Ay de aquél que crea que ya se lo sabe todo! Un día cualquiera recibirá una lección, y hasta puede que sea en el campo de aquello que cree saber mejor. Como ejemplo se puede tomar el partido de fútbol jugado en el Nou Camp, el miércoles 24 de Marzo de 2010, por el Barcelona y el Osasuna. El resultado, como saben, ha sido favorable al equipo catalán aunque no de la forma que sus fieles esperaban. Temieron, incluso, no ganarlo. La realidad es que los navarros jugaron muy bien y enseñaron cómo se puede contener a rivales de mucha categoría, y hasta superarlos en el juego de ese día.
Los dos entrenadores también pudieron aprender uno del otro; son personas bien acreditadas en el mundo del fútbol y saben bien que un encuentro hay que jugarlo de principio a final, sin perder de vista al contrario y poniendo el máximo de calidad y de esfuerzo en todo momento. Creo que fue un encuentro de mucha fuerza y estilo; de mucha enseñanza para todos, lo cual es muy digno de agradecimiento.
También el mismo día se puso de manifiesto en el Congreso de los Diputados, que hay que procurar aprender algo más - o nuevo - para estar al día. Así se lo hicieron notar, mutuamente, las señoras Elena Salgado y Soraya Sáenz de Santamaría. Cada una de ellas parece saber de las deficiencias de la otra y aprovecharon la ocasión para recomendarse algo de mejora.
Quizás se abuse, en ese importante lugar, de señalar las deficiencias de los contrarios pero, en cualquier caso, no vendría mal procurar hacer mejor los deberes cada día pues todos necesitamos la mejor calidad en su labor.
Tal vez vendría bien - así al menos lo piensan muchos - hacer juntos esos deberes, pues son los que a todos nos van a proporcionar disgustos o satisfacciones.
Deben tener en cuenta, además, que quienes van a ponerles la nota definitiva son todas aquellas personas que contemplan, desde el exterior, sus jugadas en el Congreso de los Diputados que, por ahora, son bastante flojitas. Así que, a mejorar mucho.
Cuando se tiene en marcha un proyecto, es necesario vigilar detenidamente lo que se hace cada día. Eso es lo que toda persona tiene que hacer con su propia vida; cuidar cada uno de sus pasos, por pequeños que sean, para no pisar a nadie y para no tropezar con cualquier obstáculo material o moral.
Hace pocos días señaló Benedicto XVI que la ética es la solución de esta crisis que aflige al mundo, y creo que eso es extensivo al proyecto de la vida de toda persona porque la vida de cualquiera está sujeta a infinidad de vaivenes de todo tipo; nadie está libre de ellos, cualquiera que sea su edad y condición, y todos debemos poner el máximo de atención para no dañar -ni siquiera molestar - a nadie.
Nadie está libre de que, en cualquier momento, le saquen una tarjeta amarilla, por mucha que sea su categoría, como fue el caso en el partido de fútbol antes citado. Las rojas también pueden caer, naturalmente, pero las amarillas deben ser suficientes para que cualquier persona, con ánimo de seguir un buen camino en la vida, reaccione positivamente y de forma inmediata. Los tropiezos aparecen en cualquier momento; confiarse no es bueno en ningún caso. Hay que aprovechar las enseñanzas de cada día y rectificar de inmediato.
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