“Las deficiencias sobre salud de la prisión son las de su sociedad”

Ayas Ahmadieh, médico del centro penitenciario de Los Rosales, y Abel García, coordinador de la asociación El Rumor, hablan de los cursos de formación a reclusos

Los centros penitenciarios son únicamente un reflejo de la sociedad en la que están inmersos. Así viene a decir Abel García, coordinador de El Rumor, una de las asociaciones ceutíes dedicada a la información y la promoción de la salud en la cárcel de Los Rosales. Además de explicar los contenidos del programa Medisalud, programa que lleva activo en Ceuta “cuatro años”, García tiene también hueco para reflexionar sobre el papel de las cárceles en el siglo XXI, cambiante como las sociedades y sus valores. De una institución fundamentada en la privación de la libertad a otra destinada a la reinserción del preso.

Las deficiencias sobre sexualidad, higiene o hábitos alimentarios que puedan existir entre los reclusos son las mismas que hay en la población en la que habitan. “En la prisión de Los Rosales tenemos un alto porcentaje de presos marroquíes, individuos cuya cultura y religión los carga de una serie de hábitos –también prejuicios– que colisionan con ciertos principios de nuestra sociedad”, señala García. “Por ejemplo, una mujer puede creer contraproducente bañarse durante el periodo de menstruación. Eso es una superstición, la misma que podían tener nuestras abuelas que no tuvieron la ocasión de ir a la escuela”.

Esa es la idea, la provisión de una educación en asuntos de salud a los presos. Ayas Ahmadieh, médico del centro de Los Rosales, informa de resultados halagüeños: en menos de 15 años, gracias a la información sobre hábitos saludables en materia de formación y prevención, han caído a la mitad las ratios en enfermedades como la hepatitis C y VIH. En Ceuta son unos 25 alumnos los que anualmente reciben de modo voluntario los cursos.

Además de estas actividades dirigidas a la prevención de enfermedades de transmisión sexual, son igualmente capitales la sensibilización en asuntos como la higiene personal, la diabetes, la alimentación o la prevención de actitudes violentas, un cuadro ambicioso para lograr que el recluso salga a la calle reinsertado como un ciudadano de pro. Incluso mejor que un ciudadano de a pie.

La salud mental en las prisiones
Las carencias de la prisión de Ceuta son las mismas carencias que pueda tener la sociedad. En Ceuta, la salud mental y el reducido espacio son inconveniente casi pandémicos. Ayas Ahmadieh, facultativo del centro penitenciario de Los Rosales, prevé numerosas bondades de la nueva prisión, actualmente en construcción. “No es igual la idea que se tenía de la institución hace más de 50 años, cuando se construyó la de Los Rosales, que el concepto que se tiene hoy día”, explica Ahmadieh.