Las jornadas sobre la Guerra de África terminan con una visita al fuerte

Los aproximadamente treinta alumnos que tomaron parte en las actividades pudieron ver la arquitectura de la época. Los más de treinta alumnos asistentes a las jornadas de Patrimono sobre la Guerra de África tuvieron la ocasión de ‘pasear’ por la historia. Si el martes podían tocar sus escritos, ayer se acercaron al fuerte de San Francisco de Asís, uno de los que se construyeron justo después de la Guerra de África, que acabó en 1860.
“Era necesario defender los nuevos territorios. Hoy día existe una alambrada; pues bien, en aquella época se construyó una línea de fortalezas que se podían ver entre sí, de manera que fuera posible avisar entre una y otra con rapidez”, era la explicación de Cárlos Pérez Marín, el arquitecto que a finales de la década de los noventa y comienzos de los 2000 se encargó del proyecto de rehabilitación de esta fortificación y alguna otra.
Así, en la segunda y última parte de las jornadas a propósito de esta contienda, el arquitecto ceutí mostró a la treintena de adolescentes una de las mayores evoluciones arquitectónicas de la Guerra de África. “Hasta entonces, ser militar destinado en Ceuta era lo peor que le podía pasar a uno; pero los ingenieros del Ejército que vinieron a la ciudad y construyeron estos fuertes se mostraron muy ingeniosos y tuvieron la capacidad de innovar”, asegura Pérez Marín. Una capacidad de innovar que se refleja en las peculiares características que presentan las fortalezas que defendían Ceuta, llamadas de estilo ‘Neomedieval’ debido a su similitud con la arquitectura de la Edad Media. Una tipología de planta circular que se encuentra en Ceuta y en Melilla. “Recuerdo que hace un tiempo me comentaron que en Francia había unos fuertes de este estilo, pero luego resultó que eran más recientes que los de Ceuta, y por tanto los que hay aquí no se pueden considerar copias”, comenta el arquitecto ceutí.
Uno de los ejemplos de adaptación al medio es el fuerte de  Isabel II, que se hizo con hormigón porque “no había piedra”, según comenta Pérez Marín.
Estos fuertes comenzaron a construirse nada más acabar la guerra, en el año 1860, y en unos veinte años se completaron todos. Según la visión de Pérez Marín, el hecho de que los alumnos tuvieran la oportunidad de atender las explicaciones en ese entorno enriquecía la experiencia: “Se puede comprender mejor la filosofía de construcción, el paisaje, el entorno, la flora, la fauna; es una excusa para conocer otras cosas del ambiente”.
Con esta actividad terminaron las IV Jornadas de Patrimonio para Jóvenes, cuya temática ha sido la Guerra de África, para celebrar su 150 aniversario. La idea original de estas jornadas partió de un pleno escolar durante 2007 en el que se propuso por parte de los propios estudiantes la realización de unas jornadas de este tipo.

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