Las dudas de Cruz Blanca

La situación que se ha vivido durante toda esta semana con la posible construcción de una residencia para enfermos psíquicos en nuestra ciudad a propuesta de los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca deja abierta una serie de dudas y de preguntas a las cuales muchas de ellas son dificilísimas de responder.
Una serie de preguntas que, a lo mejor, la respuesta viene dada por la propia situación vivida en el interior de la congregación en nuestra ciudad. Es decir, la diferente personalidad de quien era el superior y quien ahora lo es. A lo mejor, quien debería entonar el 'mea culpa' sería el actual superior, en relación con lo vivido con anterioridad y a partir de ahí reconocer errores y, a lo mejor, se entiende probablemente la situación. En la casa familiar del Príncipe llevan viviendo desde tiempo inmemorial los enfermos psíquicos con personas mayores con o sin discapacidad, ya que normalmente los mayores sin discapacidad se encontraban en la casa familiar del Sardinero. Sin embargo, durante el último año y medio en el Príncipe se ha mezclado todo: mayores sin discapacidad, mayores con discapacidad y enfermos psíquicos. Aquí no ha importado, con lo cual la primera pregunta que se me ocurre es la razón por la cual Cruz Blanca no estudió la posibilidad de que las personas que vivían en la Residencia del Sardinero (de los cuales, casualmente, en el tiempo que llevan fuera de este lugar han muerto más del sesenta por ciento), no fueron trasladados a otras casas de la Península como ahora querían hacer con los enfermos psíquicos.
Aquí, Cruz Blanca ha funcionado con sordina, ha funcionado con el freno del vehículo pisado a tope y con el freno de mano echado hasta arriba. Lo cual es malo, seguramente malísimo. Pero tampoco es normal que con la nueva dirección se haya bajado el freno de mano, se haya levantado el pie del freno y que se pise el acelerador hasta el fondo.
Porque entiendo la necesidad de una nueva residencia para enfermos psíquicos, pero también la Ciudad Autónoma tiene el derecho de reorganizar sus parámetros y estudiarlo tranquilamente. Vamos: que si este año no se pide la subvención se puede hacer el año que viene. No pienso que para entonces hayan desaparecido las subvenciones del IRPF que establece el Estado.
Coincido en que el Príncipe debe desaparecer. El proyecto de Cruz Blanca es antiguo, pero también me planteo cuales eran las dificultades para que los enfermos psíquicos continuaran en este lugar hasta que estuviera edificado el nuevo centro o hasta que la misma ciudad se planteara la reorganización de la situación. Porque cuando hubiera llegado el momento del traslado de los mayores de 60 años a la residencia del Sardinero, el resto, los psíquicos se podrían haber quedado en el Príncipe. Porque ese centro no es que no reúna condiciones ahora, es que no las ha reunido nunca.
Repito que lo más preocupante son las prisas del actual hermano superior, porque no las ha explicado correctamente. Viene de un lugar como Huesca y todas las poblaciones no son iguales, ni mucho menos. Ceuta es distinta por muchas razones, pero tontos, la mayoría, más bien que no. Ha actuado con modos que no son propios de una entidad religiosa que pregona sus votos y añade el de amor hacia los más necesitados. Ha actuado más bien como director general de una empresa que necesita presentar una cuenta de resultados. Porque de otra manera no se entiende el cartel que a finales de abril puso en la puerta de la casa familiar que tienen en la carretera de la Junta del Puerto, avisando a las familias que allí se encontraban de que para el quince de mayo debían abandonar el lugar. Luego, con una reunión con la Ciudad Autónoma se solucionó todo. A los mayores los ha querido sacar por la vía de urgencia, con prisas y de malas maneras.
Cuando, miren por donde se ha encontrado una solución alternativa con el pabellón de Nazaret. No me están gustando las formas, que como recientemente repitió alguien, en muchas ocasiones son tan importantes como el fondo. Vamos, más o menos, como decía ayer el mismo Vicente Alvarez en su tira diaria: “Hasta aquí podemos leer”.