira a poner “patas arriba” a España. Por favor, más respeto y más seriedad con España y sus símbolos sagrados, también con quienes dieron su vida por ella, e igualmente más respeto hacia sí mismo de quien así se pronuncia con tanta desfachatez y ligereza.